Jose Torresma había trabajado ya en muchas producciones cinematográficas y teatrales antes de dar el paso de ir a Los Ángeles. Para mejorar en su profesión quiso realizar algún curso de interpretación en el extranjero. Después de mucho investigar consiguió encontrar un curso muy interesante para su profesión y económicamente accesible a sus ahorros. Londres se le escapaba de las manos y alguno más en otras ciudades igualmente célebres para el mundo del cine.
“Todo pasa por algo”, dice en un momento dado Torresma en su libro; así que decidió hacer la maleta, dejar familia y amigos y emprender un periplo de algo más de dos años en Hollywood. “Los sueños a veces se cumplen” y su sueño estaba a punto de realizarse gracias a su persistencia. Ese viaje lo cuenta en primera persona y de una forma muy coloquial y vigorosa. Su forma de escribir tiene muchas cualidades como la inmediatez, el humor y la cercanía. Leyendo el libro, parece que estamos compartiendo con él mismo viaje.
Cuenta su historia, una autobiografía de esos dos años, de forma muy amena. Con él descubriremos cómo es la vida en Los Ángeles. Pero no sólo la vida profesional, también la personal. Iremos con Jose Torresma al cine, pasearemos por las avenidas más cinematográficas de la ciudad y nos encontraremos con actores que hemos visto innumerables veces en los cines. Clint Eastwood será unos de ellos y con el que hablará y éste actor le confesará que le gusta mucho España y que hizo tres películas en nuestra tierra. Pero no es el único, Ray Liotta, Matthew Modine, Juliette Lewis, Liev Schreiber o Josh Brolin serán algunos de los muchos actores con los que se topó en Hollywood Boulevard o en el supermercado. Y todos ellos le atendieron con amabilidad y sencillez. ¡A cualquiera le gustaría haber estado en su pellejo en esos momentos!
No sólo nos cuenta los pasajes más glamurosos de sus vivencias, también se detiene en los momentos más campechanos e íntimos. Las amistades que hizo, cómo hacía la compra, qué compañeros de apartamento tuvo, qué trabajos tuvo que hacer para sobrevivir y muchos más momentos más o menos íntimos. Para Jose Torresma “el instinto de supervivencia del ser humano es infinito” y él lo demuestra en su narración.
En ciertos momentos, su aventura tiene mucho de libro de viajes porque el autor balear aprovecha los descansos de su aprendizaje para visitar poblaciones cercanas a Los Ángeles como San Diego donde tiene una experiencia, digamos, paranormal. Y donde realizó una sesión de espiritismo en el mismo Queen Mary, también visitó alguna de esas mansiones que tanto utiliza Stephen King en sus novelas más terroríficas, que deben ser todas.
Otro de los pasajes más aleccionadores es en el que cuenta su experiencia con la secta de la Cienciología, unos hábiles manipuladores que bajo el paraguas de la religión vende cursos de ¿autoayuda? a las desprevenidas personas que quieren mejorar en su vida. El autor del libro, rápidamente se da cuenta del montaje que tienen los seguidores de L. Ron Hubbard y en donde han caído famosísimas estrellas del cine americano.
Estamos, pues, ante un libro muy variopinto, entrañable y atractivo donde las experiencias de este actor nos hace deleitarnos con su lectura. No me extrañaría que Jose Torresma siguiese el nuevo camino emprendido con “Aventuras y desventuras de un actor en Los Ángeles” con otras entregas de sus experiencias profesionales. La verdad es que se lo agradeceríamos sus lectores.
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