Si en una cosa es especialista el escritor barcelonés es en ganar premios literarios. Lo ha ganado prácticamente todo en el género de literatura juvenil. La acción de “El círculo escarlata” ocurre en Santander y tiene claros tintes autobiográficos. César Mallorquí aúna el género de aventuras, con el de misterio y terror fantasmal y, por supuesto, con el thriller. Una gran mezcla que hace que el lector no se pueda despegar de la historia que cuenta hasta el final de la novela; por cierto, la obra está escrita con mucho humor, género en el que tiene mucha experiencia, ya que trabajó en “La Codorniz” durante muchos años. En la entrevista, nos da algunas pistas sobre cómo se fraguó su novela. Han pasado unos dieciocho años desde que publicó su novela “Las lágrimas de Shiva”. ¿Cómo después de tanto tiempo decidió escribir otra novela teniendo como protagonista a Javier? Cuando escribí “Las lágrimas de Shiva” no tenía intención de continuarla. Los protagonistas eran gente normal a la que no suelen pasarle cosas extraordinarias. Pero cada vez que me reunía con mis lectores, me pedían –casi me exigían- una continuación. Yo no le veía sentido, hasta que al cabo de unos años me di cuenta de que Javier sí era especial: veía fantasmas. ¿Cómo ha tardado tanto tiempo en volver a utilizar un personaje tan conseguido? Una vez que decidí escribir la continuación me puse a buscar una historia. Quería un argumento que me gustara de verdad; no una simple prolongación de “Las lágrimas de Shiva”, sino una trama que aportara algo más, otro punto de vista. El caso es que tardé varios años en encontrarla. Sin embargo, en la novela sólo han transcurrido apenas 4 años. ¿Qué de especial tiene el periodo del tardofranquismo para usted? Pues que corresponde a un periodo de la vida que es especial para todo el mundo. Durante el tardofranquismo transcurrió mi adolescencia y mi primera juventud. ¿Por qué lo ha situado en ese año 1973? La primera novela está ambientada en 1969 y los protagonistas tenían 15 años. Para “El Círculo Escarlata” quería que Javier y Violeta fueran más adultos, así que situé la historia cuatro años después, cuando tienen 19 y han comenzado la universidad. ¿Podríamos decir que Javier guarda similitudes generacionales con usted? Vaya por delante una confesión: Javier soy yo. A veces, los escritores tomamos como modelo para algún personaje a una persona real. Pues en este caso me tomé como modelo a mí mismo. ¿Qué tiene Javier de usted y al contrario? Continuando con la anterior pregunta, lo tenemos todo en común. Javier soy yo cuando tenía 15 y 19 años. O, mejor dicho: la versión que tengo de mí mismo a esas edades. “Las lágrimas de Shiva” y “El Círculo Escarlata” son mis novelas más autobiográficas (aunque me apresuro a aclarar que no veo fantasmas). Javier es una persona escéptica, todo lo contrario a su prima Violeta. ¿Cómo una persona así puede meterse en tanta aventuras, llamémoslas, esotéricas? Pues porque el autor lo decide. Aunque no son tantas aventuras, sino solo dos. Me parece divertido coger a un personaje escéptico y exponerlo a “fenómenos paranormales”. Aún peor, que él mismo tenga un don paranormal que se niega a reconocer. Por cierto, si alguien se lo pregunta: no creo en lo paranormal; es una novela, fantasía. “El posmodernismo aboga por la hibridación de géneros”“El círculo escarlata” es una novela juvenil, de aventuras, thriller, terror, misterio, etc. ¿Está el futuro de la literatura en los géneros híbridos? El posmodernismo aboga por la hibridación de géneros. O, mejor, por la eliminación de las fronteras entre los géneros. Así que, más que del futuro de la literatura, se trata del presente. Por otro lado, creo que resulta mucho más interesante escribir en las zonas nebulosas que se extienden entre los géneros, que desde el corazón de los géneros. Aunque dirigida para el público juvenil, es una novela apta para todas las edades. ¿Cuándo escribe piensa a qué público va dirigida? En el caso de la novela juvenil, no hago ninguna distinción: escribo igual para adolescentes que para adultos. Respecto a la literatura infantil, sí que tengo en cuenta al público a que me dirijo, porque son lectores en formación que requieren mayor sencillez narrativa. Pero