Las nuevas perlas documentales del excelente investigador De Diego Romero rectifican los errores de los cervantistas sobre los retatarabuelos, tatarabuelos, bisabuelos y abuelos paternos y maternos de Nicolás, Gonzalo, Francisco y Fernando, cuñados de Cervantes, espía de la misión secreta de «Friedensfürst» (1527-1598), en Mostagán y Orán, así como documentan que el tío materno Juan de Palacios, clérigo de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, de Esquivias, liquidó todas las deudas de los suegros del héroe de Argel.
Estos nuevos testimonios de inestimable magnitud de Don Sabino de Diego Romero, no solo acreditan la riqueza de Catalina que consistía en las buenas viñas, olivas y almendros, un huerto y quince majuelos, sino también desacreditan y echan en saco roto la trayectoria sobre Catalina, fuente de inspiración del autor de «El Quijote», mal interpretada, parcialmente examinada o dejada en el tintero por los eruditos.
Gracias al hallazgo de primera fila de la documentación de inestimable valor historiográfico estamos redactando los dos libros, intitulados: «Documentos de la hidalga esquiviana Catalina de Salazar y Palacios, y de sus familiares, esposa de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de El Quijote», y «Vida de Catalina de Salazar y Palacios, esposa de Miguel de Cervantes», que no solo están fundamentados en los nuevos testimonios notariales, sino también en el excelente libro de De Diego Romero, titulado «Catalina, fuente de inspiración de Cervantes, análisis biográfico sobre Catalina de Salazar y Palacios, basado en los documentos hallados en los Archivos parroquiales de Esquivias» (Sevilla, Punto Rojo Libros, 2015).
De igual modo, conviene hacer hincapié en que respaldándome en los inapreciables nuevos documentos, confirmo que Miguel, soldado de corazón, no solo amaba a Catalina, su admirada y adorada hidalga esquiviana con toda la intensidad de su alma, puesto que «el amor es una perla preciosa que, si no se posee, de nada sirve el resto de las cosas, y si se posee, sobra todo lo demás» (San Agustín, 354-430, «doctor de la Gracia» y obispo de Hipona, al norte de África, y autor de una de las obras más destacadas, intitulada La ciudad de Dios), sino también que jamás pensaba en separarse o divorciarse de su ejemplar esposa en conformidad con los documentos fidedignos, ya que Catalina, según sus palabras: «pelea en mí, y vence en mí, y yo vivo y respiro en ella, y tengo vida y ser» (El Quijote, I-XXX) y porque «la mujer virtuosa es corona de su marido» («Proverbios», 12-4, la Biblia).
En resumidas cuentas, le felicito al historiador esquiviano Don Sabino de Diego Romero por el descubrimiento de las nuevas joyas de capital importancia para la biografía documentada de Catalina, y el glorioso Manco, así como para la Historia de Bélgica, España, Esquivias, Francia, Holanda, Italia, Madrid y el Nuevo Mundo, y le agradezco su ejemplar y excelente colaboración. ¡Enhorabuena!
«Laus in Exclesis Deo»,
Krzysztof Sliwa
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