Enrique, ¿qué os llevó a escribir “Diario de una nazi”?
La idea surgió de Cristina. Hace unos años, tras leer la novela de Ira Levin “Los niños del Brasil”, se planteó unos interrogantes acerca de los experimentos que el régimen nazi realizaba con humanos, en especial con menores de edad. Eran atroces y se llevaron a cabo auténticas barbaridades en nombre de la ciencia y la medicina. ¿Admiraría la madre de un niño a un marido, en este caso Josef Mengele, el Ángel de la Muerte de Auschwitz, que somete a otros pequeños de la misma edad que su hijo a ensayos que cruzan todas las líneas rojas de la ética médica? ¿Aplaudiría la tortura y el exterminio de seres humanos por el hecho de ser considerados una ‘raza inferior’? ¿Cuántas esposas de criminales nazis animaron a sus consortes a que hicieran lo necesario para allanar el camino hacia la raza superior alemana? ¿Qué pasaba por sus cabezas? Fue así cómo me involucré en el proyecto, ya que yo también estaba interesado en las prácticas eugenésicas del régimen nazi. Me contagió su entusiasmo. Y el resultado fue esta increíble historia, en la que nos metemos en la mente de Ingrid, una mujer nazi.
Una historia escrita a cuatro manos. ¿Cómo lo lograsteis, Cristina?
Al principio fue muy complicado, pero a medida que la historia fue cobrando forma surgieron complicidades y dinámicas de trabajo que permitieron avanzar de forma fluida. No mentimos si decimos que hubo momentos tensos, de negociación, de ceder por ambas partes… Pero la verdad es que llegamos a un punto en el que éramos dos cerebros en uno. Quizá ayudara el hecho de que somos una pareja muy compenetrada, más de veinte años juntos, con gustos y aficiones muy parecidos e ideales afines. Estamos tan satisfechos que no dudamos en repetir la experiencia.
Ambos lleváis relacionados con el mundo de periodismo científico muchos años, tú, Cristina, como correctora, entre otros trabajos, y Enrique como director de ‘Muy Interesante’, un medio de divulgación de la ciencia. ¿Esta novela no es un giro de 180 grados respecto a la línea que lleváis de habitualmente de trabajo?
Enrique: –Visto desde fuera, parece obvio que sí. No es lo mismo escribir un reportaje de divulgación científica que una novela, en nuestro caso, de ficción histórica, pero mi experiencia en ‘Muy Interesante’ me ha permitido aportar recursos que usamos en la revista para que los contenidos fluyan, sean coherentes, tengan ritmo, entretengan y atrapen a los lectores. Estos conceptos los hemos tenido muy presentes tanto Cristina, que también los conoce al dedillo, como yo a la hora de escribir nuestra historia. A esto hay que añadir que la formación de Cristina como filóloga, además de su enorme pasión por la literatura –yo soy más de ensayos científicos– ha jugado un papel esencial en el resultado de ‘Diario de una nazi’.
Cristina: –La verdad es que hemos sumado lo mejor de los dos a nivel profesional para poder llevar a cabo este sueño, que no es otro que rendir homenaje a los millones de víctimas del Holocausto y aportar nuestro grano de arena para comprender la razón de que un episodio tan atroz pudiera ocurrir en nuestra historia reciente. ¡Este año se cumple el 75.º aniversario de la liberación de Auschwitz!
El libro está escrito en forma de diario. ¿Qué motivo os llevó a elegir esta forma de narrar una historia?
Desde el principio tuvimos claro que la historia tenía que ser contada en primera persona por una mujer seguidora de Hitler, que odia y desprecia a las personas que son etiquetadas como ‘subhumanos’, a la que no le importa lo más mínimo su destino, su sufrimiento, su exclusión de la sociedad. Al narrar su historia en primera persona, nos metemos de forma directa en su piel, en su mente, en sus creencias, en el origen de su odio. También, como fanática, en sus incoherencias. El lector puede vivir a través de ella cómo es la existencia bajo el yugo del racismo y la intolerancia. Asimismo, nos permite poner de relieve los procesos psicológicos que experimenta la protagonista al ponerse delante del espejo de la realidad, tras llegar a Cracovia, la capital del Gobierno General (nombre que los alemanes pusieron a la parte de Polonia que ocuparon).
La narración esta muy bien documentada. ¿Es fácil encontrar bibliografía sobre lo que describís en el libro? ¿Esta documentación se puede encontrar en castellano o por el contrario hay que acudir a otras fuentes no tan cercanas?
