Con el soporte de la magnífica editorial El Toro Celeste -quédense con ese nombre porque está dando que hablar y lo hará más y mejor en el devenir, por el enfoque multicultural que conforma dicho proyecto-, se ha publicado a finales del pasado año "Música para Hitler", escrita por la madrileña Yolanda García Serrano y el cordobés Juan Carlos Rubio, en los que no me voy a parar a desglosar sus veredas existenciales y sus premios y reconocimientos tanto "literarios" en sentido estricto, como en textos dirigidos a la producción teatral, cinematográfica o televisiva.
El libro comienza con un magnífico introito denominado "Volver a la música", escrito por el profesor e hispanista Enrico Di Pastena, que da paso a la obra en sí y que los autores han dividido en seis partes: Preludio, Alemanda, Courante, Zarabanda, Danza galante y Giga; precisamente, los nombres de los seis movimientos de la Suite nº I para violonchelo de Johann Sebastian Bach, para finalizar con un epílogo de Joan Vives titulado "Pau Casals y las Olimpiadas" y una entrevista realizada por el escritor y dramaturgo Gonzalo Campos Suárez a los autores del texto. Por tanto, no estamos solo ante una obra dramática pelada y mondada, sino que contamos además con dos excelentes interpretaciones, más un diálogo entre dramaturgos sobre la obra en sí. Algo no usual en este tipo de publicaciones.
Vayamos a la obra, porque, en la misma no hay solo teatro, también es una lección de historia, de humanismo, de memoria con mayúscula, y un alegato incuestionable de uno de los más grandes músicos españoles, Pau Casals, en defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos y en contra de cualquier forma de tiranía, en este caso las propiciadas por Franco en España y por Hitler en buena parte de Europa y el mundo.
La derrota de la República en nuestra guerra civil hizo que Pau Casals se instalase en Prades, un pueblo del sur de Francia. Y, es ahí, en esa casa, en donde se desarrolla la acción que se nos cuenta, escenificada por cinco personajes: Pau Casals, Tití (pareja de Pau), Enriqueta (sobrina de Pau) y Johann y Thomas (dos oficiales nazis).
No voy a descubrir las bondades de "Música para Hitler", la obra hay que leerla y, cuando sea posible, verla; porque "Tenemos que pensar que somos la hoja de un árbol. Y el árbol es la humanidad. No podemos vivir siendo una hoja sin los demás. Tenemos que pensar en el conjunto."
Esta frase del texto del que hablamos define a la perfección cierta situación que en estos momentos estamos viviendo de nuevo en los linderos europeos. De nuevo.
Lea el libro. Conocerá algo más de un gran músico, pero, sobre todo, una forma singular y extraordinaria de entender la vida propia y la ajena.
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