Con esto de la pandemia, Tomás García Yebra ha cerrado temporalmente la librería-museo que regenta “La historia secreta de las Navas” en la localidad abulense de Las Navas del Marqués, una librería que posee varias joyas antropológicas de la zona. Les recomiendo una futura visita en cuanto terminen esto de los confinamientos y se puedan mover por la sierra abulense. Supongo que esta primavera volverá a abrir sus puertas para que el lector avisado e inquieto pueda visitarla. Mientras tanto, sigue escribiendo y publicando libros y dando talleres de escritura creativa en la librería “Libros para un mundo mejor”, en la Calle Espíritu Santo, 13. Otra gran librería. “Me gusta más la enseñanza que el periodismo. Aprendo más de mis alumnos que ellos de mí. La enseñanza te ayuda a pensar, a dudar. Algo que todo buen escritor necesita”, me dice el autor madrileño en voz baja en el salón de su casa del barrio de La Latina, el barrio más castizo de la capital. Desde su balcón se puede ver el teatro que regentó la gran actriz-cantante cómica Lina Morgan y a su espalda se sitúa El Rastro, más casticismo no se puede pedir en tan pocos metros cuadrados. Parece que Tomás vive en un tiempo pasado de tertulias literarias, basta ver su móvil, un Alcatel modelo de hace más de 20 años en el que no tiene mi Internet ni whatsapp. “No lo necesito. Vivimos demasiado pendientes de las redes sociales y eso no es bueno para la creación literaria. Se pierde mucho tiempo”, opina con decisión. Su nuevo libro, “En busca del Miguel de Delibes”, tiene un título con reminiscencias a Marcel Proust, estoy seguro que el subconsciente ha jugado con él. Hace años ya salió en busca de Camilo José Cela y le desmontó. El libro se tituló “Desmontando a Cela” y en el relata las incongruencias del Premio Nobel de Literatura, con Miguel Delibes ha pasado todo lo contrario. A Delibes le admira. Le entrevistó en más de cinco ocasiones y solía hablar regularmente por teléfono con el genial escritor de Valladolid. “Don Miguel, le prometo que escribiré un libro sobre usted”, le dijo en cierta ocasión. Ahora, lo ha cumplido. Para escribirlo decidió aparcar a su heterónimo Percy Hopewell con el que ya viajó por diversas tierras peninsulares y con el que publicó un libro dedicado a Santa Teresa de Jesús, y hacerlo por sí mismo. García Yebra resolvió ir a la población medieval de Urueña para investigar las cosas que desconocía de don Miguel. “Es una población increíble, llena de librerías, donde todos sus habitantes tienen que ver con alguna rama artística. Allí viven o vivieron personas como Joaquín Díaz, Amancio Prada, Luis Delgado o el librero Jesús Alcavarán, entre otros. Todos gente atípica, se respira cultura por todos sus poros. El pueblo llegó a tener hasta once librerías, algo insólito para un pueblo de apenas 200 habitantes. La villa del libro, lo llamaban. La conocí cuando escribí un artículo sobre ella en 1989”, cuenta el escritor afincado en Las Navas del Marqués. El libro mezcla ficción con hechos reales. “Entrevisté a los hijos de Delibes, Elisa y Adolfo, al poeta José María Muñoz y más gente relacionada con el escritor vallisoletano. Quise que el libro fuese como uno de viajes, pero sin perder de vista a Miguel Delibes. En el libro, me voy encontrando con personajes de sus novelas. Con algunos hago hasta una obra de teatro, la de “Cinco horas con Mario”, donde todo es ficticio, con giros que no son de Delibes. Todo salió de mi magín”, explica el viajero y escritor. A Carmen Sotillos, la protagonista de la novela, la hace votante de Vox. “Estaba obsesionada con el dinero y el sexo”, remacha. A Delibes no le gustaba ni un pelo su primera novela “La sombra del ciprés es alargada”, premio Nadal de 1947. “En la novela hay mucho de él, es muy autobiográfica. Delibes hace una crítica brutal de sí mismo en todos sus