Hay quienes piensan que sobre lo acontecido en la guerra civil española está todo dicho, y no es cierto, ni mucho menos. Más bien todo lo contrario. En primer lugar, porque la Historia siempre fue -y posiblemente lo será también en el devenir- contada por los vencedores, por quienes consiguieron doblegar las voluntades de los otros. Esos que hubieron de aceptar a rajatabla y sin rechistar, la tiranía, el desprecio, la persecución, el odio, la cárcel, la incomprensión, la burla, el ultraje, el vilipendio o la humillación constantes tanto hacia ellos como hacia sus familiares.
También porque la instalación de la dictadura franquista trajo para los españoles la friolera de casi cincuenta años de oscuridad (aún estamos, en nuestros días, litigando con la familia de los Franco patrimonios que eran del Estado, o sea, de todos, y de los que se apropiaron porque les salió de la entrepierna a tan dignísimas autoridades), de silencio, de falta de reconocimiento de las barbaridades cometidas, de crueldad, de miseria, de hambre, de mujeres de negro luto y cabeza gacha rebuscando con qué alimentar a sus hijos, de hombres escondidos en el monte en oscuras cavernas, con el oído presto porque cualquier ruido anómalo era portador de una chorrera de balas por parte de los ojeadores del régimen.
Los personajes tanto principales como secundarios de “Eras la noche” tienen una credibilidad en el decir y en el hacer o no hacer, que a uno le pareciera cuando lee la novela, estar pasando por las mismas negras vicisitudes que ellos vivieron, o bien pudieron haber vivido otros en la realidad, en el caso de los ficticios.
La novela de Ramón Pérez Montero contiene un relato de la historia de nuestros antepasados más cercanos, nuestros padres y nuestros abuelos. No estamos ante una fábula ni ante una leyenda, dado que la misma se basa en hechos reales acaecidos entre las sierras de Ronda, Grazalema e incluso el Campo de Gibraltar, para, sobre la misma, montar una ficción vigorosa, llena de lúcidas introspecciones de los personajes, que nos inocula en las entendederas un dibujo electrizante de los avatares que hubieron de transitar los perseguidos por el régimen franquista.
Pero, a pesar de que el espacio narrativo ha sido acotado como se dijo, a los lugares mencionados, las vivencias que se nos cuentan bien pudieron haber sucedido en cualquier otro lugar de España y del mundo, en los que se produce una guerra fratricida motivada por la asunción irregular del poder a través de la fuerza de las armas, en este caso, por un golpe de Estado contra el régimen constitucional vigente en el momento, como es sabido.
“Eras la noche” es una novela sobre la desdicha que acompaña a todos los perseguidos por pensar o actuar de diferente forma a la que establecen los cánones de una dictadura; también de las cuitas y pesares de los que imaginaron un mundo más justo y solidario; de aquellos a los que nada les queda excepto la robustez de sus ideas y que se rebelaron contra la opresión, no aceptando convertirse en ganado, en animales, en objetos desechables, o que no admitieron ser cosificados y vivieron durante años y años escondidos como perros en las cuevas de las sierras, al albur de la intemperie y a la espera de la muerte.
Una excelente obra que, como dije, debe ser leída, porque no está todo dicho, no, sobre nuestra guerra civil, y, como dato palmario, ahí están por encontrar todavía infinidad de fosas comunes en las que duermen el sueño de los olvidados infinidad de españoles a los que se les segó la vida solo por pensar diferente, de una otra forma, o, si me apuran, porque pasaban por allí.
Puedes comprar el libro en: