Son ya 15 las ediciones que lleva de aquel libro y todavía la reclaman para hacer recorridos literarios por la población que tiene una de las más bonitas y espectaculares estaciones de tren de nuestro país y que allá por los años treinta y cuarenta fue un centro de espionaje mundial. “Para mí podría haber sido fácil escribir una segunda parte de la novela a continuación de su publicación, entonces no me apetecía porque tenía otras ideas, ahora he vuelto con Canfranc, pero este novela no es una continuación de la primera sino una historia que se desarrolla casi en paralelo con la otra. Ambas autoconclusivas, como se dice ahora”, cuenta Rosario Raro. “Con los años, he conseguido una destreza en la escritura. Ahora, suelo publicar una novela cada dos años. Desde el 2012 llevó cuatro novelas publicadas. El cielo sobre Canfranc se ha retrasado un año por culpa de la pandemia. En ella he intentado reflejar la vida de las mujeres a través de diferentes generaciones. En las primeras décadas del siglo pasado, las mujeres eran muy válidas e inteligentes, si hubieran tenido recursos necesarios para estudiar, no hubieran tenido nada que envidiar a las mujeres actuales”, expone la autora con la pasión que la caracteriza. En la novela, Rosario Raro destaca el papel de la mujer española en la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. “Muchos hombres después de la guerra civil no regresaron a casa y otros cruzaron la frontera, por eso las mujeres tuvieron un papel determinante en la resistencia. Colocaron muchas bombas por la zona y sobre todo en el tren, de Jaca a Canfranc hay unos 19 túneles y muchos de ellos fueron saboteados por estas mujeres”, señala. Otro hecho muy significativo que relata es el incendio que sufrió la población de Canfranc a finales de marzo de 1944 que fue totalmente fortuito, pero tuvo muchas consecuencia cómo se verá en la novela. Lo que más quiere destacar Rosario en la entrevista es que “me he valido de muchos testimonios orales para contar esta historia. Después del incendio, se hicieron muchos actos benéficos para sacar dinero y poder reconstruir el pueblo. Se consiguió cinco veces más del necesario, pero incomprensiblemente casi todo el dinero desapareció. A todos los obreros de la zona se les quitó un día de sueldo para la reconstrucción de Canfranc”, expone de manera vehemente. Lo que no sé es por qué se extraña, ya se sabe cómo son los políticos. Alguien se quedaría con los dineros. Y eso que fue un municipio adoptado por el entonces Caudillo Franco. En ocasiones, un gobernador civil mandaba más que un todopoderoso caudillo. “Aquella época fue de una ingenuidad absoluta”En opinión de la autora de “El cielo sobre Canfranc”, “aquella época fue de una ingenuidad absoluta. La sociedad estaba, curiosamente, muy hiperconectada. La información en una dictadura está muy controlada. Se censuraba casi todo. De hecho, hubo tragedias ferroviarias que no se llegaron a sacar en los periódicos de la época, y mucho menos en la radio o en el conocido NODO”, expone Rosario Raro. La escritora comenta que “es la primera vez que ataco una historia de amor en primer plano. Yo no soy especialmente romántica. La historia de amor entre Valentina y el aviador bávaro simboliza el idilio que yo mantengo con Canfranc desde 2013. Necesitaba expresar ese amor y que sirviera de articulación para la novela”.
“En las guerra hay una necesidad de vivir desaforada. Un carpe diem absoluto y una pasión exacerbada. De ahí que el enamoramiento de Valentina, ponga en su contra a sus correligionarias, no hay nada peor que un traidor, por eso, en la novela hay un fuerte componente de valentina y, por supuesto, de morbo. El amor siempre individualiza. Creo que me ha salido una historia con muchas aristas”, manifiesta Rosario Raro. A la historia de amor entre Valentina y Franz, personas de dos mundos muy diferentes y contrapuestos, la ha tomado cariño Rosario Raro. También a Gunter, el veterano alemán que ha estado en tres guerras, la Gran Guerra, la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, y aunque esté alineado con los nazis, él no lo es y sólo tienen un deseo en la vida que es volver a su pueblo, a su granja. “Ninguna guerra acaba bien”, sentencia la escritora y agrega “he querido añadir un elemento de reflexión en la novela”. Evidentemente, ninguna guerra es buena y mucho menos santa. “El estilo literario con el que más a gusto me encuentro es el thriller. Me gusta escribir capítulos cortos y si es posible acabados en un cliffhanger. Yo me debo a mis lectores. Yo soy escritora gracias a ellos, por eso les hago muchos caso y ellos me insisten en que escriba capítulos cortos y atractivos”, concluye Rosario Raro esta fantástica charla. Puedes comprar el libro en:
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