Las actividades del hombre son tan varias como distintamente intencionadas; esto es, para el bien o para el mal. Es más, podría decirse, al respecto de este libro, que dos milenios después de la vigencia de esa práctica de la piratería, la significación sigue siendo actual; otra cosa es que al pirata de hoy en día lo consideremos jurídicamente un empresario privado –o algo similar- que recorre los mares para adueñarse por la fuerza de embarcaciones, sea cual fuere su origen. Y la actividad no ha concluido. En fin, también aquí, Homo homini lupus. Al parecer, el término pirata apareció por vez primera en un texto latino del principio de nuestra era. Los Césares de Roma dominaban el conjunto de la cuenca mediterránea. Se consideraba pirata a aquel que saquease el barco de otro, no respetando el derecho de propiedad. El mar, el gran horizonte que se había abierto a la curiosidad humana y que habría de propiciar el escenario del desarrollo cultural y comercial, fue también objeto de disputa de los bienes que podía propiciar, tanto entre las naciones como entre los hombres. Y en ese horizonte pérfidamente didáctico, he aquí que especialmente el imperio británico se había de constituir en un destacado alumno: “Cuando Isabel II –escribe Lehr- envió a personajes como Drake o Raleigh a misiones contra Tierra Firme (misiones que desde el principio fueron incursiones piratas apenas disimuladas), pudo estar segura que la respuesta española –una de las naciones más afectadas en este juego criminal inglés- nunca llegaría a la guerra abierta” Y aclara, al poco, “los soldados de fortuna como los afamados marinos citados eran el arma ideal. Para empezar, eran flexibles (y taimados, cabría decir, disimulando sus pillajes, por ejemplo, como actividades marinas de carácter científico) Si regresaban con tesoros, llenaban las arcas de Isabel, mermando las de España. Si fracasaban o provocaban hostilidad, podrían ser tachados de delincuentes comunes que actuaban sin ningún tipo de autoridad. Y su hostilidad se podría abrir y cerrar como un grifo, dependiendo de la relación de Inglaterra con España (dos de los contendientes más destacados en este enfrentamiento ‘casi mercantil’). Constátese, no obstante, que la contienda de intereses (en otras ocasiones fueron los españoles los protagonistas del desvalijamiento), la piratería, “tiene una larga tradición y se ha documentado en varias regiones marítimas de todo el mundo: no podemos hablar de una ‘trayectoria pirata típica’ Así pues, para dilucidar las continuidades y discontinuidades de la piratería en diferentes culturas y diversos períodos, el periplo de los piratas estará subdividido atendiendo a su ámbito geográfico: el Mediterráneo, los mares del norte y los mares de oriente”. Tales son las grandes regiones que examina el libro. Un libro escrito con un lenguaje vivo y claro, bien documentado, con un aporte gráfico curioso, histórico e instructivo, y que se lee como un texto lleno de aventura y conocimiento de una realidad que conforma todavía, mutatis mutandi, en parte, una forma de la economía actual, global. La consideración de los períodos históricos abarcados se establecen en partes bien diferenciadas: ‘Regiones distintas, de 700 a 1500’, ‘El auge del poder naval europeo, de 1500 a 1914’ período éste que habría de aportar la mayor y más dinámica actividad, pues no en vano coincide con la expansión colonial europea, y, por fin, ‘Un mundo globalizado’, desde 1914 hasta el presente’, donde la actividad cambia de denominación tanto en el terreno bélico como en el jurídico, si bien ese ‘trasiego irregular’ de bienes sigue conformando una parte de la actividad marina actual. No muy alejada en el tiempo, recuérdese que ‘la captura de barcos y sus tripulaciones para pedir un rescate fue esa variante: el secuestro de barcos que atrajo la atención internacional sobre los piratas somalíes entre 2008 y 2012”. Por fin, el interés reciente que llevó a algunos países relevantes a conformar un frente de defensa del Indo-Pacífico como un área libre, en la medida en que, de alguna manera, constituye también un enfrentamiento de intereses entre imperios económicos, tal vez no se debería decir que esté alejado de combatir prácticas ilícitas como posibilidad manifiesta en el disputado mar del sureste asiático. Política y realidad; o viceversa. Puedes comprar el libro en:
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