Me encuentro con Bocero de la Rosa en el Certamen de Novela Histórica de Úbeda donde presentó su última novela. Allí pudimos hablar largo y tendido sobre su obra y los acontecimientos que trata. No escapan a su visión los grandes momentos de los músicos barrocos de la Corte y las mujeres que rodearon a un rey que tuvo muchos problemas de salud mental. En la entrevista nos da algunas de las claves sobre su novela y nos cuenta algunos de los secretos de la misma. “El último sueño del rey” es su nueva novela histórica que se centra en el reinado de Fernando VI, un rey con numerosos problemas psíquicos. ¿Por qué se ha fijado en este monarca para escribir su libro? Bueno, es una figura que me pareció curiosa y atractiva por el desconocimiento más o menos generalizado en torno a ella, un rey bastante “discreto”, en la idea del mayor especialista en su figura, el catedrático José Luis Gómez Urdánez, y la asunción o conciencia de sus “limitaciones”. Precisamente por lo contrario por lo que debería llamar la atención: por sus “debilidades” como rey en un momento en el que hay muchas expectativas en España y Europa como mitad del siglo XVIII. Y como hombre, para hacer frente a su cargo de rey y su “soledad interior”. ¿Cuáles fueron las principales virtudes y defectos de Fernando VI? Por las primeras, creo que el “equilibrio” en los años que es rey, hasta que va sufriendo la enfermedad, la resolución de inicios de su reinado y por supuesto la “obsesión” por la paz. Más allá del concepto que podamos entender como tal hoy, esa obsesión facilita el avance del reino. Por los segundos, la dependencia excesiva de la reina como su único eje vital. ¿Supo rodearse de ministros inteligentes? Sí, por supuesto. Al menos se encuentra, y deposita su confianza, en dos personajes de peso entre los ministros españoles del siglo, como son Ensenada y Carvajal. El primero es el gran protagonista y cae por las intrigas del embajador inglés con su sucesor, Wall y el duque de Alba. Logran convencer al rey de que prepara la guerra con Inglaterra a sus espaldas. Uno de los males habituales (y en el plano político) que tanto daño han hecho al país. ¿Cuál fue el papel de Ricardo Wall durante su reinado? Eliminar al partido de Ensenada (cuidarse de los partidarios de a quien había eliminado) y cumplir con mérito el año en el que Fernando VI enloquece en Villaviciosa manteniendo la neutralidad. Ese fue su mejor acción. Es un personaje complejo, con un gran sentido de la responsabilidad política y también una ambición indisimulada que logra controlar en un entorno muy complejo. ¿Qué papel jugó su esposa doña Bárbara de Braganza? Como te decía, fundamental. Es el eje de la vida del rey. Bárbara es una mujer de una cultura excepcional y una extraordinaria sensibilidad artística. Una mujer con el carácter de su madrastra o una mujer con un carácter como el suyo hubieran sido parejas muy distintas con consecuencias vitales imprevisibles. Bárbara es perfecta como compañera para Fernando, al igual que el para ella. Esa “unión espiritual” juega un papel imprescindible en la vida de los dos. ¿Y el del marqués de la Ensenada y Carvajal? Fundamentales, como comentaba. Mira, estoy muy de acuerdo con quienes piensan que Ensenada es el gran ministro del XVIII. Lo bueno es que Carvajal era su contrapunto, comenzando por su carácter, y se llegan a entender muy bien. Se respetan y se mantienen a distancia pero se reconocen y aprecian en privado la figura de cada uno. Ensenada es la acción y Carvajal la reflexión. Uno es “exuberante” y otro austero. Se complementan y equilibran el centro de poder. “La paz es la clave por la que el reino avanza y pueden hacerse las reformas del período”¿Fue un periodo de bonanza en cuanto a lo económico? Sí, gracias a la paz. Esa es la clave por la que el reino avanza y pueden hacerse las reformas del período. De hecho, la bonanza económica y la fortuna de las arcas reales es buena parte de la herencia que permite a Carlos III poner en marcha su programa. La