Esta obra nos habla del Azaña político, del hombre que defiende la causa aliada durante la Gran Guerra, que fue presidente del Ateneo de Madrid y que, sobre todo, deja su impronta reformista en el primer bienio de la República. La obra nos muestra, con rigor y toda clase de detalles, al Azaña que se convirtió en figura republicana por excelencia, hasta tal punto que llegó a identificarse a la República con Azaña y a Azaña con la República, e incluso se le culpó del desenlace de la Guerra Civil, cuando no de su mismo comienzo.
Pero esta biografía nos habla también del Azaña literario, del escritor que funda La Pluma, dirige la revista España, destaca como traductor y es autor de obras admirablemente escritas, que le hacen merecedor del Premio Nacional de Literatura.
Y nos habla, al hilo del Azaña político y del Azaña literario, del Azaña más humano, del hombre de carne y hueso que vive con un pathos muy intenso, aunque algo tímido y retraído, sus relaciones con quienes le rodean, ya sean estas de amistad o más íntimas.
La publicación de esta obra coincide con la exposición Azaña: intelectual y estadista en la Biblioteca Nacional de España, comisariada por Ángeles Egido León.
Manuel Azaña murió el 3 de noviembre de 1940 en una pequeña ciudad del sur de Francia. Sin embargo, su nombre y su obra no han dejado de alimentar las vitrinas de las librerías ni las páginas de los periódicos. No es arriesgado, por tanto, afirmar que Azaña vive. Vive en la memoria colectiva de los españoles y en la pluma de los columnistas de última hora que no dudan en resaltar su nombre como reclamo para los lectores, todavía hoy. Unos y otros le han situado entre el mito y la leyenda.
Un mínimo repaso a la ingente bibliografía sobre Azaña permite observar la evolución en las apreciaciones del personaje. Desde las descalificaciones propagandísticas, teñidas de cainismo en la inmediata postguerra, hasta mediados de los años sesenta en que aparece en México la edición de sus Obras Completas, media una distancia mucho mayor que la meramente cronológica. En este interés bibliográfico por Azaña destacan, no obstante, dos momentos álgidos coincidentes con la celebración del centenario de su nacimiento (1980) y del cincuentenario de su muerte (1990). Otro punto de inflexión es la aparición de sus papeles, hallados casualmente en la sede de la antigua Dirección General de Seguridad de Madrid en 1984 y, doce años después, la devolución de los cuadernos robados, que completaban el ciclo de sus Memorias del primer bienio, entregados por Carmen Franco Polo en diciembre de 1996.
Ángeles Egido León, comisaria de la Exposición: Azaña: intelectual y estadista (Biblioteca Nacional de España, 2020), es Catedrática de Historia Contemporánea en la UNED. Ha desarrollado una extensa labor de investigación sobre Segunda República, exilio y represión de género. Entre sus numerosas obras cabe destacar La concepción de la política exterior durante la II República (1987), Francisco Urzaiz. Un republicano en la Francia ocupada (2000), Españoles en la II Guerra Mundial (2005) y El perdón de Franco (2009).
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