¿Quienes son?
Stella Kramrisch (1896-1993) o Heinrich Zimmer (1890-1943) fueron o han sido según nuestra protagonista «los primeros en realizar un análisis formalista de las esculturas indias y de sacarlas del ámbito del estudio de las religiones y del orientalismo en las que hasta entonces se hallaban insertas» Kramrisch defendió su tesis doctoral sobre escultura budista india primitiva en 1919 y acudió a dar una charla en Oxford donde la escuchó Rabindranath Tagore que la invitaría a estar un tiempo en la Universidad de Santiniketan por él fundada. Su larga trayectoria dió como resultado sus extraordinarios trabajos viviendo largas temporadas en distintas ciudades indias. El Arte y la Naturaleza no entienden de nombres tan solo son aquellos que les ponemos para poder comunicarnos y saber sobre de que temas estamos hablando o el ya clásico The Wonder that was India, de A. L. Basham escrito en 1954 y traducido al castellano de una manera brillante como «El prodigio que fue India» por el poeta y traductor Jesús Aguado que publicaría entre otros textos «¿En qué estabas pensando? Antología de poesía devocional de la India, siglos V-XIX» O Ananda Kentish Coomaraswamy encargado de dar a conocer a muchos el arte del Sur de Asia y autor de «La danza de Shiva» obra publicada en 1918 como apunta la autora «un auténtico best seller en su momento. Precisamente uno de los capítulos de este libro se titula: «Imágenes con muchos brazos» que es todo un alegato en defensa de la escultura india frente a las críticas que recibía por parte de arqueólogos, historiadores y críticos del Arte del momento».
Una labor de edición...
Por parte de Asimétricas nos vienen a la cabeza todas las obras que la autora utiliza o describe en este trabajo. No solo merece una mención su trabajo narrativo con sus múltiples fuentes y es tan solo un apunte sino el material gráfico empleado por la autora. A esos nombres se suman otros como la profesora Chantal Maillard que ha escrito «Los templos se destruyen al igual que las casas. Vuelven a construirse otros habitados por otros dioses y otras gentes. Construir es lo que permanece» Chantal contaría con nuestra autora para escribir un capítulo de «El árbol de la Vida. La naturaleza en el arte y las tradiciones de la India» Pero volvamos a su volumen el cual cabe en un bolsillo y mientras nos trasladamos a la Realidad India nos sirve como hilo conductor viendo lo que hay actualmente y al mismo tiempo pasando lista a la Historia. Su nuevo estudio parece un complemento para otras obras como «El arte de India» Una publicación igual que la anterior que no se debe de leer una vez sino varias veces y al mismo tiempo acompañar la lectura de las imágenes que el insconciente ha dejado en nuestra mente y nos permite revivir la antigüedad y los distintos períodos históricos o no históricos expresados a través del arte.
En sus diversos estudios
Recordamos sus palabras «Después de dieciséis años dando clases de arte indio en la universidad y dedicarme a investigar sobre distintos temas relacionados con éste y con su vinculación con el arte occidental me he animado a escribir esta Historia del Arte de la India con plena conciencia de que cartografiar de manera exhaustiva una realidad tan compleja, heterogénea y extensa es, a todas luces, una tarea utópica, no solo por su vastedad sino también por lo intrincado de los pequeños relatos, de las historias, que entretejen la trama de la Historia con mayúsculas que rodea las pasiones y las emociones de las mujeres y de los hombres de la India en su vida cotidiana alimentando ese sorprendente impulso que les lleva a construir templos o pintar imágenes» Uno modo de estudiar las diferentes manifestaciones artisticas no como algo aislado sino todo lo contrario en un contexto amplio que nos permite comprender todas las características distintas así como todos los niveles de significado. Han sido muchos los autores que a unos kilométros de Bombay se han desplazado a las cuevas de Ajanta y Ellora descubiertas en 1819 por un oficial británico llamado John Smith mientras perseguía un tigre..... Esta autora ha realizado uno de los mejores trabajos en torno al tema con la publicación de su libro «Las pinturas de Ajanta. Teatro indio de la Naturaleza» Por nuestra parte miramos la bibliografía empleada y desde luego es sumamente gratificante y al mismo tiempo contagia al lector que desea coger un avión y trasladarse a las zonas que en el mismo se describen. Hablamos de las pinturas como una gran biblioteca visual destinadas a despertar la devoción y la conciencia espiritual a través del acto de ver. Unos pintores en Ajanta que representaron a una apsara o doncella celeste, con joyas, turbante y un chal agitado por el viento... El fotógrafo y cineasta Benoy K. Behl ha fotografiado y trabajado para documentarse en el arte y la arquitectura de cientos de templos y otros monumentos en la India, Nepal o China. Y desde luego los trabajos han sido de un exquisitez absoluta en sus distintas fases de documentación y explicación. No estamos ante una lectura complicada ni ante términos que tengamos que mirar en un diccionario de Sánscrito o de Filosofía... Realiza por capítulos lo mismo que hizo el profesor Óscar Pujol Riembau en su memorable artículo «Naturaleza y Culto» donde llega a escribir «Es evidente que los delitos ecológicos se producian en la India clásica al igual que se producian en otras culturas. Si examinamos los datos históricos encontramos multitud de indicios que confirman esta exposición. Volvemos ahora a lo dicho anteriormente: cuando el principio asúrico predomina la sociedad se vuelve depredadora. En el Mahabharata, la introducción de la agricultura es entendida ya como un acto violento, daniño para la tierra; un delito ecológico que señala el descenso de la Edad de Plata a la de Bronce»
Esto es algo que la propia Campo Barbadillo en uno de sus artículos parece responder: «El principio de integración del Hombre en la naturaleza y, por lo tanto, de la Naturaleza en el arte se remonta a la época neolítica, a un período anterior a la llegada a la India de los pueblos indoeuropeos. Ese sustrato preario caracterizado por cultos animistas, por la devoción a una diosa madre y por la configuración de toda una serie de símbolos de fertilidad ha estado desde sus orígenes en continua pugna con formas de pensamiento llegadas de fuera: por culturas ganaderas protagonizadas por divinidades masculinas y por una concepción del mundo antropocéntrica»
Y a estas breves notas sumamos
Las del editor Álvaro Enterría que en uno de sus ricos ensayos: «Tiempo y la Historia: Una visión India» deja caer «La cultura india clásica contempla el tiempo y la historia de una forma muy distinta a como lo hace el tiempo tecnológico» De Enterría esta primavera según las previsiones saldrá su esperado libro «El destino y el drama» Pero volviendo a Del Campo -siempre tenemos que volver a ella- nos hallamos ante una enamorada de los trabajos que realiza como profesora titular de Arte Asiático y de Arte contemporáneo en el Departamento de Historia del Arte III de la Universidad Complutense de Madrid siendo profesora visitante en diversas universidades tanto españolas como extranjeras pero como en su momento apuntó Pedro Carreras Eras en su monográfico bajo una «mirada occidental»
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