Entre sus libros publicados destaca “El camino de la concordia” donde vuelca toda su experiencia profesional sobre el periodo del tardofranquismo y el inicio de la democracia. Probablemente, uno de los mejores libros escritos sobre ese periodo, donde muestra su bonhomía y equilibrio como profesional de la política buscando el centro ideológico de un país demasiado escorado a los extremismos de una y otra ideología. Después de publicar varios libros como el de memorias “El camino de la concordia” y otros sobre teoría política se pasa a la ficción. ¿Cómo se decidió a dar ese paso? Durante muchos años mi compromiso era trabajar a plena dedicación y en equipo a través de la vida parlamentaria pero cuando, por razones de edad, dejé de estar absorbido por la política parlamentaria pensé que la literatura narrativa era un medio más eficaz que el ensayismo para comunicar con los lectores. La ficción es un camino de expresión más sensible que la exposición descarnada de teorías. La novela es el género literario supremo. ¿Cómo surgió la idea de escribir una novela tan política, pero con mucha ficción? La tragedia que soporta el pueblo venezolano por obra de un dictador acusado por Naciones Unidas de cometer crímenes de lesa humanidad y violar sistemáticamente los Derechos Humanos, tiene fuerza dramática para provocar denuncias políticas pero, también, invocaciones literarias a la libertad. Es un escenario lejano pero tan relacionado con la política española que es una advertencia del peligro que corren nuestras libertades constitucionales si nuestro Gobierno continúa condicionado por la coalición con un partido populista. ¿Le ha resultado más fácil hablar de política desde la ficción? Me ha resultado más fluido de lo que yo hubiese deseado. La obsesión de Nicolás Maduro contra España afecta tanto a la política conservadora como a la socialista, según hemos podido constatar estos días con motivo de la visita de la ministra González Laya a Cúcuta. ¿Qué ha querido sugerir con un título como “Diktapenuria”? El título lo dice todo. Se trata de una dictadura que no solo restringe las libertades sino que provoca la miseria material. Y la “k” es una deformación exótica que recuerda la huella del viejo comunismo del Kremlin anterior a la caída del Muro de Berlín en esta caricatura residual de totalitarismo leninista.
Los países donde se desarrolla buena parte de la ficción son: Modernia y Ambigua. ¿Nos diría a qué países se corresponden o es mejor que los descubra el lector? Es fácil suponer que se refiere al matrimonio interesado de Cuba y Venezuela. Pero podría referirse a cualquier otra situación de proxenetismo ideológico. La novela comienza con el fallecimiento del presidente de Modernia Llaves y se le quiere criogenizar o, al menos, de dejar en una bonita momia. Parece una curiosa costumbre de los países con regímenes totalitarios. ¿A qué cree que se debe dicha práctica por ese tipo de estados? Se debe a que los comunismos son una especie de religión con sus dogmas y, también, quieren tener sus cuerpos incorruptos y sus imágenes. Son regímenes icónicos, como Lenin, Mao, Che Guevara, y se intenta con Chaves. Pero Chaves es más vital, más espontaneo y para presentar como su sucesor a Maduro es preciso falsificarlo porque Maduro no tiene el nivel mínimo para prorrogar un chavismo, ni mucho menos el bolivarismo. Es un simple oportunista encaramado en el poder. Si Chaves resucitase desterraría a Maduro. El tema de la criogenización le sirve para hacer una reflexión filosófica. ¿Pretenden algunos sátrapas jugar a ser dioses? La novela es una fábula y no una crónica. Por tanto se puede permitir grandes simbolismos. Uno de ellos es traer a cuento el tema de la criogenización que es como una parábola del materialismo totalitario. Creer que un conjunto de carne y huesos congelado puede retener en conserva la personalidad humana a través de los años es como creer que una sociedad políticamente congelada puede mantener secuestrada indefinidamente el alma de un pueblo. ¿Puede ser el complejo del Cid, de ganar las