Ha sido el debut internacional más aclamado de los últimos años: un retrato social de la India actual que denuncia el problema de la desaparición de niños.
Pasadas las calles de un mercado repleto de personas, perros y rickshaws, después de los puestos que huelen a cardamomo y aceite chisporroteante, debajo de un cielo lleno de humo que apenas deja pasar un rayo del sol, y ya al final de la línea morada de metro, se encuentra un revoltijo de casas con techos de hojalata donde Jai, de nueve años, vive con su familia. Desde su puerta puede ver las luces brillantes de los elegantes rascacielos de la ciudad, y aunque su madre trabaja como empleada doméstica en uno, para él parecen estar a miles de kilómetros de distancia.
Jai babea frente a las tiendas de dulces, es un fan absoluto de los reality shows de policías que emiten en televisión, y se considera más listo que sus amigos Pari (aunque ella siempre obtiene las mejores notas) y Faiz (aunque Faiz tiene un trabajo real). Cuando un compañero de clase desaparece, Jai decide usar las habilidades para resolver crímenes que ha aprendido de la televisión para encontrarlo. Pari y Faiz serán sus asistentes, y juntos elaboran listas de personas para entrevistar y lugares para visitar.
En su investigación los tres se aventurarán en algunas de las partes más peligrosas de la ciudad, pero los niños continúan desapareciendo, y el trío debe enfrentarse a padres aterrorizados, una fuerza policial indiferente y djinns que arrebatan el alma para descubrir la verdad.
Jugar a los detectives ya no es un juego de niños. A medida que las desapariciones se acercan cada vez más a sus casas, las vidas de Jai y sus amigos cambiarán para siempre.
Deepa Anappara creció en Kerala, en el sur de la India, y trabajó como periodista en ciudades como Bombay y Nueva Delhi durante once años. Sus investigaciones sobre derechos humanos y el impacto de la violencia religiosa en la educacion de los niños han sido distinguidas con varios honores. Ha sido premiada, también, por la publicación de diversos cuentos, y en la actualidad reside en Inglaterra y está cursando un máster en Escritura Creativa. Antes de que se publicara, Los detectves de la línea morada ya contaban con tres galardones al mejor debut: el Premio Peggy Chapman-Andrews de Primera Novela, el Lucy Cavendish de Ficción y el Deborah Rogers Foundation. Posteriormente, los lectores y la crítica la han respaldado de manera unánime y se ha convertido en una de las revelaciones literarias del año: ha formado parte de la selección del Women's Prize de Ficción, ha sido finalista del premio JBC de Literatura, y se encuentra además en proceso de traducción a veintidós idiomas.
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