Acojo la voz de los silencios
que acotan los bordes de mi vida
Mi presencia sin forma
colma espacios rechazados
Regidora implacable de lo vivo
voy fluyendo en pos de ti
Con paciencia te anego
Y es que la poeta se identifica totalmente con este elemento y como él se ve capacitada para adaptarse a cualquier espacio o situación. Lo hace además con unos versos sin signos casi de puntuación que nos reflejan bien ese vaivén y fluir constante que posee el agua cuando está en total libertad.
Por otro lado, serán muchas las imágenes que contengan también el agua como elemento y jueguen con sus múltiples significados e interpretaciones. Así en la página 13 podremos leer el siguiente verso “Se despliega la noche del agua / por la sima abierta en la memoria” o en la página 14 a vueltas con la misma idea podremos leer lo siguiente: “En la noche más profunda del agua / irrumpen seres creadores de luz.”
El agua será sobre todo en este libro de versos sinónimo de vida y de libertad, sobre estos dos aspectos la autora hará hincapié muchísimas veces. Se aprecia además con claridad cuando la poeta nos manifiesta en la página 16 lo siguiente en una de sus estrofas:
Juegan las fuentes al corro
Cantan su sueño de nacerse nube,
de lloverse libres.
Rocían de vida la hierba
Alientan el girar de la existencia
Esta idea motivacional de vivir la vida con alegría y libertad impregna todo el poemario y es totalmente contagiosa. Es más, podríamos decir que le da forma a todo el poemario y que en este caso podremos disfrutar de una especie de carpe diem del agua por antonomasia.
Nos lo muestran a todas luces versos como los que figuran a continuación:
Entre turbias
Corrientes
Morimos y renacemos
En la pasión
Del oleaje
Constantes,
Eternos,
Artífices de vida.
Tampoco le faltará a este sentir constante del agua su lado más erótico y pasional cuando nos diga por ejemplo el yo lírico:
Surge el deseo en las entrañas
(…)
Ante la eclosión de rojos,
llamaradas orgásmicas
en la danza del placer
Magmáticas incandescencias
desgarran las nieblas.
(…)
Y las nieves deshechas
transfunden los cuerpos
en temblores de agua.
Siguiendo con esta vertiente más que erótica del agua, cada vez el yo poético se volverá más explícito y nos manifestará de algún modo sus deseos más instintivos y urgentes, su pasión a fuego lento:
Tú te lanzas al abrazo de mis aguas
Yo te envuelvo en mi humedad
En loco torbellino te guío a lo profundo
Hasta alcanzar las puertas de la muerte
En general, gozaremos de poemas breves, con pocos signos de puntuación, solo los más importantes quizás, con el fin de que fluyan bien rápido los versos.
En cuanto a la medida de dichos versos, veremos cómo a veces se alternan los endecasílabos u octosílabos con otros versos aún más breves que tan solo constan de tres o dos palabras y que, en general, los poemas constan de apenas unos 10 o 12 versos que imitan a la perfección ese rápido fluir del agua en constante movimiento que os comentaba ya antes.
Por otro lado, tendremos muchas y muy variadas descripciones paisajísticas, en las que a veces se incorpora con gracia a los animales como cuando nos dice dentro del poema “Aguazal”: “Agua madre, se viste con el día, / rosado de flamencos / Acoge en su transparencia / el ritmo y la caricia de lo vivo / Escucha el verde nuevo / en el croar de la rana”.
Hacia el final del libro, nos encontraremos, sin embargo, con poemas de conciencia social sobre las pateras, los muertos olvidados. O la poeta nos hablará en sus versos de los males que nos puede traer la escasez de lluvia como la sequía, o lo mucho que se asemeja a veces la lluvia a las lágrimas o de cómo esta agua también puede ser ácida, insalubre o turbia y reflejar con ello a la perfección sentimientos como el dolor, el llanto, la amargura…
Llueve triste la lluvia
Perfora las cunetas
Purifica los cuerpos
Lavar la dignidad
Despertar las conciencias
de un país fementido.
Dura labor. La lluvia.
***
La muerte me recuerda la sintaxis
de la vida, su discurso constante,
tan lleno, a veces, de asonancias
En el final del poemario asistiremos, por otra parte y más que nunca, a la esperanza, al poder de renacer… a nuestros deseos, en general, de buscar lo mejor para nosotros y para el mundo.
Luego, despacio, renacerse
Desperezar la memoria
Descubrirse lluvia
Y llover. Y lloverse
en gotas infinitas
(…)
Y, al fin, alumbrar
Alumbrar nuevos rostros
en los espejos del agua.
Y lo que acabo de decir lo volvemos a apreciar de nuevo en estos versos extraídos del penúltimo poema del libro con los que doy por terminada esta reseña no sin antes, por supuesto, invitaros a leer este libro lleno de agua, o lo que es lo mismo de VIDA.
Pero retoña la pasión del agua
Empapa la memoria con tus versos
y cincela, imposible,
ese anhelar humano de paz
De paz infinita.
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