reina era una persona muy inteligente. ¿Cometió algún error durante su reinado? Al final. Testamenta a favor de su hermano, el rey de Portugal, una extraordinaria fortuna, siete millones de reales tras descontar cuentas, misas y otros, porque se elevaba a once millones, lo que destroza su imagen a ojos del pueblo. Nadie entiende que esa fortuna no fuese para el rey Fernando, para su marido, y que se fuese fuera. Un expolio más. Un error que, de cualquier forma y con el paso del tiempo, no anula o invalida su papel como reina. Fernando VI estuvo rodeado de mujeres con grandes cualidades como Isabel de Farnesio. ¿Qué papel jugó en la sucesión de Carlos III? Bueno, es su madre. Trata por todos los medios de que su hijo reine, antes de que llegue Fernando al poder y luego, soportando pacientemente su salida de escena durante 12 años. Una vez que Fernando cae enfermo y a su muerte, cobra un papel indispensable. Era una mujer de un carácter extraordinario y con mucha fuerza vital, admirada y denostada a la vez. Federico el Grande la admiraba. Un ejemplo de lo que representaba su figura. ¿Cree que el siglo XVIII es la época más desconocida de nuestra historia reciente? Creo que sí. Sin duda. Me resulta un periodo fascinante de nuestra historia, en el que empezamos con una guerra civil cerrándose la larga etapa de los Austrias y nos encontramos a mitad de siglo en condiciones de dar un salto adelante que nos hubiese llevado lejos. Pero, en los últimos años del rey quizá más valioso de la edad contemporánea, Carlos III, volvemos atrás. Y cerramos muy mal. Y sí, es un período, en general, muy desconocido. Por desgracia. ¿Le ha resultado complicado documentarse sobre esta época? No, en absoluto. Hay mucha documentación, es una época muy cercana. Lo importante para mí, a diferencia de mi primera novela, era tener una idea clara y precisa de los protagonistas y la situación y margen para recrear. Si no, cruzar el viejo límite de la historia novelada era muy fácil y no quería caer en ello. Me documento muy a fondo, es cierto, y he tratado de conocer al máximo la época, pero dando la libertad necesaria a los personajes. Especialmente para hacerlos hablar en voz alta sobre sus carencias, sus necesidades y sus inquietudes.
En su novela discurren muchos personajes históricos. ¿Ha utilizada alguna protagonista inventada? Sí, pero es mejor descubrirla (risas) como hay otros protagonistas inventados, naturalmente, que estará bien conocer. Me gusta contar con personajes reales a los que respetando los perfiles en lo esencial, pueda darles el “vuelo justo” que, en realidad, protagonizan los imaginarios. Hay que tener mucho cuidado con los personajes reales para que no “crucen” líneas muy evidentes de transformación de la identidad. Las “licencias” son necesarias porque se trata de novelar, pero resrespetando los perfiles en lo esencial, pueda darles el “vuelo justo” que, en realidad, protagonizan los imaginarios. Ha estado presentando su libro en el Certamen de Novela Histórica de Úbeda. ¿Cuál ha sido su experiencia? Y ¿qué sensación se lleva de esas jornadas literarias? Pues realmente extraordinaria. Ha sido la primera vez que he hecho una presentación en un certamen de la categoría del Internacional de Úbeda, con un formato muy cómodo y un grupo muy acogedor y experto, que son dos cosas importantes. Estoy muy contento y orgulloso de haber participado. La sensación es igualmente excepcional. Descubres sobre el terreno, y en unas circunstancias tan duras y difíciles como estas, una tremenda ilusión por organizar las jornadas y por estar en ellas y ser parte de ellas, entiendes la categoría que tienen y porqué la tienen. Y muy cerca de mi casa, Córdoba, donde entendemos muy bien lo que es tener la distinción de “patrimonio de la humanidad” como tiene Úbeda, que es una de las ciudades andaluzas más deslumbrantes. ¿Repetiría el año que viene? Por supuesto. Lo haré sin dudarlo. Puedes comprar el libro en:
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