Tengo la gran suerte de tratar al maestro Morales Lomas hace más de una década y, además, incluso, compartir algún jurado literario en donde su palabra culta moldea el decir con resonancias poco habituales y siempre cargadas de un profundo sentido, que induce a la meditación e incluso al esfuerzo individual por andar la vereda que conduce al conocimiento y a las cosas bien facturadas por la forja que atesora la raigambre.
Morales Lomas pertenece a la Academia de Buenas Letras de Granada, a la Real Academia de Córdoba y a la Academia de Artes Escénicas de España, además de presidir la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, la Asociación Internacional Humanismo Literario y de ostentar la vicepresidencia de la Asociación Colegial de Escritores en Andalucía.
Ha editado un centenar de títulos que sería innecesario citar, dado que la telemática permite obtener dicha información de manera adecuada, y se mueve con una soltura envidiable en los campos de la poesía, la novela, el cuento, el teatro, el ensayo y la investigación.
Comienza Morales Lomas la introducción de esta recopilación de relatos, que contiene libros ya publicados y otros por editar, de la siguiente manera: “Siempre defendí que la literatura es un encuentro con la vida”. Y, no puedo estar más de acuerdo, porque la ficción forma parte del constructo que nos define como seres inteligentes que aran los senderos de la existencia con el aporte necesario de la fantasía. Sin ella no hubiéramos evolucionado y superado al resto de especies que nos acompañan, en este transitar -con tiempo acotado- por la roca que nos contiene y gira imperturbable por el universo.
“El ojo del huracán” contiene más de un centenar de cuentos de diversa extensión y temática, pero, hay un halo en todos ellos, una filosofía, que dice mucho de su amanuense, de Morales Lomas, y de cuáles son sus intereses y las cuestiones que le importan a este escritor malagueño, que, a través de su obra, y dada su edad, se está convirtiendo en uno de los escritores contemporáneos más fecundos de Andalucía.
He tardado un tiempo en finalizar “El ojo del huracán” porque, cuando uno se enfrenta a un libro de relatos, de poesía o de aforismos -afortunadamente muy de actualidad en los últimos tiempos-, la lectura no debe hacerse de forma continuada, al menos a mi entender, dado que el lector, en este caso quien escribe, ha de tomar los mismos en pequeñas dosis, en sorbos cortos, que le permita saborear la totalidad que se incluye en la unidad de cada uno de los textos, para así poder captar la singularidad existente en cada uno de los mismos.
Para finalizar, me voy a permitir copiar un microrrelato de los contenidos en “El ojo del huracán” denominado “El extraño caso de caperucita roja”:
-Siempre sospeché que todo era un cuento -así me lo dijo un día mi hija Kasia-. Es un cuento. Papá.
-¿Un cuento dices? Caperucita Roja fue devorada por el lobo feroz. Después llegaron los hermanos Grimm y la rehabilitaron.
-Papá ¿por qué nos engañabas con el cuento de Caperucita?
-¿Por qué, por qué…? Siempre has querido una respuesta que no te he querido dar. A veces las respuestas son muy crueles. ¿Cómo te iba yo a decir que tu mamá se había ahorcado, lo hubieras creído?
En fin…, un excelente libro para los amantes de la narrativa en corto que debe ser leído.
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