Odio la hipocresía y la falsa humildad (y más cosas que no vienen a cuento). Tampoco es necesario ser tan explícito como Cristiano Ronaldo: “me envidian porque soy guapo, rico y buen futbolista”.
Seguro que es cierto, al César lo que es del César, pero ya me entiendes, ni lo uno ni lo otro. Reconoce tus cualidades y tus limitaciones. Aunque lo mejor es no tener grandes aspiraciones y apreciar las cosas sencillas de la vida. Como yo, sin ir más lejos. Fíjate que antes de ponerme a trabajar en mi nueva novela he dejado reposando una cazuela de merluza de chapó, tío. Con sus almejitas y su perejil, o sea de levantar la boina. Aunque mis novelas y mis guisos son excelentes, también te digo que tal y como está de desprestigiado y banalizado el cotarro cultureta, mejor cocinar que publicar. Sí, es cierto, doy asco. Y por supuesto no tengo abuela.
No es soberbia, es pura coherencia. Acepto los halagos y las críticas con el mismo fair play y naturalidad. Lo que tendría que hacer y no hace este desgobierno de coalición. Somos el hazmerreír de Europa, tío. Me avergüenzo de ellos. Dirigen un país y muchos no saben ni freír un huevo. No te digo hacer una cazuela de merluza. Por cierto, un truco genial para que ligue la salsa es picar el perejil al primer corte. Si lo picas dos veces se pone duro (con perdón). Recuerda, un solo corte firme y seguro. Y a vivir que son dos días. O dos dosis, como las vacunas.
Puedes comprar los libros de Begoña Ameztoy en: