En “Tomás Nevinson” Javier Marías recupera al personaje protagonista de su anterior novela “Berta Isla”, un espía español nacido en el barrio madrileño de Chamberí, que fuera captado por los servicios secretos británicos en su día, y con los que mantuvo durante largo tiempo una relación de dependencia, hasta su “retiro” en la embajada española de dicho país en Madrid.
El objetivo que los servicios secretos británicos le encargarán a Nevison ahora, que no está por la labor de dejar su estado de letargo, es localizar e identificar suficientemente a una mujer, en una ciudad del noroeste de España que no se cita, con ascendencia española y norirlandesa, que según los datos que obran en poder de quienes le hacen el encargo, habría participado, al menos desde un punto de vista económico, logístico y puede que organizativo, en atentados de ETA y el IRA. Como cobertura le proporcionan un trabajo de profesor de inglés en un instituto, para que pueda vigilar a una lista de tres mujeres, una de las cuales, debiera ser la terrorista que busca.
No soy muy partidario de leer novelas muy extensas. Alguien pensará que esto es una tontería como otra cualquiera, pero, soy más de aquellos, que, como el maestro Borges decía en “Ficciones”: “Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos.” Bueno, pues, dicho lo anterior, “Tomás Nevison” tiene 680 y en momento alguno me he sentido cansado de su lectura; Javier Marías ha sabido mantener en todo momento mi interés por lo que se cuenta en la misma, no en vano es uno de los narradores más grandes de Europa, aunque muchos lo nieguen.
En la novela hay múltiples y variadas reflexiones éticas sobre el terrorismo, las conexiones existentes a nivel internacional entre las diferentes organizaciones que se dedican a amedrentar a la sociedad y por tanto a los Estados, cometiendo crímenes execrables se miren por donde se miren, dado que jamás podrá justificarse la muerte de inocentes en aras de una causa espuria, nacionalista; ni siquiera en la guerra, que no deja de ser otra coacción, otra colección de inocentes muertos, en este caso impuesta por el Estado.
También entra Javier Marías en “Tomás Nevinson” en la utilización nada ortodoxa ni democrática, de la utilización de métodos antiterroristas fuera de la ley. Como ejemplo el GAL y otros muchos. Porque ¿qué es y qué no debe ser permisible por parte de un Estado democrático de derecho, a la hora de enfrentarse con bandas terroristas que subvierten el orden constitucional?
En la resolución de la novela por parte de Javier Marías, está la respuesta. Excelente novela y fuerte apuesta del maestro sobre una temática que puede molestar a muchos. Un excelente ejercicio narrativo.
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