Planetas que cantan como sopranos, melodías mesopotámicas que vuelven a la vida, momias que recuperan su voz, armonías prohibidas asociadas erróneamente con el diablo o ritmos que unen a la Tierra con la Luna.
Durante treinta años, Pitágoras se dedicó a divulgar la teoría de la reencarnación y a reflexionar sobre el mundo, acompañado por algunos de sus seguidores. También le dio por tocar la lira y, como Pitágoras era mucho de pensar, en el proceso empezó a preguntarse por qué algunas cuerdas, al combinarse, producían sonidos bellos ―agradables, consonantes―, y otras no.
Así es como descubrió un hecho que hoy sabemos cierto: que existen números sorprendentemente sencillos en la base de la armonía musical. Y estos números son los mismos, desde la antigua Babilonia hasta el reguetón.
Sus proporciones guiaron la historia de la música hasta nuestros días y contagiaron a la física su expectativa de belleza.
Almudena Martín Castro es licenciada en Bellas Artes (UCM), graduada en Física (Premio Fin de Grado, UNED) y ha cursado estudios de Grado Superior de Piano.
Su interés por la ciencia y la tecnología la ha llevado a desarrollar una intensa actividad en el ámbito de la divulgación de estos conocimientos. Ha colaborado en medios como RNE, Quo, Naukas o el Cuaderno de Cultura Científica de la UPV-EHU, así como en el canal del youtuber Jaime Altozano, con casi tres millones de seguidores, y participa con frecuencia en eventos de divulgación como Naukas Bilbao y T3chfest. En 2020, su resolución, junto a Iñaki Úcar, del misterio del metrónomo roto de Beethoven, tuvo una gran repercusión nacional e internacional.
Recibió el premio Tesla de divulgación científica en 2017 y el premio al mejor uso de la ciencia en el reto Space Apps Challen- ge de la NASA en 2019. En la actualidad se dedica al diseño de productos tecnológicos.
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