incluso en este caso procuro que mis novelas tengan una segunda lectura más adulta. ¿Qué tiene de especial Santander para usted? Durante mi niñez, veraneaba todos los años en Santander con mi familia. Como he dicho, estas son mis novelas más autobiográficas. En la novela suceden tantos descubrimientos que el lector se engancha rápidamente a la trama. ¿Cómo consigue ese efecto? En realidad, lo que tira de la trama no son los descubrimientos, sino los misterios. Mi forma de narrar está basada en el misterio; entendiendo por “misterio” cualquier cosa que el lector no sabe y quisiera saber. No hace falta que sean grandes enigmas; pueden ser cosas pequeñas, pero lo suficientemente intrigantes para despertar la curiosidad del lector. Digamos que sazono mis novelas con misterios. Las sociedades secretas sigue siendo algo que nos llama mucho la atención. ¿Cómo urdió esa secta del círculo escarlata? Tiene que ver con la anterior pregunta. Las sociedades secretas son una forma extrema de misterio. Su mera existencia hace que nos formulemos muchas preguntas: ¿Quiénes son sus miembros? ¿Qué pretenden? ¿Cómo surgieron? ¿Dónde están? En el caso de mi novela, la secta del Círculo Escarlata está inspirada en los relatos de H. P. Lovecraft. Pero, como ocurre con el resto de la historia, nada es lo que parece. ¿Sigue siendo la Atlántida uno de los grandes misterios del mundo? No, no es ningún misterio: la Atlántida nunca existió. Probablemente sea una reminiscencia legendaria de la destrucción de la civilización minoica a causa del tsunami provocado por el volcán Santorini. Y también el modo que encontró Platón de exponer lo que consideraba una sociedad ideal. No obstante, es una leyenda inspiradora, aunque ya un tanto tópica. Javier es un apasionado de la ciencia ficción. Cita a escritores como Theodore Sturgeon o Clifford D. Simak, entre otros. ¿Ha querido hacer un homenaje a estos escritores un poco olvidados? Como he dicho, son novelas con un fuerte componente autobiográfico. Javier es un fanático de la ciencia ficción porque yo era un fanático de la ciencia ficción. Respecto a los escritores que menciono, pues sí, supongo que es una especie de homenaje; pero también una recomendación a los lectores. Vengo a decirles: “Eh, estos libros pueden gustaros”. Creo que, aunque en efecto se trata de autores un tanto olvidados, cualquiera puede disfrutar de “Más que humano” de Sturgeon, o de “Estación de tránsito” de Simak. Pero el auténtico homenaje se lo hago a H. P. Lovecraft, cuya obra tiene una importancia clave en el desarrollo de la historia. Esta idea de introducir a Lovecraft en la trama se me ocurrió cuando descubrí que mi padre fue el primero que lo tradujo al español. También vuelve a hacer un homenaje a su padre José Mallorquí y su revista “Narraciones terroríficas”. ¿Cuál ha sido el legado literario de su padre? La mención a mi padre en las dos novelas es, por supuesto, un homenaje. Pero también algo más. Como ya he dicho, son novelas con un componente autobiográfico. Javier soy yo y me veo reflejado en la trama. Por aquel entonces mi padre quizá era el escritor más popular de España, así que me parecía necesario incluirlo en la novela. Es decir, no sentiría emocionalmente completa la historia si mi padre no apareciera en ella, aunque sólo sea como referencia. ¿El legado literario de mi padre? Fue el mejor escritor de novela popular de su tiempo, y un precursor de muchos géneros. Editó la primera revista de terror española, “Narraciones terroríficas”, y la primera colección de ciencia ficción moderna, “Futuro”. Y, sobre todo, fue uno de los forjadores de un género nuevo, el western latino. Su legado es inmenso. ¿Se considera un poco zorro a la hora de escribir? Bueno, depende de lo que entienda por “zorro”. Si se refiere a la segunda acepción del diccionario -Persona muy taimada, astuta y solapada-, pues sí, intento ser el mejor zorro posible. Uno de mis principios básicos es tener muy presente al lector mientras escribo. Tenerlo presente para manipularlo, para jugar con su mente y sus emociones, Para hacerle mirar hacia otro lado y que no vea lo que pretendo ocultarle, y para revelarle la verdad justo cuando yo quiera. Pero en eso consiste la narrativa, ¿no?
