Pablo Gutiérrez ha sido seleccionado por la revista Granta como uno de los mejores narradores jóvenes en español. Ha publicado diferentes novelas, pero esta es su primera incursión en la literatura para jóvenes. En la entrevista, nos cuenta varios secretos de su novela y lo que ha significado para él este reconocimiento. Acaba de ganar el Premio Edebé de Literatura Juvenil 2021. ¿Qué le ha significado conseguirlo? Una enorme felicidad, por supuesto, y también la oportunidad de encontrar nuevos lectores. ¿Cuándo decidió presentarse al premio? Cuando caí en la cuenta de que tenía una buena historia entre manos, y especialmente cuando encontré la voz narrativa adecuada para contar esa historia. Un escritor puede tener una buena planificación del tema, de los personajes y de la estructura de la obra, pero hasta que no encuentra esa voz la novela no comienza a existir. Hasta ahora no había escrito ningún libro dirigido al público juvenil. ¿Por qué decidió dar este paso? Me pareció un puente natural que unía dos facetas de mi vida, la del novelista y la del profesor de enseñanza secundaria. Doy clases en un instituto de Sanlúcar de Barrameda, y una buena parte de mi trabajo consiste en leer juveniles. ¿Se plantea de forma diferente su escritura cuando se dirige al público adulto que al juvenil? He descubierto (y no lo sabía) que el esfuerzo, la dedicación y el tiempo que exige una novela juvenil son los mismos que los de una novela convencional, es igual de difícil y te obliga a tomar las mismas decisiones. La diferencia, claro, está en el receptor final de tu obra, y en ese sentido siempre tuve en cuenta que el lector joven será más impaciente conmigo. ¿Es el público juvenil la antesala del adulto? Supongo que sí, pero tiene sus propias inquietudes y preocupaciones, creo. Pero sí, un lector joven puede convertirse en un lector adulto si encuentra las lecturas adecuadas por el camino. “El síndrome Bergerac” es el título de su novela ganadora. ¿Qué es dicho síndrome? Es un trastorno muy frecuente en la adolescencia que consiste en esconder tus propios méritos detrás de otro, por miedo al ridículo y por inseguridad; igual que el pobre Cyrano se esconde detrás de Christian para seducir a Roxana. Pocos jóvenes conocerán la obra del poeta francés Cyrano de Bergerac, supongo que más la película. ¿Qué vigencia tiene este poeta en la actualidad? Espero que los lectores puedan conocerlo a través de esta novela. No sé qué vigencia puede tener, supongo que muy poca, pero lo cierto es que el personaje de Cyrano es el de un gran adolescente, inseguro, bravucón, apasionado y acomplejado por su aspecto. “Cyrano de Bergerac es mi personaje favorito de la literatura universal”Cyrano de Bergerac poseía una de las narices más famosas del mundo, en rivalidad con Francisco de Quevedo o Rossy de Palma. ¿Ha escogido ese personaje porque su nariz imprime carácter? Y también porque es mi personaje favorito de la literatura universal. En la actualidad, en las redes sociales ocurre algo similar a las gestas de Bergerac. Se oculta el autor detrás de un Nick, como antes se ocultaba en las sombras el poeta. ¿Ha querido hacer una metáfora de aquella época y usos? No exactamente, pero tienes razón con la comparación. La poesía están teniendo mucha difusión en las redes sociales. ¿A qué atribuye ese éxito? No quiero ser sarcástico ni cruel, pero me temo que esa poesía que triunfa en las redes no será recordada durante mucho tiempo… Y sinceramente espero que no se convierta en un paradigma. Esa poesía creo que triunfa, como dices, más por la actitud, la estética y la apariencia de sus autores que por el contenido o la forma de los versos. Con excepciones, se trata de una gran burbuja literaria, y probablemente triunfa porque es fácil, reduccionista y poco comprometedora. Sin embargo, el teatro con la pandemia vive horas bajas. ¿Ha escrito su novela para contribuir a que no se pierda el arte escénico? Antes de la pandemia, justo antes, no era así. Hay cientos de compañías, profesionales y de aficionados, y decenas de obras en cartel en las grandes ciudades. El teatro es un espectáculo analógico y fugaz, va justo en contra de los tiempos, y quizá ésa sea su gran ventaja.
En el teatro, ¿las palabras tiene la capacidad de crear realidades? En eso consiste. Decía Lorca que el teatro es la poesía que se levanta del libro y se pone en pie. Pues exactamente eso. La novela está narrada en primera persona por la voz de Velia. Si para un hombre es difícil adoptar una voz femenina, me imagino que si encima es joven será más difícil. ¿Cómo le ha resultado la experiencia? No creo que sea más difícil ponerse en la piel de una chica joven que en la de, no sé, un soldado de la Segunda Guerra Mundial o un centurión romano. El género o la edad no me parecen un gran obstáculo. En mis novelas anteriores (casi todas) las protagonistas eran femeninas. ¿Quién es la verdadera protagonista de su novela, Velia o la nariz? Velia, sin duda. Sin su voz y su sensibilidad no habría novela. En la novela cita muchas obras clásicas del teatro y de la literatura universal. ¿Ha querido que esas obras se han conocidas por un público que cada vez tiene menos acceso al teatro? Por una parte sí, hay un esfuerzo “didáctico”, si quieres llamarlo de esa manera, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una novela dirigida al lector joven. Pero por otra parte esas citas y esas obras forman parte de mi mundo y de mis referencias, así que era un terreno familiar. Ahora que ha probado la literatura juvenil, ¿va a escribir alguna novela más del género? Sí, es posible que vuelva a intentarlo. De hecho, simultáneamente a la publicación de El síndrome de Bergerac he publicado otra novela juvenil, Memoria de la chica azul. El azar ha querido que coincidan en el tiempo. Puedes comprar el libro en:
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