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"Poder y representación de la reina en la corona de Castilla (1418-1496)", de Diana Pelaz Flores

Editorial Junta de Castilla y León
viernes 12 de febrero de 2021, 17:00h
Poder y representación de la reina de la reina en la corona de Castilla (1418-1496)
Poder y representación de la reina de la reina en la corona de Castilla (1418-1496)
De nuevo otro libro magnífico de las publicaciones de la Junta de León y Castilla. Solo es preciso realizar una salvedad, con respecto a un error que se sigue repitiendo, pero que no existe en ninguna crónica, diploma o códice del Medioevo, y se trata de que no existe, en ninguna circunstancia, el concepto calificativo de Corona de Castilla. La titulación regia siempre es: REYES o REINAS DE CASTILLA Y DE LEÓN. F. Navarro Villoslada (1818-1895) demuestra un desconocimiento enorme al calificar a Urraca I de León (URRACA I DE LEÓN. PRIMERA REINA Y EMPERATRIZ DE EUROPA. Lobo Sapiens/El Forastero) como reina de Castilla; cuando la reina firma como: Imperatrix Legionis et Regina Tota Yspanie.

Cuando una mujer sube al trono de Castilla y de León, como compañera del monarca debe y puede asumir sus convicciones regias, aunque existen casos de enfrentamiento entre ambos cónyuges, por cuestiones de antagónicas visiones políticas en los problemas del reinar. “Fruto de la cercanía mutua y la relación cotidiana, la esposa del rey debía encargarse de apoyar y ayudar a su esposo, por tratarse de una de las premisas fundamentales que tenía que orientar su convivencia en común, para ofrecer ante el rey, la corte y el reino la visión icónica de la buena reina”. Existe una pléyade de valores socio-políticos en los que las infantas eran educadas, y que aceptaban a pies juntillas. La reina adopta un papel de intercesión ante su regio esposo; a la cual se le asocian facetas consideradas, en la época, como esencial y típicamente femeninas, verbigracia: “la devoción, la piedad, la caridad, la castidad entre las doncellas y la fidelidad marital entre las casadas, así como el cuidado en la educación de los hijos”. No obstante existen otras cualidades, inherentes a la personalidad de cada reina, ya que no están exentas de carácter o de capacidad para poder tomar decisiones.

En muchas ocasiones son utilizadas para realizar pactos o contemporizar, por ejemplo la reina Violante de León y de Castilla, esposa de Alfonso X el Sabio de Castilla y de León, por su esposo y ante su padre Jaime I el Conquistador de Aragón. Bien es cierto que existieron, asimismo, monarcas más vinculados a la negociación y al consenso que al belicismo puro y duro. Las reinas consiguen, muchas veces, aplacar la tensión bélica existente. El Arcipreste de Talavera escribía: “Que más prestas hallarás las lágrimas en el ojo de la mujer que el agua en la fuente”. También es muy importante apelar a los vínculos de parentesco existentes entre los monarcas enfrentados, para de esta forma evitar derramamientos de sangre. Existe un documento muy interesante enviado por la reina de Aragón, María de Castilla y de León [Segovia, 14 de febrero de 1401-REINA DE ARAGÓN, entre 1416 y, Valencia, 4 de octubre de 1458] al canciller mayor de Castilla y de León, Juan de Luna, para que informe a su cuñada la reina de Castilla y de León, María de Aragón [Medina del Campo, 24 de febrero de 1403-REINA DE ARAGÓN entre 1420 y, Villacastín, 18 de febrero de 1445] sobre las campañas italianas de su esposo, el rey Alfonso V el Magnánimo de Aragón [Medina del Campo, 1396-REY DE ARAGÓN entre 1416 y, Nápoles, 27 de junio de 1458]: “Don Johan, por que nuestra muy cara hermana la rreyna de Castilla e de León no se marauille como no le hauemos scripto de las nueuas que hauemos del señor rrey (de Aragón) las quales creemos que haureys hoydas, le screuimos agora de lo que sabemos fasta aquesta hora; es saber quel dito señor por gracia de Dios es bien sano e por tanto no hauiamos scripto de su venida como no hauemos recebida letra suya asaz según todas las otras letras que sin venidas (…)”.

Por consiguiente, la mediación de la reina María de Aragón ante su regio esposo Juan II de Castilla y de León [Toro, 6 de marzo de 1405-REY DE CASTILLA Y DE LEÓN, entre1406 y, Valladolid, 22 de julio de 1454] es muy importante, a pesar de los debates y desavenencias que la soberana mantiene con el Condestable de Castilla y de León, Álvaro de Luna. Las reinas son las encargadas de solicitar ayuda mutua, tratando siempre de que los conflictos se resuelvan pacíficamente, o de conseguir que la recomendación de algún cortesano surta efecto. “(…) por algunas cosas concernientes a seruicio assii de nuestro muy caro e muyt amado ermano el rrey de Castiella e de León sposo vuestro como seruicio de nuestro muyt caro e muy amado marido e señor el rrey d’Aragón e de nuestros muyt caros e muyt amados primos los infantes vuestros ermanos (…) vos rogamos que por contemplación nuestra querades rogar al dito infante e fazer por manera que las cosas en el dito translado contenidas se cumplan (…)”.

La reina aragonesa María de Castilla y de León nos indica, de forma palpable y fehaciente, que considera a su homónima y homóloga reina María de Castilla y de León como una interlocutora eficaz, ágil e inteligente, y que se puede contar con su arbitraje eficaz para el buen gobierno de ambos reinos. Para finalizar, no puedo dejar de acercarme, aunque sea someramente, a un personaje polémico por antonomasia; su pésima relación con las dos esposas de Juan II, María de Aragón e Isabel de Portugal [¿?, 1428-REINA DE CASTILLA Y DE LEÓN entre 1447 y 1454. Murió en Arévalo, 15 de agosto de 1496] fue proverbial, y me estoy refiriendo al Condestable Álvaro de Luna. “…Su privanza constituye un punto de inflexión en la historia de Castilla y de León y con él, las personas que lo rodean y hacen de su figura un confidente, un aliado, un estratega o un enemigo a batir”. En suma sobresaliente libro merecedor de todos los parabienes, en unas densas 348 páginas.

Vanitas vanitatum et omnia vanitas”.

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