La novela sin ser propiamente de humor, tiene y mucho. ¿Qué aporta el humor a la novela y a su literatura? Siempre he pensado que el humor es una especie de lubricante que hace que todo funcione con más suavidad. “El Círculo Escarlata”, entre otros géneros, es fantasía, una novela de fantasmas. Es decir, en un entorno realista se introduce un elemento sobrenatural. Pero la mayoría de la gente no cree en fantasmas, así que hay que hacer algo para que el lector suspenda su incredulidad. El humor funciona de maravilla para eso. Imaginemos que la película “En busca del Arca perdida” se hubiera rodado en tono serio y dramático. No nos habríamos creído nada, porque todo lo que cuenta es increíble. Pero al introducir el humor es como si nos guiñaran un ojo y nos dijeran “Anda, juega a creértelo”. Así que suspendemos la incredulidad y disfrutamos del espectáculo. Por otro lado, el humor es uno de mis rasgos de estilo, y aparece en casi todos mis relatos, incluso en los más dramáticos. Supongo que se debe a mis orígenes, porque mi primer trabajo relacionado con la escritura, allá por comienzos de los 70, fue como colaborador de una revista humorística, “La Codorniz”. La novela está escrita en primera persona. ¿Es la forma en la que se siente más cómodo escribiendo? Me siento igual de cómodo en primera persona que en tercera (incluso he escrito un relato en segunda). Pero cada libro, cada historia, requiere una estructura distinta. En este caso, el argumento tiene una faceta intimista; y como he dicho, autobiográfica. Es decir: nostálgica. Por ello, me parecía necesario darle toda la voz al protagonista. Para terminar, ha ganado tantos premios literarios de literatura juvenil que he perdido la cuenta. ¿Qué aportan los premios en la difusión de la literatura? Los premios –al menos los más importantes- generan noticia y curiosidad, lo cual supongo que atrae lectores. Imagino que incluso habrá gente que solo lea premios literarios. Pero me parece que lo que fundamentalmente hacen los premios es difundir la obra del autor premiado. ¿Qué proyectos suyos veremos próximamente en las librerías? Hasta ahora, solo había escrito una novela infantil, “El hombre de arena”, porque me lo pidió mi hijo Pablo cuando era pequeño. Me pareció un género muy difícil que, además, me costaba mucho trabajo escribir, así que no volví a intentarlo. Pero hace un par de años recapacité sobre el asunto. Y me di cuenta de cuál había sido mi error: había intentado ir yo hacia la literatura infantil, y por eso me había resultado tan difícil. Así que lo que tenía que hacer es llevar la literatura infantil a mi terreno. En marzo aparecerá el primer tomo de una serie de aventuras protagonizadas por un chico de 12 años llamado Dan Diésel. El nº 1 se titulará “El misterio del Artefacto C”, y el nº 2 “En poder de Khan”. Son historias retrofuturistas ambientadas en el 1932 de un universo paralelo. En concreto, se adscriben a un género poco conocido en España: el diéselpunk; algo así como el steampunk, pero situado en el primer tercio del siglo XX. Eso es lo que entiendo por llevar la literatura infantil a mi terreno. Puedes comprar el libro en:
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