guerras después de muerto? Del Cid se dice que ganó una batalla después de muerto porque sus ideales estaban vivos. Pero los líderes tardocomunistas suelen estar apagados y rematados por sus sucesores con los típicos revisionismos o degeneraciones ideológicas. Por cierto, tenemos un CID en la novela y una María Corina. ¿Le ha resultado divertido poner nombres a los personajes de su novela? Tienen los nombres que corresponden al carácter de cada uno. ¿Qué papel juega la ironía en la misma? La ironía es una forma sutil de crítica. “Una sonrisa puede ser más demoledora que un misil”¿Pese a los malos momentos hay que mantener el sentido del humor? Sí, el humor es un placer del espíritu pero, también, un arma contra las malas políticas. Una sonrisa puede ser más demoledora que un misil. Describe a Modernia como un país económicamente fuerte gracias a sus reservas de petróleo. Sin embargo, desde tiempos de un presidente conocido como CAP el estado siempre ha estado en bancarrota. ¿Qué les sucede a esos países totalitarios que pese a su riqueza siempre están al borde del colapso? Venezuela no estuvo siempre en bancarrota. Muchos españoles emigraban allí en busca de una vida mejor. Todo lo contrario que ahora. El intervencionismo político del mercado produce pobreza allí donde se aplica. El hambre es la corona de las repúblicas de extrema izquierda. ¿Qué papel juega la corrupción en estos países? En los países del narcotráfico la corrupción es como la hiedra que crece parasitando el tronco del poder.
¿Hay que ser corrupto para ser un buen dictador? No son inseparables los conceptos de corrupción y dictadura. Inclusive han existido dictaduras prósperas y dictadores austeros. Lo que sucede es que la falta de oposición crítica en el seno de las dictaduras permite ocultar las malas prácticas más allá de la vigilancia personal de aquellos dictadores que se tienen por virtuosos pero que frecuentemente acaban rodeados por aduladores sinvergüenzas. El tema del exilio se refleja en las páginas del libro. Se dividen entre Tuami (USA) y España. ¿Qué diferencias señalaría entre ambos colectivos? Los venezolanos o cubanos exiliados en USA disfrutan de mayores oportunidades por la potencia del país de acogida. Los exiliados en España son más modestos pero, quizá, más entrañables. España es su segunda patria y nuestra lengua común los integra más fácilmente con nosotros. En España, viven en La Moraleja. ¿Han encontrado en nuestro país el cobijo que se les niega en otros países de América del Sur o del Caribe? La Moraleja es un lugar elegido por una hipotética empresa petrolera para establecer una sede lujosa en Europa. Solamente eso, una localización elitista. Simón Llaves tiene una buena formación y se le aconseja la lectura de un puñado de autores universales españoles de los siglos XIX y XX. ¿No es una lástima que algunos de esos autores estén cayendo en el olvido? Se debe referir usted a los escritores gallegos en lengua castellana que menciona la novia de Simón, que era de Mondoñedo. No creo que caigan en el olvido. Este año estoy leyendo muchas referencias a Emilia Pardo Bazán como vanguardia de un feminismo auténtico. Es cierto que se percibe cierto descuido editorial de los grandes autores españoles del siglo XX y, por el contrario, un exceso de ediciones de literatura extranjera vulgar y de consumo mal traducida. Para finalizar, ¿tiene su novela moraleja? La moraleja es que los españoles tienen que defenderse contra los tentáculos populistas introducidos en nuestros organismos públicos por una coalición inestable del socialismo con una extrema izquierda influida y financiada por el tardocomunismo iberoamericano y el clericalismo iraní. Ahora que ha probado los encantos de la novela, ¿va a seguir escribiendo narrativa de ficción? Me gustaría seguir narrando si encuentro editores dispuestos a difundir mis ficciones. A mí no me gusta escribir para mí mismo. Para mis soledades, como dice el poeta, me bastan mis pensamientos. Puedes comprar el libro en:
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