Entrevista a Hortensia Búa Martín: “María Moliner hizo más por el diccionario de la lengua que todos los académicos juntos de su época”
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Hortensia Búa Martín (Foto: Javier Velasco Oliaga) |
Hortensia Búa estudió Semíticas en la Universidad Complutense de Madrid y algún curso de Periodismo. Dio clases de idiomas durante algún tiempo fuera de España y a su vuelta de Lengua Española y de Inglés en distintos centros educativos. Ha ganado diversos premios de relatos y ha participado en varias antologías, tanto de relatos como de poesía. También se auto publicó la novela “Madrid Blues”, pero tuvo una mala experiencia en el proceso.
Para poner fin a esa injusticia se puso manos a la obra con la biografía y sin pensárselo dos veces partió hacia Paniza, el pueblo donde nació María Moliner, para comenzar a documentarse. Todo comenzó en el año 2000, cuando se celebraba el centenario del nacimiento de María Moliner. Fueron casi doce años de investigaciones, si bien con algunos periodos en que dejó aparcado su trabajo. En ese viaje, que alargó yendo a Fuendetodos, descubrió bastante documentación, ya que la acababan de hacer un homenaje por todo lo alto en su tierra y hasta se había realizado un documental sobre ella. Además, hay escrita una obra de teatro sobre ella titulada “El diccionario” y hasta una ópera. En Zaragoza llegó a descubrir una foto de María Moliner con el director de cine Luis Buñuel. “Fueron al mismo instituto”, señala
Posteriormente fue a hablar con la hija de María, Carmina, y, posteriormente, con su hijo Fernando, arquitecto de profesión. “María Moliner tuvo cuatro vástagos, dos de ellos ya fallecidos”, nos dice la autora. En su investigación se reunió con muchos alumnos suyos. Así, poco a poco, fue documentándose sobre la asombrosa vida de la lingüista española. “Yo la quería hacer justicia. No hubo nadie que hiciese tanto por la lexicografía en nuestro país como ella. Su Diccionario de Uso del Español es una magna obra”, afirma con rotundidad la autora toledana.
María Moliner no pudo entrar en la RAE. “En aquel entonces no había ninguna mujer en la Academia. Fue propuesta por los profesores Rafael Lapesa, Pedro Laín Entralgo y el duque de la Torre, pero perdió la votación. La pusieron zancadillas en diferentes ocasiones”, cuenta Hortensia. Hasta García Márquez sintió mucha admiración por la filóloga, sentía una gran fascinación por su ingente labor solitaria. ¡Toda una injusticia la que realizó la RAE con ella! La autora recuerda lo que en cierta ocasión dijo María Moliner sobre su intento de acceder a la RAE: “¡No me extraña que no me aceptasen porque les iba a hacer trabajar muchísimo!”
Hortensia Búa comenzó a escribir la biografía "María Moliner: La luz de las palabras" después de realizar una ingente labor de documentación. “Su padre fue el médico de Paniza, de ahí que naciese allí”, recuerda la autora. Posteriormente, su padre se fue a Argentina para no volver, abandonando a su familia en condiciones precarias. “María Moliner se puso a dar clases con doce años de latín y matemáticas en Madrid. Fue el principal sostén de la familia mientras seguía estudiando en el Instituto Cardenal Cisneros, con 15 años regresó a Zaragoza donde continuaría sus estudios”, recapitula la autora.
Consciente de las carencias del DRAE se puso a trabajar en su diccionario de usos
Siguió estudios en la Facultad de Filosofía y Letras, donde se licenciaría en la especialidad de Historia con 21 años, mientras tanto seguía trabajando para mantener a su familia. Aprobó las oposiciones para el Cuerpo de Archiveros y su primer destino fue en el Archivo de Simancas. “Allí estuvo poco más de un año. No era una buena ciudad para una joven”, apunta con cierto humor Hortensia. Por lo cual decidió marchar a Murcia buscando un clima más benigno, allí conocería a su marido Fernando Ramón Ferrando, profesor de Física en la Universidad.
Según la biógrafa, “su marido era un auténtico desastre. El típico genio desordenado y bastante insociable. Lo contrario que María”. En el año 1945, el matrimonio se vino a vivir a Madrid a una casa en la calle Raimundo Fernández Villaverde esquina a Dulcinea. Y en 1952 su hijo Fernando le trajo de Londres el “Learner’s Dictionary of Current English” de A. S. Hornby, de la Universidad de Oxford. Consciente de las carencias del DRAE se puso a trabajar en su diccionario de usos. “Será cosa de un par de añitos”, le dijo a su marido que se dejó convencer.
“Solía trabajar en su hogar en jornadas de hasta 15 horas. En muchas ocasiones sus hijos organizaban guateques en su casa y María preguntaba a los invitados cómo usaban ciertas palabras o expresiones, todo lo apuntaba en sus fichas. Era una mujer que le gustaba que la gente le contase sus cuitas amorosos y la encantaba estar rodeada de sus hijos y nietos”, señala la autora en la entrevista. Para Hortensia. “María Moliner iba a lo suyo. No hacía mucho caso a la política. Su objetivo era sobrevivir y adaptarse”. María Moliner tuvo ciertos problemas tanto en tiempos de la Segunda República como con el franquismo.
Los dos años que dijo a su esposo que tardaría en realizar su diccionario se convirtieron en 15. Está claro que le gustaba el trabajo bien hecho. El diccionario lo publicó la Editorial Gredos en los años 1966-67. “Le aportó bastante dinero y un cierto desahogo económico”, apunta Hortensia Búa. Gracias a su trabajo, “los académicos se pusieron las pilas y publicaron una actualización del DRAE, que llevaban años sin reedita. Se puede afirmar que María Moliner hizo mucho más que todos los académicos juntos”, concluye la autora.
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