Juan Vicente, en su libro “Descifrando el Vaticano” explica el curioso mundo que rodea a este lugar. ¿Esto es posible?
A juzgar por los comentarios que me llegan de los primeros lectores parece que sí. Escribí el libro pensando en personas con interés en una realidad tan única con el objetivo de que puedan conocerla en ocho o diez horas de lectura.
Su trabajo combina la cercanía con el Papa con la perspectiva mundial de economista ¿es el Vaticano un Estado opaco en cuanto al tema monetario?
Sí, es uno de los terrenos en que va más retrasado respecto a otros Estados y ONGs. Me consta que quieren mejorar, pero el progreso es todavía muy lento.
¿Se puede explicar a un profano el Vaticano?
A un profano con interés en aprender, por supuesto que sí. Esa actitud personal es la gran diferencia.
El corazón de la iglesia tiene dos mil años de historia, pero conocemos poco de lo que pasa en su interior ¿cual cree que es el motivo?
Bueno, algunas personas conocen mucho porque lo han estudiado durante años. En realidad, “Descifrando el Vaticano” invita a estudiarlo más a fondo. El esfuerzo por entenderlo de modo completo equivale casi a una carrera de Humanidades.
¿El Vaticano es más divino o más mundano?
Es muy divino y muy mundano a la vez. La prevalencia de uno u otro aspecto se da en las personas. En la parte de Santa Sede se requiere un nivel de espiritualidad para ejercer bien algunas responsabilidades. En la parte del Estado del Vaticano, a muchos de sus empleados se les pide lo que haría cualquier otro Estado: que sean honrados y buenos profesionales.
¿Es opaca la institución?
En unas partes sí y en otras no.
¿En que partes es opaca y en cuales no?
Es demasiado opaca en los temas económicos y eso le trae muchos disgustos. En cambio, es reservada en su justa medida, en los temas de privacidad de personas en todo el mundo. Es muy transparente en las conferencias de prensa del Papa en el avión.
En su libro hace un recorrido por los lugares más turísticos y emblemáticos ¿Cómo turista se pueden visitar?
Como turista se pueden visitar los Museos Vaticanos, los Jardines, la basílica de San Pedro… Para entrar en el Archivo Apostólico o la Biblioteca Vaticana hace falta ser investigador.
El Papa es la cabeza visible de la Iglesia pero ¿hay un poder oculto detrás que en realidad maneja los hilos de todo lo que se mueve en este estado?
No.
¿El libro tiene carencias?
Muchas. Era imprescindible que fuese corto. El Vaticano no “cabe” en ocho horas de lectura. Conocerlo a fondo requiere años de trabajo.
¿Qué carencias tiene el libro?
Por ejemplo, he omitido deliberadamente el análisis de problemas contemporáneos para que el libro siga siendo útil durante décadas.
Comenta que conocerlo requiere años de trabajo ¿es la institución o el lugar lo que requiere años de trabajo?
Cuando una institución es bimilenaria, no se puede entender sin un conocimiento de la historia. La complejidad de la Santa Sede, que se mueve en dimensiones espirituales y materiales abarcando un ámbito planetario, no tiene parangón. A su vez, el Estado del Vaticano tiene una riqueza artística, cultural e histórica, que daría para una carrera completa de Humanidades. Quizá tan solo los Museos Vaticanos podrían dar para cuatro o cinco años de estudio de tipo universitario.
¿Se le ha quedado en el tintero cosas que no ha contado o que no puede contar?
He dejado fuera deliberadamente muchas.
¿Como cuales?
En mi trabajo, las mejores conversaciones son “off the record”. Yo respeto a rajatabla ese privilegio y esa muestra de confianza. Las conversaciones libres con dirigentes de áreas específicas permiten entender los problemas, conocer los proyectos y estar bien preparados para cuando toque escribir sobre algo, generalmente, el día que lo anuncia el Papa.
¿Es el Vaticano un poder en sí mismo?
Su peso económico es prácticamente nulo, y su ejército se limita a los 135 soldados de la Guardia Suiza. Pero es lo que en política internacional se llama un “soft power”. Es un punto de referencia mundial.
Su trabajo le ha permitido volar con los tres últimos Papas en más de setenta viajes internacionales ¿son tan cercanos como los vemos en la televisión?
En las distancias cortas, Francisco es como se le ve en televisión. Paradójicamente, Benedicto XVI era muy humilde e incluso tímido. A Juan Pablo II empecé a verle de cerca en 1998, pero su enfermedad le limitaba mucho. Ver el esfuerzo que realizaba siendo un anciano enfermo, nos conmovía a casi todos.
De todos los que conoce ¿tiene algún Papa favorito?
El Papa de mi vida es Juan Pablo II, a quién conocí en el primer año de su pontificado y cuyo mandato duró 26 años. Mi Papa favorito es Francisco.
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