Ese soldado español al que estudia el autor del libro forma parte inseparable del pasado y presente de España. El libro estudia esos avatares bélicos que han conformado nuestra historia y que han forjado soldados anónimos que intervinieron en las mayores gestas de la historia y, a su vez, en las mayores decepciones. El libro cuenta con numerosas ilustraciones que dan una idea de la evolución de esos soldados que han luchado en los cinco continentes del mundo. ¿Cómo surgió la idea de escribir “El soldado español”? Traté de dar forma a una visión rápida y amena de un aspecto tan importante de la historia de España como es el papel que desempeñaron sus soldados, o mejor sería decir combatientes, lo largo de dos mil años, desde la invasión cartaginesa nuestros días. ¿Por qué la perspectiva desde el combatiente anónimo? Porque es el que mejor representa ese sustrato colectivo de recuerdos y acciones de armas que constituye el cimiento de lo que hoy entendemos por España. ¿Fue la fusión ibero-celta el verdadero origen del combatiente peninsular? Podríamos considerarlo así, aunque en realidad se trataba de tribus de procedencia muy distinta, que en gran parte de la península ibérica se amalgamaban en un componente afín celtibérico. Roma tardó mucho en someterlos, pese a que estaban muy desunidos en las grandes empresas, lo que parece ser una constante histórica. A su favor hay que decir que estos guerreros de la antigüedad hispana derrocharon valor y heroísmo suicida, profesaban lealtad a muerte a sus caudillos y consideraban un sacrilegio entregar las armas. Muchas veces preferían el exterminio a la rendición incondicional, y esto último también era una forma de exterminio. ¿Cuándo podríamos cifrar el origen del ejército español como unidad? Con los Reyes Católicos, en la guerra de Granada. Fueron ellos los que impusieron un ejército permanente y disciplinado, con soldados pagados por el poder estatal de la corona. Antes de eso lo que había era una masa amorfa de combatientes, inconexa y transitoria, con mesnadas y huestes de procedencia señorial o milicias concejiles muy diversa. Fundir esa fuerza dispersa en un ejército fue la gran obra militar de Isabel y Fernando. ¿Han maltratado los dirigentes y políticos de nuestro país a los combatientes y soldados españoles? Respuesta: En bastantes casos, sí. Con frecuencia, milicia y país han ido desajustados y nuestros soldados fueron arrojados a la hoguera de la guerra sin dirigentes capaces dirigirlos con acierto y vertebrar el conjunto del país. Es una queja que se repite desde los tiempos del Cid: “Dios, que buen vasallo si hubiera bien señor”. “Los soldados españoles en el extranjero fueron respetados cuando el país alcanzó peso histórico y también fueron temidos”¿Se respeta al soldado español más en el extranjero que en su propio país? Los soldados españoles en el extranjero fueron respetados cuando el país alcanzó peso histórico y también fueron temidos. Eso es algo que se repite en casi todas las épocas y naciones. A través de la historia, ¿qué soldado encarnaría mejor la esencia del combatiente español? Creo que los guerrilleros de la Guerra de la Independencia contra el ejército napoleónico, aunque eran más combatientes que soldados. Una cualidad que se ajusta en gran medida al carácter militar hispano, receloso de las trabas formales y burocráticas. En la antigua “mili”, antes de que el ejército se profesionalizara, había un dicho repetido y celebrado por la tropa: “Del mando y del mulo, cuanto más lejos más seguro”. ¿Sigue siendo el soldado español el novio de la muerte? Solo los legionarios. Así los llamaron y es su prerrogativa. Ha encontrado diferencias entre el combatiente regular y el guerrillero español de diferentes épocas Son muchas, pero básicamente podríamos resumirlas en que el guerrillero combate “a su aire”, improvisa con plena autonomía y sin atenerse a reglamentos. Solo es dueño del suelo que pisa y sus mayores aliados son la población civil y el terreno. En cambio, el combatiente regular es un soldado uniformado y asentado que obedece lo que disponen las ordenanzas, su conducta está reglamentada y asegurada por la cadena de mando. El “valor, la prontitud en la obediencia y la exactitud en el servicio” componen el “espíritu de la profesión”, como decían las ordenanzas de Carlos III, vigentes hasta época reciente. ¿Qué características y defectos del soldado español destacaría usted? Nunca le han faltado capacidad de resistencia, imaginación, frugalidad y furia a ráfagas. También, como hijos del pueblo al que pertenecen, están condicionados por los defectos y virtudes del conjunto social, con un fondo de desavenencia interior que parece una maldición que se repite. Como decía el canciller prusiano Bismarck, aunque el dicho pudiera ser apócrifo, España es el país más fuerte del mundo, porque lleva siglos intentando autodestruirse sin conseguirlo. El soldado español, benefactor o flagelo de la humanidad. Flagelo de sus enemigos, que para eso están; y benefactor a veces, cuando ha podido serlo y le han dejado. El libro incluye numerosas ilustraciones. ¿Ha sido complicado encontrar dichas imágenes para incluirlas en el libro y por qué decidió incluirlas? Las ilustraciones que acompañan al libro son muy buenos, y todo el mérito en este caso es del dibujante Ricardo Sánchez y la editorial Arzalia.
¿Cuál fue el papel de la mujer española en nuestros ejércitos a través de la historia? En algunos momentos, decisivo, sobre todo en la Guerra de la Independencia; sin olvidar que la gran organizadora militar de nuestra historia fue una mujer: Isabel la Católica. Además, sin mujeres no habría soldados, porque ellas son las madres de todos. En la actualidad, ¿qué aportan las mujeres al ejército? Lo mismo que los hombres, o así debería ser. ¿Cuál es su opinión sobre una jefa del Estado al mando de las fuerzas militares del país? No haría ninguna distinción especial. Creo que habría que juzgarla por sus propios méritos profesionales y como persona. Igual que a un hombre.
¿Cuál ha sido la aceptación del libro en ámbitos militares?
Ojalá sea buena, pero cuando un libro aparece, el deseo del autor siempre escapa a su voluntad. La aceptación, o no, es algo ajeno al propio autor, y casi siempre obedece a factores enigmáticos. ¿Tiene pensado realizar algunas presentaciones del libro en diferentes lugares de nuestra geografía? El día 25 de febrero se presentará “El soldado español” en la antigua academia de Intendencia de Ávila, junto con los dibujos expuestos que ilustran el libro, y la idea es llevar la exposición a otros lugares de España. En eso estamos. Puedes comprar el libro en:
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