Mientras Sam trota sin mucha convicción por el madrileño madrileño viaducto de Segovia, un desconocido se dirige a él y asegura ser su amigo del alma, Alberto Delgado, al que hace más de diez años que no ve.
¿Es posible que alguien no reconozca a su mejor amigo? ¿Por qué razón querría nadie hacerse pasar por el mejor amigo de otra persona?
Alberto ha cambiado muchísimo, pero para mejor: pertenece al cuerpo diplomático, nada en la abundancia y tiene un aspector estupendo, incluso conserva el mismo pelo que tenía veinticino o treinta años atrás. Por su parte, Sam ha engordado, su descuido indumentario es completo (igual que el de su piso, donde pasa casi todo el tiempo), malvive de unos erráticos encargos laborales y debe varios meses de alquiler. En su juventud, Sam era un escultor que prometía, y Alberto, un poeta en ciernes. Pero ninguno, ni Sam el Gordo ni Alberto, el Flaco, podía imaginar lo que iba a llegar a depararles el futuro.
Javier Puebla ha sido galardonado con diversos premios, tanto en prosa -Premio Nadal por Sonríe, Delgado; Premio Berenguer por La inutilidad de un beso- como en poesía: Premio Vicente Presa por El gigante y el enano. Es también autor de la novela El hombre que inventó Madrid. En 2010 recibió el Premio Cultura Viva por el conjunto de su obra. Es el primer escritor en la historia de la literatura en haber escrito un cuento al día durante un año: El año del cazador; 365 relatos que encierran una novela dentro. En 2005 fundó el taller 3Estaciones y la editorial Haz Milagros. Cineasta, escritor, columnista y viajero, también ejerció funciones diplomáticas en Dakar durante cuatro años, y allí escribió Pequeñas Historias Africanas, Belkís y Blanco y negra. Gusta de afirmar en las entrevistas que nació para contar historias.
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