La necesidad de leer es una reflexión abierta a la sociedad española y andaluza con el objetivo de reivindicar la lectura como lo que realmente es: trascendente hecho cultural y educativo. A la par que simboliza un baluarte defensivo de valores y principios humanistas que hoy, más que necesarios son imprescindibles.
El Manifiesto por la lectura reclama la corresponsabilidad de los poderes públicos en potenciar su acción liberadora y con ella el postulado central que declara, “Leer es existir, luego también pensar por uno mismo”. También pProfundiza en el hábito lector como experiencia primordial para la cultura cívica y democrática al universalizar el pensamiento desde la conciencia crítica como ciudadanos librepensadores.
MANIFIESTO
La lectura de la palabra escrita, bien escrita, el libro, es obra siempre dedicada a sus lectores. Esta confinación que sufrimos y en la que nos defendemos del mal y el bien fingido, lo ha convertido en un objeto de deseo y lucha contra el aburrimiento por parte de todos aquellos que esperan impacientes la cura de la enfermedad con un libro abierto entre las manos.
Quienes leen siempre se verán acompañados en su reclusión por el libro. Porque la lectura recrea espacios de libertad. Y la libertad también significa que pensamos por nosotros mismos.
España necesita lectores libres de prejuicios y partidismos. Es decir librepensadores que cultiven valores y principios humanistas que deshagan los asfixiantes artificios de la confusión. Cada lector es un fanal encendido en oscura noche. El atisbo de su luz orienta el camino del entendimiento y la reflexión.
Los índices de lectura en nuestro país son reveladores de una sociedad secuestrada por el conformismo y la apatía. Andalucía junto a Extremadura son el furgón de cola de un tren apartado en vía muerta sin horario de salida para la cultura. Y más allá de todo interés político, resulta aterradora la pobreza de cultura cívica.
Leer es existir, luego también pensar por uno mismo. El libro es una ventana al conocimiento. Abrirla, acodarnos en el alféizar y sumergirnos en su lectura es un pasaporte al placer de degustar la universalidad del pensamiento. Atender a su invitación nos descubrirá otros mundos posibles para el ser humano. A saber, para su identidad más profunda, la de su espíritu.
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