“Escombros“, de Pedro López Lara

Poesía definida por la concisión y la originalidad de un lenguaje muy preciso, además de grávido y fluido. Poemas en los que se emplea a veces la rima y en otras ocasiones, la mayoría, el verso libre y blanco. Si bien se da también el caso de composiciones mixtas donde se entremezclan y coinciden de forma voluntaria tanto las estrofas rimadas como las estrofas en verso blanco. Maneras diversas, pues, de concebir y desarrollar los poemas, pero que hablan de la indisimulable atracción que Pedro López Lara muestra hacia el ritmo métrico y la sonoridad armónica del verso entendida al estilo más contemporáneo.

Poemario de temática variada, pero rotando alrededor de un mismo y único eje: la existencia y sus procesos personales, emociones, juicios, cuitas, denuedos, banalidades, propósitos. Y, siguiendo esta señalada dirección, el amor, sentimiento esencial con el que se abre Escombros -"Quiero evocarte así: / fuera del tiempo, ajena / a cuanto rito exija / convicción o creencia”- y con el que se cierra a su vez: “Si algo pudiera cambiar no lo haría. / Porque el proceso entero conducía / a ti, discurría por ti, en ti se hacía / circuito ensimismado que en ti se desenreda”.

Y no podía faltar otra impresión humana básica, como es la huella de la memoria: “Recuerdo / noches que no me recordaban, / los días adyacentes que sabían / demasiado de mí, / noches y días cómplices, / unos y otros confidentes de algo / más poderoso que ellos. / Algo despiadado y viejo”. O también el invencible sabor de la nostalgia: “Devuélvaseme todo: / Niñez acharolada, / embriaguez omnipotente de los veinte años, / el repentino desconcierto ante la muerte, / la magnánima voz de mi padre, / sus últimas palabras, / los amigos que eran para siempre / -vuelvan a serlo-".

Respecto a las grandes y obligadas inquietudes humanas, tales como el propio hecho de sentirse vivos, el imparable transcurrir del tiempo y el final destinado de la muerte, Pedro López Lara escribe poemas lúcidos y admirables, sin dejarse abatir por la aflicción ni arrebatarse por la furia: “Emprendamos despacio la muerte, / demorémonos en el camino / cuanto sea posible, anotemos / no lo que fue -no es tiempo de memorias-, / sino aquello que es y se está yendo”, escribe, con ecos de Cavafis, en “Remates". Y, en “Otra vez”, leemos: “Repartid otra vez las mismas cartas. / Quiero jugar de nuevo esta partida". Aceptación, en suma, sagaz y flexible de esa circunstancia inesperada y accidental que es la experiencia de vivirse, tal como en el poema “Regalo” se rubrica: “Moriremos sin haber entendido / que la vida, en efecto, era un regalo, / algo no usado antes, por completo nuestro, / algo con lo que era posible jugar / a lo largo de los años, muchos a veces, / si bien al fin se cansa y estropea".

Libro intenso y complejo de un poeta agudo, auténticamente penetrante, inteligente y colmado de donoso decir. Poemario donde tampoco podría faltar alguna nota irónica, patrimonio característico y valioso, sin duda, de la poesía de Pedro López Lara. Y, para corroborarlo, se requiere únicamente un solo verso: “Memorias de un amnésico. Mi vida tal cual fue”.

Aún se podría decir más y mejor de Escombros y de Pedro López Lara, pero acaso resulte preferible quedarse corto y dejar que sean los lectores quienes, deleitándose, descubran y admiren la manifiesta calidad del libro.

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9788412529678