La documentación sobre la Segunda Guerra Mundial es abrumadora, lo mismo puede decirse de todo lo relacionado con la persecución y eliminación de los judíos y otras ‘razas inferiores’ que fueron víctimas del Tercer Reich. Existen multitud de libros sobre los protagonistas del Holocausto, de testimonios, tanto de los ejecutores como de las víctimas. En este sentido fue más difícil seleccionar que buscar. Alguna documentación específica que hemos manejado estaba en alemán, en inglés o en polaco. También nos han sido de gran ayuda las visitas que hemos hecho a Cracovia para buscar escenarios, bibliografía y lugares que aparecen en la novela, como el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, la que fue la casa de Amon Göth o lo que queda del campo de Płaszów.
¿Hay algo de real de lo que se narra en el libro?
Los personajes de esta novela, así como sus circunstancias y su suerte, son ficticios. Esto no quita que pudieran haber vivido en la Cracovia sometida por los nazis. Lo que contamos en nuestro libro es fruto de una meticulosa y profunda documentación. Solo nos hemos tomado algunas licencias históricas, las menos posibles, con el objetivo de caracterizar a las figuras principales, envolverlas en una trama creíble dentro de lo que fue la llamada ‘solución final’, esto es, el exterminio del pueblo judío y de todos aquellos que estorbaban para lograr la implantación de la raza aria.
Para tejer y hacer creíbles las vidas de nuestros personajes nos hemos inspirado en sucesos o experiencias, declaraciones… de personas de carne y hueso, tanto de verdugos como de víctimas. Asimismo, aparecen personajes reales que enriquecen la trama, como Heinrich Himmler, Amon Göth, Hans Frank u Oskar Schindler.
Cristina y Enrique, ¿creéis que este tipo de sucesos se pudieron haber evitado?
No tenemos respuesta a esta pregunta. No obstante, creemos que confluyeron una serie de circunstancias que lo hicieron inevitable. El pueblo alemán estaba hundido moralmente, humillado tras la Gran Guerra, su economía pasaba por un mal momento… Y llegó Hitler como un dios que venía a rescatarlos. Un tirano, un hombre abominable, que supo venderles un culpable, y cómo combatirlo. El populismo y la fe ciega en un proyecto salvador hizo el resto. Si se pudo evitar, nadie lo logró… Después del Holocausto hemos asistido a la materialización de otros genocidios como los de Siria, Irak, Birmania o Sudán del Sur.
¿Consideráis que lo que se narra en la obra es el momento más infame de la historia del siglo XX?
Sin duda alguna. La historia de la humanidad está preñada de atrocidades sin fin, conflictos bélicos en los que se segaron infinitas vidas, cifras mareantes; métodos de tortura y castigo que ponen el pelo de punta hasta al mismo diablo. Sin embargo, lo que realmente hace especial al Holocausto es que hablamos de un genocidio llevado a su máxima perfección: el ser humano construye una maquinaria capaz de eliminar a otros seres humanos de forma rápida y masiva, “limpia” y eficaz, de modo casi automático, en cadena, a destajo y sin errores. Un proceso burocrático normalizado en el que participaron militares, funcionarios y empresas sin escrúpulos. Por ejemplo, solo en el verano de 1944, en el campo de Auschwitz se exterminaron 400.000 judíos húngaros.
Ingrid y Clara son los personajes femeninos principales de la novela. ¿Tienen algo de ti, Cristina?
De ellas me quedo con la parte positiva de su personalidad. Tanto para Enrique como para mí, nos resultó muy difícil meternos en la piel de Ingrid, pensar como alguien que aplaude que, por ejemplo, a una familia se la eche de su propia casa con una mano delante y otra detrás, o que se alegre de las desgracias y miserias de una gente que ni siquiera conoce y que no le ha hecho ningún mal. Nosotros estamos en las antípodas de estos pensamientos. Tampoco nos fue fácil meternos en la piel de las víctimas, sentir lo que sentían ante injusticias que hoy nos parecen imposibles.
Enrique, ¿tienes algo en común con algún personaje de vuestro libro?
Sí, con aquellos que se enfrentan a los hijos de Satán, esos nazis de moral putrefacta, psicópatas y asesinos.
Gracias a los dos por vuestro tiempo.
A ti por darnos la oportunidad de dar a conocer este libro, que hemos escrito desde la humildad para honrar a las víctimas del nazismo a través de una historia donde el amor y la amistad doblegan al odio. Del bien sobre el mal.
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