Zarelia: primera periodista ecuatoriana en el siglo XIX, promotora de espacios literarios femeninos

Zoila Clotilde Ugarte de Landívar nació en 1864 en El Guabo. Esta escritora centenaria, (muere en 1969), siempre destacó por su actividad combativa en defensa de los derechos de las mujeres ecuatorianas y del sufragio femenino a pesar de la existencia de grupos de presión en contra. Desde su infancia, en el seno de su familia se respiraba un aire intelectual de ideología liberal.

Fundadora de diferentes publicaciones como Tesoro del Hogar, fue la primera directora del periódico político La Prensa, Espejo…

Madre de uno de los líderes del partido socialista del país, siempre alternó sus labores domésticas con la escritura (poemas, artículos, narraciones…) y la responsabilidad de diferentes cargos institucionales como la dirección de la Biblioteca Nacional de Quito. Luchó por la conquista, desarrollo y mejora de aspectos políticos, sociales y laborales de Ecuador; defensora de la instrucción y la educación a la mujer, capaz de ejercer oficios intelectuales como los hombres.

Denunció y se implicó en las críticas aceradas contra los gobiernos de su país que no dejaban de acumular corruptelas. Sufrió una constante censura en sus publicaciones por reflejar su ideología progresista. Prolífica articulista, valiente para enfrentar la situación de abuso de poder con sus escritos, todo ello sin dolerle prendas y asumiendo riesgos, durante la primera década de la pasada centuria. Ejerció una actividad constante en artículos de contenido feminista; fue maestra y creó una escuela primaria y un colegio nocturno para mujeres, ambos gratuitos, mientras visitaba varias cárceles, donde tras comprobar sus condiciones, denunció la situación de las mujeres presas.

Apasionada de la escultura y especialista en historia del arte, muestra su obra en diferentes exposiciones de importante repercusión.

Durante los años 40 nuestra mujer singular participa como mentora en representación de Ecuador, en la Organización Internacional Femenina del Comité de las Américas de la liga Internacional Femenina por la Paz y Libertad. Su visibilidad resulta, por tanto, notoria, ineludible, difícil de acallar y menos soterrar el liderazgo que emprendía.

El ministerio de Relaciones Exteriores la ha premiado con importantes homenajes por sus méritos periodísticos y pedagógicos. Tras su muerte deja un testimonio vivo y palpable de mujer polifacética y firme patrocinadora de sus férreas convicciones en aras del bienestar social de sus compatriotas y de futuras generaciones de maestras y periodistas no solo ecuatorianas. Sus casi 105 años de edad están plenos de actos arriesgados y de una impronta nada desdeñable como lo refleja la multitud de artículos que se pueden leer en El Grito del Pueblo, El Imparcial, La Ondina del Guayas, entre otros rotativos.

Se trata en definitiva, de un modelo femenino, de carne y hueso, real; de una mujer que creyó en un mejor horizonte para Ecuador.