La comedia parte de un equívoco demasiado obvio. Dos personas que se llaman igual, Javier García, son confundidas en una aerolínea de low-cost cuando son llamados para intentar solucionar diferentes problemas que hay en dicha empresa. Uno intentará solucionar los problemas económicos de la empresa con un plan específico de reflotación de la empresa y él otro se encargará de arreglar un avión varado en un hangar y que los mecánicos de la empresa no son capaces de reparar.
Como ven, el planteamiento es el de una comedia de enredo al uso, donde una persona suplanta la personalidad de otra. Tópicazo de la marca España. Parece que los humoristas y guionistas españoles siempre repiten los mismo clichés, salvo en contadas ocasiones. Para ello, la cineasta navarra se ha valido de un plantel de actores televisivos que parecen todos salidos de la misma factoría: las vulgares cadenas privadas de televisión. Lo lamentable es que las televisiones públicas entren en este juego para tener contentos a sus actores de pesebre. Todos están en su papel, es decir, cumplidores y haciendo lo que se espera de ellos, salvo Eva Ugarte y Alexity con son un soplo de aire fresco en una cinta llena de tópicos. Muchos interpretándose a sí mismos.
Hay que reconocer que algunos de los gags son muy buenos, aquí se nota la mano de la directora. A la altura de “Aterriza como puedas” o de películas de semejante jaez. Sin embargo, el humor que desprende la cinta es totalmente previsible y se nota mucho la presencia de José Mota, un humorista venido a menos como podemos ver todas las semanas en su nueva producción para la televisión pública. De hecho, muchos personajes que desfilan por la película han salido de ese programa. Sus amiguetes, qué raro que falte Santiago Segura.
Ni que decir tiene que la película se basa en una serie de equívocos que tienen una credibilidad nula. Quizá el humor no deba tener esa función, pero un guión sí tiene que tener esa cualidad. El espectador debe sentir que lo que se le cuente, aunque sea con humor disparatado, es algo posible y creíble. Además de los gags, hay otros aciertos en los muchos chascarrillos que dicen y que son bastante graciosos e ingeniosos. Sin embargo, desprenden un tufillo a rancio, a algo que ya hemos visto mil veces, al menos.
Aun así, la cinta se deja ver con curiosida, sobretodo para saber como terminan las rocambolescas historias de amor que narra, y llegamos en algunos momentos a sonreir. En la premier de la película varios actores hicieron un alegato sobre la seguridad del cine. Evidentemente, sí hay esa seguridad y la productora se encargó de ello con acierto. Podemos decir que hoy el cine es seguro. Y el cine necesita espectadores aunque sea para ver películas de este tipo. Como crítico, me fastidia las ayudas que el cine recibe del Estado. ¡Ya podrían tener las mismas ayudas los escritores o los periodistas! Es verdad que esas ayudas valen para crear muchos puestos de trabajo, pero se podrían utilizar mucho mejor. Se me ocurren más de mil ideas para ello. Haré lo mismo que José Mota dijo al inicio de la premier: “si no les gusta la película, recomiéndeselas a sus enemigos. Así, lo pasarán igual de mal que usted”. No se la puedo recomendar a mis amigos, pero sí a mis enemigos. Esperen a verla en televisión y gasten su dinero en cosas mejores como un libro, por ejemplo. Aun así, sé que la cinta será todo un éxito. España y yo somos así. Nos gusta lo cutre.