“Con este libro, creo que ya son siete los de la colección de los escépticos”, afirma nada más empezar nuestra conversación. El éxito de esta saga histórica se debe a que en España cada vez hay más escépticos y que estamos hasta el gorro frigio de que nos tomen por tontos los historiadores, cada día más escorados a posiciones extremistas. Y eso por no hablar de los políticos a los que vamos a desmenuzar aprovechando que la Revolución Francesa pasaba por allí. Lo segundo que me suelta el que probablemente sea el mejor jurado de los premios literarios de nuestra piel de toro es que “me jode la corrección política”, y a mí también. Se ve que los años nos hacen cada vez más intrépidos. Después nos ponemos a diseccionar la situación política que estamos viviendo, con la vista puesta a nuestra espalda y al pasado. “La Transición española a la democracia se ha rebajado a una simple transacción”, afirma tajante. Tiene razón, se nos ha quedado en una transacción económica sin más. Todos quieren sacar tajada del papá Estado y de la mamá. Juan Eslava Galán se muestra muy crítico con la situación política que vivimos. Solo hay que pincharle un poco para que comience a dar garrotazos como en un cuadro de Goya. “Al comienzo de nuestra democracia, izquierda y derecha se pusieron de acuerdo, ahora ni se miran. Ya tenía nuestra democracia defectos constitucionales. No hubo que ir a una revolución más vistosa que la simple evolución”, analiza y agrega “esto nunca ha sido una democracia. En tal caso, fallida. Se va escorando más hacia otra cosa. Lo que realmente somos es una partitocracia. El principal problema son las listas cerradas y la ley d´Hont. Y dar mucha cancha a las autonomías”. Aunque con voz queda, para que no nos escuche nadie, me confiesa: la culpa la tenemos nosotros por meter a indocumentados en el Parlamento”. Después de despotricar sobre lo que estamos viviendo, nos adentramos por los caminos de la Revolución francesa. “Lo primero que hay que dejar claro es que la revolución se extiende durante diez años. En un principio era una revolución perfectamente pacífica. Los tres estados y el rey accedieron al cambio y éste hasta se puso la escarapela revolucionaria. Por ello, todas las monarquías extranjeras reaccionan contra la francesa. Hubo una represión contra la quinta columna y el rey comete la torpeza de huir. Se puede decir que la familia del monarca vivía en una burbuja. El “ciudadano Capeto” traicionó a la revolución que en un principio había aceptado. “El motín de Esquilache fue nuestra revolución francesa”“Hubo muchas etapas dentro de la Revolución y siempre estuvo presenta una presión exagerada de las monarquías europeas, entre ellas la española. Fue una especie de autodefensa”, recuerda el autor jienense. Enseguida la guillotina se hizo con el título de “símbolo de la Revolución”. “Hasta los pendientes les daban forma de guillotina”, recuerda con una sonrisa en los labios. En España, afortunadamente, no hubo levantamientos, pero lo que sí ocurrió fue que se produjo “El motín de Esquilache que fue nuestra Revolución francesa. Se secuestraron y asesinaron a unos cuantos guardias valones, pero nada más. No fue comparable con lo que sucedió en Paris, que, en aquel entonces, era la ciudad más poblada de Europa con 600.000 habitantes”, rememora el historiador y escritor andaluz. Ahora, me vuelve a sorprender con una afirmación de las suyas: “a mí, me parece encantador Robespierre. Le encantaba ser un señorito. Solía decir que: yo no soy sospechoso de nada porque todos robáis y yo no. Cuando le dan el tiro en la mandíbula se olvida de todo y quieren que le llama monsieur. Para mí, los revolucionarios son gigantes de la historia, este era un pobre hombre sobre un grupo de indocumentados. Solo tiene buena percha. Solo consignas”, elucubra Eslava Galán.
“El tema de la Revolución es muy complejo. Saqué unos cuantos personajes españoles en el libro para enhebrar los sucesos. A muchos profesores les gusta como cuento la historia y utilizan mis libros para sus clases. Los historiadores escriben para otros historiadores. Eugenio d´Ors fue un gran historiador, cuando le dictaba a la secretaria sus artículos se le entendía bien. Lo que hicieron fue oscurecerle para que no tuviese tanta difusión”, señala el autor de “La Revolución francesa contada para escépticos”. Para ir terminando, Juan Eslava Galán se explica a sí mismo. “Hay que escribir para los taxistas y para los escépticos. Yo no estoy en posesión de la verdad, expongo lo que yo estoy de acuerdo, pero es el lector el que tiene que sacar sus propias conclusiones. Tenemos el mayor grado de libertad que hay en el mundo. Iguales somos ante la ley. Y en cuestión de fraternidad estamos mejor que otros. Aun así, nos vamos a la mierda. Ya no tenemos hijos. No tenemos con que mantenerlos. Los musulmanes tienen muchos hijos. Dentro de poco habrá una mayoría musulmana en España”, opina. “No hemos aprendido nada ni lo vamos a aprender. Eso pasó con la Revolución Francesa, Napoleón fue una consecuencia y llevó la revolución a todos los países que conquistó. Luego sus generales y mariscales protagonización el mayor saqueo de la historia hasta entonces. ¿Para qué sirvió la revolución? Eso lo tendrán que valorar los lectores”, concluye este escritor sabio como pocos y que se ha afeitado la lengua para hacer esta entrevista. Puedes comprar el libro en:
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