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¡Oh! Dejad que la palabra rompa el vaso y lo divino se convierta en cosa humana |
Vaso Roto Ediciones publica el número 150 de su Colección Poesía en una primorosa edición que no solo hará las delicias de los fieles amantes de este género literario, sino también de los fetichistas de lo sublime, su bellísimo título, ¡Oh! Dejad que la palabra rompa el vaso y lo divino se convierta en cosa humana, es una suerte de síntesis de la vocación de su creadora, la poeta Jeannette L. Clariond, que con el epígrafe “El largo viaje a casa”, pone las palabras liminares a esta selección de todas las voces líricas que durante quince años han ido conformando un catálogo imprescindible, me atrevería a decir que el más ambicioso y visionario de nuestras letras, desde el primer volumen, Cuatro Salmos de W.S. Merwin, hasta el ciento cuarenta y nueve, Daniel. Voces en duelo. Oficio poético, firmado por dos de las plumas de mayor peso, Chantal Maillard y Piedad Bonnett; un catálogo, como decía, donde han tenido cabida autores de las más diversas corrientes y procedencias, donde Oriente y Occidente se han dado la mano para confeccionar un amplio fresco de obligada lectura para los paladares más exquisitos.
Lo primero que llama la atención de este libro es el volumen en sí pues éste es un hermoso objeto de coleccionismo, dado su carácter celebratorio la editorial no se ha escatimado en detalles, veamos: tapas duras, elegantes guardas de color rojo -marca de la casa-, señalador de página en forma de cinta de seda del mismo color, y ciento cincuenta grabados del artista chileno Víctor Ramírez, encargado también de la cubierta de este número especial, y que incluye una reproducción firmada de la misma a modo de obsequio.
“La palabra es la imagen visible de las cosas”, con esta luminosa frase, que bien podría pasar por aforismo, comienza su prólogo la editora mexicana donde presenta con brillantez y erudición esta antología miscelánea que recorre las tendencias más relevantes de los dos últimos siglos. A lo largo del texto Jeannette L. Clariond reflexiona, entre otras cosas, sobre la función “sagrada” del libro y el poder de la poesía para transformar el mundo, y concluye con otra frase igual de rutilante: “Somos camino insospechado en la nieve”.
El poema “Vaso roto” de James Merrill actúa a modo de prefacio de las ciento cuarenta y nueve composiciones que completan el conjunto, una por cada libro publicado, un bello homenaje a todos aquellos que han derramado sus divinas palabras sobre el lienzo de la página en blanco. Palabras humanas que como veremos dialogan en perfecta armonía con los sinuosos trazos de Víctor Ramírez, capaz de sintetizar con su expresivo estilo una poética figurativa de cada uno de los títulos de la colección, donde también hay que destacar la magnífica e imprescindible labor de editores y traductores.
El conjunto es de una riqueza sin parangón, una amalgama de sensibilidades y estilos donde cada lector podrá encontrar su voz trascendida, su ópalo fuego. Adonis, Anne Carson, Alda Merini, Antonio Gamoneda, Clara Janés, Ossip Mandelstam, Amancio Prada, Ernesto Cardenal, Juan Carlos Mestre, Elizabeth Bishop, Charles Simic, James Merrill, María Negroni, Hugo Mujica, María Ángeles Pérez López, son solo algunas de las ciento cincuenta voces capaces de romper el vaso con el palpitante eco de sus versos: “Astillas presagian ruina desde el suelo”.
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