Este libro define el global de la narración, ya que la sombra de Aníbal Barca el Grande [247 a.C.-182 a. C.] va a gravitar sobre todo el volumen, cuyo centro es la gran enemiga de Cartago o Qart Hadasht, la Nueva Ciudad fundada por unos exiliados llegados desde la fenicia ciudad de Tiro, guiados por su fundadora Dido-Elishat-Elissa-Elyssa o “la heroína o la errante”. Según la Odisea de Homero: “El cíclope dando un salto, sus manos echó sobre dos de mis hombres, los cogió, como si fueran cachorros, les dio contra el suelo y corrieron vertidos los sesos mojando la tierra. En pedazos cortando sus cuerpos dispuso su cena: Devoraba igual que un león que ha crecido en los montes”; y en efecto esta es la historia de un gigante político y militar, que durante la mayor parte de su desarrollo bélico contra Roma, en la Segunda Guerra Romana-Púnica, solo poseía un ojo, perdido el otro por una oftalmia producida por una infección tracomatosa, cogida en la región de la Etruria. Desde que desemboca en el territorio de la Galia Cisalpina, ya tiene claro que debe vencer lo antes posible, y así lo hará en Tesino, Trebia, Trasimeno (en esta batalla un antepasado de Gayo Julio César mataría un elefante, cuyo palabra era césar) y Cannas, esta es la gran apoteosis del genial general púnico, que no supo aprovechar, ya que en lugar de dirigirse hacia Roma, se desvío hacia el sur de Italia. No obstante, en un momento determinado, para conseguir aliviar la presión romana sobre Capua, su gran ciudad aliada, se presentará ante las puertas de la urbe del Lacio, con su caballería númida, tratando de amedrentar a los romanos; en este momento las matronas romanas gritarán despavoridas aquello de: “Aníbal está ante las puertas. Hannibal ad portas”, pero cumpliendo el aserto de su primo Maharbal, el comandante de la caballería númida, de: “Los dioses no han concedido al mismo hombre todos sus dones. Sabes vencer, Aníbal, pero no sabes aprovecharte de la victoria”. El cartaginés pondrá a prueba a Roma hasta su derrota final en Zama; pero el rencor romano no olvidará ni perdonará este intento del Imperio africano de mutar el status quo salido de otra inexplicable derrota cartaginesa en la Primera Guerra Romano-Púnica con Amílcar Barca como centro del hecho bélico, y será, paradojas de la historia, el propio Aníbal el que enaltecerá en el mundo de la Antigüedad a diversos militares y políticos romanos, que sin él hubiesen pasado desapercibidos. La capacidad e inteligencia políticas del africano son tan geniales, que en su avance por la Italia meridional va consiguiendo la defección de diversas ciudades. 1º) Gayo Flaminio Nepote, una de sus actuaciones sociales más conspicuas, ya que es un Homo nouus (expresión alusiva a ser el primero de una familia en acceder al Senado o al Consulado), es la del reparto de las tierras del ager Gallicus Picenus; como es de esperar la oligarquía senatorial se opondrá. Tras la derrota de Trebia, en diciembre de 218, a comienzos del año 217 los nuevos comicios otorgan un segundo consulado a Flaminio. “Flaminio se llena de un exaltado furor pues le parecía que su persona era objeto de menosprecio”, será muerto en Trasimeno a manos de los celtas. “Buscó con gran detenimiento el cadáver de Flaminio para tributarle honras fúnebres, pero no lo encontró”. 2º) Quinto Fabio Máximo. Tras la muerte de 15.000 romanos en Trasimeno, se pensó en el Cunctator para la dictadura. “…aconsejaba a los romanos tener paciencia y no presentar batalla ante un hombre (Aníbal),…dejasen que la propia fuerza de Aníbal se apagara por sí misma”. A finales del año 217 a.C., el dictador acaba su mandato, la guerra no se ha movido un ápice a favor de Roma. 3º) Gayo Terencio Varrón. Fue quien apoyo el plebiscito que equiparó a Marco Minucio Rufo con Fabio Máximo. Era un plebeyo sensu stricto. “…su padre fue carnicero, él mismo vendía la mercancía, y empleó a su hijo en las tareas de su oficio, propio de esclavos”. Tito Livio lo culpa del desastre de Cannas. 4º) Marco Claudio Marcelo. Sus apoyos electorales son menos conservadores, en lo que a la estrategia de la guerra se refiere. Era un admirador de la cultura griega. “…aficionado a la educación y a las letras griegas, …no había podido practicarlas y aprenderlas en la medida que lo deseaba”. Capua cambia de bando. En Nola derrotará, de forma sorprendente, a las tropas púnicas. Cuando muere en el año 208 a. C., ya supera la sesentena. “Aníbal …, pero al enterarse de que había caído Marcelo, salió en persona a la carrera hacia el lugar,…le quitó el anillo, amortajó el cadáver, lo envolvió en un sudario y lo incineró con honores”. 5º) Publio Cornelio Escipión. Luchador infatigable contra Aníbal. Su vida será un cúmulo de triunfos y disgustos, verbigracia será destituido por el Senado, por un delito económico. Su cenit estará en la derrota annibálica de Zama. “Mi ingrata patria no tendrá mis huesos”. 6º) Tito Quincio Flaminino. Será la negación antitética de la posible caballerosidad de los romanos. “Tranquilicemos a los romanos, que no tienen paciencia para esperar la muerte de un hombre viejo”. 7º) Marco Porcio Catón. Pretor riguroso e insobornable, y Censor paradigmático con el cursus honorum. “Ceterum censeo Carthaginem esse delendam”, morirá antes de ver el genocidio de Cartago en la Tercera Guerra Romana. Estamos ante un libro admirable, realizado con una solvencia y una agilidad mental sorprendentes, ya que todos esos personajes romanos tienen a Aníbal Barca gravitando sobre ellos, y sacando su anonimato a la historia. “Reformare homines per sacra, non sacra per homines”. ET. “Extra Historiam nulla salus Regno Legionis”. Puedes comprar el libro en:
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