libros”, sentencia Tomás García Yebra con decisión y añade “como no sabía arroparse literariamente, se desnuda en ella. Era totalmente consciente de cómo era como persona”. Para Elisa Delibes, su padre tiene pocas novelas optimistas y para Tomás los libros más suyos son “Diario de un cazador”, “Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso”, “Pegar la hebra” y “Mi vida al aire libre”. “Son los libros donde se muestra exultante de felicidad. Creo que los libros suyos que se seguirán leyendo dentro de 50 años son los que yo llamo de menudeo, donde cuenta sus experiencias, donde transmite el gozo por la naturaleza. Tampoco podemos olvidar obras como “El camino”, donde el autor “encuentra su voz”, dice Yebra. “En la literatura interviene mucho el subconsciente”Tomás García Yebra cree que “en la literatura interviene mucho el subconsciente. Mi literatura tiene mucho humor, es innato en mí. No me sale el drama. Cuando doy clases enseñó la técnica, pero la personalidad no la puedes modificar.. El talento va en los genes y es inmodificable”. Pero ante todo es entretenido, sus libros se los devora el lector de un tirón. Esa es la genialidad del autor vallisoletano. Quizá, por eso se ha fijado en algunos de los aspectos más divertidos de Miguel Delibes. “Le enfadaba mucho las erratas. En 1967, recibió de su editor Josep Vergés el segundo tomo de sus Obras Completas –hasta el momento, claro está-. Después de una atenta lectura encontró más de 300 erratas. Escribió al editor de Destino con todas las correcciones y mostró su disgusto. El editor se puso a corregir esos fallos y cuando le devuelve las galeradas, advierte que: "me sorprende que hayan corregido ciento y pico de erratas y se haya incurrido en 29 nuevas. Lo de las erratas en Destino no tiene remedio”, recuerda Yebra. Pero Tomás García Yebra, además de las anécdotas divertidas que relata, analiza la obra de Miguel Delibes de forma minuciosa. “En la obra de Delibes se refleja su yo más profundo y dramático. Es en la novela donde se canaliza ese yo. A todos los personajes se les hace vivir cosas que uno ha vivido o que le hubiera gustado vivir. Delibes se confesaba en sus novelas”, expone.
También trata del Delibes periodista que dirigió “El Norte de Castilla” durante seis años, anteriormente había sido su subdirector. Dimitió por desavenencias con Manuel Fraga, ministro franquista de Información y Turismo. Sin embargo su carrera como periodista pudo seguir como director de “El País”. No quiso serlo. “El no se dejaba ningunear. Era una persona muy íntegra. Todos los periódicos inoculaban ideología y él estaba por encima de eso. Era una persona totalmente libre y consecuente consigo mismo”, describe el autor de “En busca de Miguel de Delibes”. Era tan íntegro que pese a que Lara le ofreció en varias ocasiones el Premio Planeta no lo quiso. “Que yo sepa sólo tres escritores han rechazado ese premio, el primero fue él, luego vendrían Almudena Grandes y Arturo Pérez Reverte”, confiesa sottovoce. Sí aceptó el Premio Cervantes, pero la estatuilla la utilizaba para sujetar una puerta batiente de su casa. Tenía mucha guasa don Miguel”, apuntilla Tomás García Yebra con la misma guasa castiza que le caracteriza. En opinión del escritor madrileño, “La característica principal de Miguel Delibes es un perfeccionismo. Aparentaba sencillez, pero el milagro de la literatura es precisamente eso parecer sencillo siendo un virtuoso. Tenía una plasticidad en el lenguaje que usaba que todo parecía sencillo, era de una fluidez desbordante”. Si algo ha quedado claro en la entrevista es la admiración que Tomás García Yebra siente por el escritor de Valladolid. “Era tan preciso en su lenguaje que encontró un perfeccionismo casi mágico. Ese es el arte de escribir”, concluye el periodista y escritor. Puedes comprar el libro en:
+ 0 comentarios
|
|
|