Del claudicar
Como todos
nació sin terminar
Creció sin terminar
de hacerse
No pudo, no aguantó
renunció al infinito hacerse
Y así siguió por siempre
cumpliendo rituales, burocracias
más o menos plagado de ademanes sociales
e impromptus antisociales
cumpliendo con sumatorias onomásticas
esas inevitabilidades propias
de alguien muy cumplido:
inevitabilidades esquivas
a los procesos de terminación.
*
¿Por qué maté?
¿Por qué maté a la araña?
Yo recogía hojas
de sauce
en la terraza
y las introducía
(¿por qué maté a la araña?)
en una bolsa
plástica
¿Por qué maté a la araña
—agachado—
en esa fresca y soleada
mañana de sábado?
Maté sin pensar, sin respaldar
mi intrascendente pisotón
¿Por qué maté a la araña?
¿Por qué incluí a un caracolito
en la bolsa plástica
sin destinarle
una mirada responsable?
¿No era que yo amaba
a los
caracolitos?
¿Por qué
si esa mañana
fresca
de otoño
yo andaba optimista
chispeante
maté
a la araña?
¿Qué bicho me picó?
¿Por qué diantres maté
a la minúscula araña
que ni araña sería
ya que lucía (creo)
alillas transparentes
pero eso sí (creo)
largas patas
las que configuraron
en el fogonazo
del instante
a esa araña
que aplastó
mi aborrecible
derecha
zapatilla?
*
En abrirse
Tardó
la puerta en abrirse
un buen rato
Yo estaba
ante esa puerta que tardó
en abrirse
un buen rato
Cuando alguien la abrió
yo
estaba cerrado.
*
Rehuyente
¿De cuántas películas me escapé?:
incontables
Hui de la fama
Fantásticamente sé que la mía
hubiera sido una fama irritativa
desde la que no sólo me habrían desnudado
sino que, también, despellejado
Ahora soy todos mis personajes truncos:
pervivo arropado
y anónimo.
*
Raptus
A la suma inicua de mis estructurales
imperfecciones
añado deterioros recientes
y renuncios de cuya cronicidad
bien no sabes
Infórmote
que en mí
definitorio
un raptus ha decidido
decepcionarte
Dejo así que anegue
mi subjetividad
la mezcolanza blanduzca
de materiales abominables
en esta especie de ciénaga.
*
La cama
Es expandiéndome
mientras la procuro
para hacerla mía
repartiéndome en el contacto
desalojándome de los huesos
demandantes de abandono
apenas conexos los huesos
Es sólo allí y en esas
tremendas y deseadas circunstancias
cuando tengo de un plumazo toda
mi puñetera humanidad.
*
Conmigo, a solas
Cuando me quedo a solas con mi corazón
todo es malo o pésimo
Mi corazón
en el remedo del silencio
me enloquece
En el remedo del silencio
y por la noche
él, tan luego él, ese músculo
me amenaza
Añade a los motores de la casa
a las destemplanzas del vecindario
a la agonía de mis pensamientos
su insuficiencia
o arbitrariedad.
*
De mentira, verdad
Un chico de verdad
se siente como un
chico de mentira
El único chico de verdad
se siente como uno
de los tantos y tantos
chicos de mentira
Todos los chicos de mentira
son felices
Algo le indica que es mentira su
recién inaugurada felicidad
al chico que sintiéndose de mentira
no logra desquiciarse al punto
de encarnar en la mentira
su origen de verdad.
*
Imagínote
Imagínote juzgándome pintoresco
oh, tú, grave, aún más que denso
imagínote asesorando en la plenipotencia de tu severidad
Ya ves cuáles, para mí, tus atributos:
grave, denso, severo
Imagínote sólo validando
la concepción adusta
Se me imponen mis pareceres
en base a antiguas sospechas:
por cómo me evitas o saludas
por el arraigo de tu distancia
esa acrimonia
empecinada
No abundaré:
desecharé la tentación:
inhibo la sorna
reprimo la causticidad
me abstengo del sarcasmo
suspendo la socarronería
ni un chiste intelectualoide destilaré
fuera la transversalidad y su desenfado
Mi rencor hoy es grave, denso
básicamente severo, adusto
inserto en la acrimonia
y, sin embargo, pintoresco.
*
Siento lo que ignoro
No es verdad que no recuerdo nada
y es verdad
que dudo
y creo recordar
y es verdad
que no invento.