Protagonistas a veces conocidos, a veces secundarios, a veces anónimos, que ilustran el impacto de la pandemia de la COVID-19 y de las epidemias precedentes, la omnipresencia del poder del Partido Comunista con su represión de la disidencia y la corrupción, así como aspectos tan variados como la adicción al lujo de las elites chinas, las inquietudes de Hong Kong tras la retrocesión de soberanía del Reino Unido a China, o la vida en los confines del milenario Imperio del Centro.
“Si hubiese sabido lo que iba a pasar, hubiera ignorado la reprimenda y lo hubiera gritado a los cuatro vientos”. Con esta franqueza, la doctora Ai Fen, jefa del servicio de Urgencias del Hospital Central de Wuhan, confesaba sus remordimientos por haber mantenido en secreto la existencia de este virus mortal durante tres semanas, como recuerda Isidre Ambrós en otra crónica en la que narra la infortunada existencia de esta sanitaria desde que se avanzó a las autoridades al señalar la gravedad de la pandemia. Son dos de los diversos perfiles humanos con los que el autor se acerca a la realidad de la COVID-19 en China y de anteriores epidemias, como el SARS o la Gripe A (H1N1).
Isidre Ambrós, retrata con precisión en La cara oculta de China a una sociedad con sus contratiempos y alegrías, con sus apuros para llegar a final de mes y sus humildes aspiraciones. Sesenta y un reportajes, que incluyen material inédito, en los que el autor recorre el vasto terreno de China y plasma relatos como el de Wang Mingqing, un taxista de la ciudad de Chengdú, la capital de la provincia de Sichuan, que tras veinticuatro años de búsqueda encontró a su hija, desaparecida con tres años. O el destino dispar, de los nietos de Mao Zedong (un camarero y una ejecutiva de éxito) y de los descendientes de la última dinastía imperial.
En definitiva, vivencias que nos acercan el lado más humano, e inhumano en ocasiones, de la cultura milenaria china. El final de Wu así lo muestra, una mujer de 43 años que murió tras pasar cinco semanas encerrada en un ascensor sin que nadie se diera cuenta de que estaba desaparecida. Veintisiete años entre rejas pasó Miao Deshun, el último prisionero de Tiananmen. Isidre Ambrós nos acerca la historia de un obrero sin cualificación que se negó a firmar cualquier papel que lo inculpara en las protestas prodemocracia de Tiannanmen y lo
pagó con la pena más larga de todas las sentencias. Un trabajador sin conexiones políticas por el que nadie intercedió.
Isidre Ambrós (Barcelona, 1956) es periodista y experto en asuntos políticos y económicos de la región Asia-Pacífico, sobre los que escribe en diversos medios y centros de investigación. Ha trabajado para el diario La Vanguardia desde 1984 hasta el 2018 y ha sido corresponsal para este periódico en Pekín, Hong Kong, Berlín y Bruselas. Es autor de los libros ‘30 Europas’ (2004) y ‘Management mediterráneo. Una alternativa al management anglosajón’ (2003). Fue presidente de la Asociación de Periodistas Europeos de Cataluña y es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Barcelona.
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