El régimen conformado por el NSADP, desde el año 1931 hasta 1945, pretendería durar dentro de un Reich de 1000 años, y, con ayuda comunista-soviética inestimable, crearía un caos de 65 millones de muertos. Como hicieron los soviéticos, los nacionalsocialistas consiguieron dominar e infiltrarse en toda la sociedad alemana del momento. Todo lo que se pueda colegir estuvo en poder de los alemanes; el dominio de la sociedad fue total y absoluto, y el maniatado de todos los alemanes sin la más mínima posibilidad de poder ser libres. Y, como es de rigor, los que estorbaban según sus presupuestos políticos fueron apartados o eliminados o exterminados. Existirán dos organizaciones represoras de primera fila, la primigenia de las SA, que solo serían unos matones, y, tras la eliminación de la izquierda nazi y de los católicos comprometidos, en la trágica ‘noche de los cuchillos largos’, solo la Geheime Stadt Polizei/GESTAPO como policía política represora y, sobre todo, las SS divididas en dos estructuras prístinas, una para reprimir y asesinar en los campos de concentración, la otra o waffen-SS para luchar en el frente de batalla. Aquellos hombres de la calavera aterrorizaban pavorosamente a los enemigos en los frentes occidental y, por supuesto, en el oriental, luchando contra los eslavos de la URSS. La oposición alemana al régimen nazi, que existió a pesar de la nula ayuda y falta de respeto de los británicos, hizo lo que pudo para intentar acabar, a fuer de perder su vida, con el propio Führer Adolf Hitler. En esta situación, la gran editorial Edhasa nos ofrece, en su magistral colección de Historia, un libro sobre el batallón 101 de las SS, que se encargó del genocidio de la Polonia conquistada. “A mediados de marzo de 1942, alrededor del 75 o del 80 por ciento de todas las víctimas del Holocausto seguían aún con vida, mientras que del 20 al 25 por ciento habían muerto. Apenas once meses después, a mediados de febrero de 1943, los porcentajes se invirtieron. En el corazón del Holocausto hubo una breve e intensa oleada de asesinatos en masa. El centro de gravedad de estas matanzas fue Polonia, donde en marzo de 1942 todas las principales comunidades judías todavía permanecían intactas a pesar de dos años y medio de terribles dificultades, privaciones y persecuciones, y donde once meses más tarde tan solo lo que quedaba de los judíos polacos sobrevivía en unos pocos guetos y campos de trabajos forzados”. Para conseguir el genocidio de los hebreos en Polonia se diseñó un plan tipo blietzkrieg, y para ello se utilizaron una gran cantidad de SS; en este momento histórico la Wehrmacht ya está comenzando a sufrir; poco tiempo después el péndulo de las victorias germanas se irán situando del lado de los enemigos, sobre todo de los odiados eslavos del ejército rojo, y del otro criminal patognomónico del siglo XX en Europa, Josef Stalin. La catástrofe final de ese curso bélico será la gran derrota del Generaldfeldmarchall Friedrich Paulus, cobarde en Stalingrado y traidor después de Nüremberg. Sobre todo ello estará aquella eficaz máquina de matar hebreos que fueron las SS. El personal alemán de los campos de exterminio era muy pequeño; pero para conseguir desalojar los guetos más pequeños, ya que eran judíos que vivían en pequeños pueblos, eran precisos más efectivos para encargarse de reunir, deportar y fusilar a un amplio número de judíos polacos. El autor estadounidense que es un especialista en todos estos hechos de la segunda guerra mundial y el Holocausto de los judíos, realiza un análisis evolutivo perfecto, desgranando los datos de cómo se comportaron en ese exterminio ritual aquellos alemanes. La presunción y prepotencia germanas eran de tal calibre, que lo escribían y anotaban todo, por lo que en el caso del Batallón que hoy nos ocupa se conserva hasta la lista de los integrantes de este Batallón de Reserva Policial 101. Eran provenientes casi todos ellos de la Hansa, cuya capital es Hamburgo, la gran ciudad donde nació el gran Georg Philipp Telemann, uno de los más grandes de la música del barroco alemán del siglo XVIII. “Fundamentalmente el Holocausto tuvo lugar porque en el nivel más básico unos seres humanos individuales mataron a otros seres humanos en gran número y durante un largo período de tiempo. Los ejecutores de base se convirtieron en ‘asesinos profesionales’”. Algunos de los 125 soldados supervivientes aportaron todo tipo de información al historiador. Aunque todos ellos trataron de reprimir sus recuerdos, y recordar lo que les interesaba con menor compromiso, inclusive falsificando la realidad vivida en los años 40. “A primerísima hora del 13 de julio de 1942, los soldados del Batallón de Reserva Policial 101 se levantaron de sus literas en el gran edificio de ladrillo de la escuela que les servía de barracón en la ciudad polaca de Bilgoraj. Eran padres de familia de mediana edad de clase trabajadora y de clase media baja de la ciudad de Hamburgo. Como se les consideraba demasiado mayores para ser útiles en el Ejército alemán, en lugar de eso habían sido destinados a la Policía del Orden. Muchos eran reclutas novatos sin experiencia previa en el territorio ocupado por Alemania. Habían llegado a Polonia apenas tres semanas antes”. Uno de los análisis que se realizan estriba en considerar lo que ocurrió como una paradoja, ya que aquellos seres humanos, aparentemente normales, se colige que no eran al 100% fanáticos o entusiastas del genocidio a los judíos, y solo un número muy pequeño de ellos parece que eran antisemitas. En realidad cuando se afiliaban a las SS, los alemanes lo hacían por ser fanáticos del régimen y, por consiguiente, de todo lo que representaba ese sistema político intrínsecamente perverso. Las fotos de aquellos soldados reflejan un aturdimiento moral, para transformar el crimen político en algo rutinario y, hasta profesional. Estamos, por consiguiente, ante una obra magnífica, que recomiendo sin circunloquios, directamente y, que estoy seguro que será un acierto obviamente merecido. In illo tempore, la editora radicada en Barcelona, presenta uno de los mejores catálogos de libros de Historia de todas las Españas. Esfuerzo inteligente de la/los editores. ¡Magnífico! “Cuiusvis hominis est errare; nullius nisi insipientis, perseverare in errore”. Puedes comprar el libro en:
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