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“Cartas a una vieja poeta”, de Miguel Gaya

viernes 27 de septiembre de 2024, 08:07h
Cartas a una vieja poeta
Cartas a una vieja poeta

El sello argentino Hugo Benjamín distribuyó en librerías un nuevo título del reconocido poeta, narrador y periodista local, Miguel Gaya, varias veces premiado por su fecunda obra literaria.

Entre otros autores y autoras, Jorge Luis Borges (1899-1986) nos fue acostumbrando a la lectura de volúmenes híbridos, donde se intercalan prosas, prosas poéticas y poemas. Hace décadas la posmodernidad sancionó que ya las fronteras entre géneros resultaban ser más difusas y que los textos podían atravesar formalmente de un campo al otro sin que los fundamentalistas categorizantes tuviesen derecho a imprecar a los cielos por la pretendida afrenta.

A esta estirpe mestiza pertenece Cartas a una vieja poeta (1), el patchwork que nos ofrece la buena pluma del argentino Miguel Gaya, que no es obra de retacería sino genuina amalgama de recursos literarios para afrontar la ardua tarea de referirse a muy variadas tópicas, tantas como las que atraviesa meridianamente este cuidado producto de artesanía escritural muy bien entendida.

Comprendemos que la elección formal de Gaya, que del oficio entiende y mucho, fue la más acertada. Solo con la complementariedad que suman poesía y prosa, cuando se conoce cómo montar al mismo tiempo dos caballos para llegar a la meta buscada sin ser derribado, es factible obtener la victoria sobre tantos obstáculos como ofrece una diégesis de tanto despliegue. Es que Cartas a una vieja poeta se ocupa, a ver y resumiendo muy groseramente:

a) de cómo era ser joven en la turbulenta y peligrosa Argentina de las postrimerías de los ’60 y los inicios de los ’70, bajo la dictadura militar que detentaba el poder en ese amargo entonces;

b) de la presencia de la poeta y novelista Irene Gruss (2) compatriota del autor y a quien está consagrado este tan efectivo dispositivo literario; la admirada creadora argentina es la sombra querida que se cierne sobre todo el andamiaje erigido por Gaya, tal como Lawrence George Durrell (1912-1990) procedió con la impronta de Konstantínos Kaváfis (1863–1933) en su tetralogía The Alexandria Quartet (3);

c) de la correspondencia entre dos ficciones, el autor de las misivas y Claudia, su destinataria, que es la argamasa con la que Gaya liga las secciones de todo el conjunto, evitando que se desbarate al intentar -con éxito notorio- poner en relación directa tantos coprotagonistas, personajes secundarios y terciarios, circunstancias de la más variada índole, los múltiples corredores del pasado con el presente diegético donde instala la pluma o, mejor dicho, presiona las teclas.

Queda mucho, muchísimo por decir acerca de este flamante lanzamiento del sello Hugo Benjamín, de tan sobria como cuidada edición, y la extensión propia de una reseña, que no es la de un ensayo, impone sus límites, aunque me queda el recurso de citar brevemente el excelente prólogo de la poeta, narradora, dramaturga, ensayista y cronista María Teresa Andruetto (1954), que tan acertadamente abre el volumen: “Un proyecto existencial. La cronología permite atisbar los acontecimientos y los altibajos de la relación entre experiencias y literatura, la errancia por distintos espacios culturales, distintos caminos estéticos y amorosos, marcado todo por la pertenencia a una generación. Y las relaciones con lo acontecido, pero también con lo imaginado, las incesantes —muchas veces desoladoras— transformaciones de los contextos políticos y sociales. Un reconocimiento de lo transcurrido, ya no la biografía de una mujer sino, en su conjunto, la metáfora de una época. La vida de Claudia narrada desde ese yo narrador que también habla de sí, y que a/en/con esa segunda persona interpela y transforma la fragilidad de la existencia, la inconsistencia de los sentimientos, la precariedad del mundo, desde una memoria que anhela que todo hubiera sido diferente... La búsqueda de una belleza que consuele”.

Mucha razón llevan las palabras de la Andruetto y cierro: ciertamente Miguel Gaya logró encontrar con plena belleza escritural aquello que nos conforte, siquiera por unas horas, de un pasado que se empeña en volver, con todo lo que eso significa y acarrea. ¿Puede ahora, después de haber leído esto, el lector privarse de esas horas?

El autor

El poeta, narrador y periodista Miguel Gaya nació en Ayacucho, Provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1953. Ha publicado, en poesía, los siguientes títulos: La vida secreta de los escarabajos de la playa (1982), Levanta contra el viento la cabeza oscura (1983), Colección Robin Hood (1994), Siluetas en la corriente del río (2000), Los poetas salvajes (2003), Lo efímero y otros poemas inestables (2009), Mediterráneo (2011), El alma y otros lugares (2012), Cabeza de Artista (2016) y Tríptico de la memoria (2022). En novela son de su autoría: Contemplar ese animal sangriento (2008), Una pequeña conspiración (2012), Resurrección de un comisario (2015), Las hormigas argenti­nas conquistan el mundo (2020) y El desierto invisible (2023). Ha recibido los siguientes reconocimientos por su labor literaria: el XXV Premio Clarín de Novela y el Taty Almeida por Trayectoria en Defensa de los Derechos Humanos (2022) y fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en 2023. Parte de su obra poética ha sido traducida a varios idiomas y participa de diversas antolo­gías nacionales y del extranjero.

NOTAS

(1) Editorial Hugo Benjamín, con prólogo de María Teresa Andruetto, ISBN 978-631-6548-24-5, 144 pp., Buenos Aires, 2024. https://hugobenjamin.com.ar/

(2) Irene Gruss (1950-2018) es una de las voces más destacadas de la poesía argentina de la segunda mitad del siglo XX, autora de casi una veintena de poemarios y una nouvelle, así como notable coordinadora de talleres literarios y formadora de sus colegas de letras. En los ’70 fue cofundadora del taller Literario “Mario Jorge de Lellis” (encuentros que son también evocados por Miguel Gaya en el volumen que nos ocupa), que impulsó y renovó el estilo coloquialista propio de la generación poética de la década anterior.

(3) Durrell, Lawrence George, traducido al español como El cuarteto de Alejandría, consta de cuatro novelas, titulados Justine (1957), Balthazar (1958), Mountolive (1958) y Clea (1960), sucesivamente publicados por Faber & Faber, Londres, Reino Unido.

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