José-Reyes Fernández ha obtenido un buen manojo de premios literarios en reconocimiento de sus novelas y relatos, pero, de eso no toca hablar hoy, sino del virtuosismo en la composición de “Tratado contra los libros”. Porque, en contra de lo que pudiera parecer por el título, este libro es un firme y contundente alegato en defensa de la lectura como único universo posible para poder aprehender todo aquello que se nos oculta: desde las andaduras del jefe del Estado de un país imaginario, que resulta ser España, pasando por todas las estadías que conforman las estructuras del poder en la geografía que nos acoge como ciudadanos, hasta llegar a la de presidente de una comunidad de vecinos, que viene a ser lo menos que se despacha en esto de ostentar responsabilidades públicas.
Con una contundente y cuidada prosa -que se aleja de lo que ahora abunda en las vitrinas de las librerías y en las ofertas de las que hacen gala los sellos editoriales que copan el mercado- José-Reyes Fernández pone a disposición del lector, una colección de relatos sobre los avatares que los aficionados a leer -ese vicio, verdad- hubieron de soportar en todo tiempo y lugar.
Los comienzos de cada capítulo de este libro tienen un acabado que rozan lo poético, para luego ir desgranando, con un fino sarcasmo, las aventuras de una plétora de personajes, que, a veces, se repiten en otros cuentos, o lo hacen sus fiduciarios, sus herederos genealógicos, que pueden ser leídos como una novela. Pero, también, son de una actualidad rabiosa, en donde encontramos metamorfoseados a personajes que no citaré pero que ostentan cargos de responsabilidad en el organigrama sistémico en que vivimos en la España actual, esta que nos martiriza día sí y otro también, y que nos mantiene sedados con un “virus de melancolía” que nos inoculan con su tediosa y desatinada acción gubernamental.
Al decir de José-Reyes Fernández en uno de sus cuentos: “(…) las autoridades sanitarias advierten de que la lectura de los libros es perjudicial para nuestra salud y la de los que nos rodean. Porque no hay libro, por canónico que sea, al que, por la hendija de alguna visión mística, se le escurra un pensamiento crítico o heterodoxo.”
Al finalizar “Tratado contra los libros” uno ha de reconocer que, aparte de una fantasía desbordada, en José-Reyes Fernández yace un disparatado volumen de exigentes lecturas que hacen posible la construcción de estos relatos, asaeteados, cosidos muchos de ellos por el estambre del género novelesco, que incitan al lector contumaz e incluso al distraído, a instalarse en un mundo poco o nada pretencioso como es el de las letras bien ordenadas, las frases bien construidas, las digresiones bien hilvanadas, hasta llegar, en un orgasmo plácido y agradecido, a encontrar la belleza en la quimera que la ficción aporta, tan olvidada y tan necesaria, en un mundo virtual dirigido a convertirnos en soldados de la ignorancia, a través de los medios escritos y audiovisuales actuales, en connivencia con el desarrollo telemático y las redes sociales, esas que, sin que lo sepamos, dirigen nuestras vidas bajo las consignas de las grandes corporaciones y multinacionales.
“Tratado contra los libros” es un manual necesario para los amantes del hecho literario y José-Reyes Fernández un autor al que no hay que perder de vista.
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