Aquellos quienes lo conocieron y fueron testigos de la personal vida creadora de un futuro genio. Esa otra vida diaria en sus más variadas secuencias entre la belleza y el dolor de una mente vibrante de creatividad. Beethoven contado a través de sus contemporáneos, de O.G. Sonneck -traducción de Ana Pérez Galván-, es una apuesta tentadora de Alianza Editorial con esta edición en español de tan seleccionada biografía del genio Beethoven. Aunque, y sin género de dudas, el tema de la creatividad mágica y arrebatadora maestría es manifiesto, lo que logra mostrar con acierto es a la persona de carne y hueso. De cómo era el hombre cuando bajaba de su tronar beethoniano para mostrarse como una persona en sus vivencias cotidianas y sus criterios. Comentados en este libro por aquellos otros protagonistas del mundo de la música y sus varias vertientes, que tuvieron la fortuna de tratarlo personalmente.Su autor elabora una historia sublime de Beethoven. Sorprendente resulta ser su niñez. Traviesa propia de la edad, aunque ya muestra su tarjeta de compositor que a los once años publica su primera obra Drei Sonaten Für Klavier. (Tres sonatas para piano). Emocionante la visita del futuro genio a Viena para conocer al inmenso Mozart quien lo recibe y le permite interpretar algún detalle. Beethoven tocó algo que traía preparado. Mozart lo escuchó con cierta indiferencia. Entonces el futuro genio de Bonn le pidió que le señalara un tema para improvisar. Tocaba con tal pasión, que Mozart se acercó a unos amigos que estaban en otra sala y les dijo: “No lo perdáis de vista, algún día dará que hablar al mundo”. El padre tan disciplinado y categórico con ese niño, futuro genio musical, le obligaba con severa instrucción a estudiar piano con orden establecido. Cuanto que le era posible el niño rompía la enseñanza para interpretar sus propias inspiraciones. El padre le reñía. No transcurrió mucho tiempo para que ese padre manifestara en voz alta que su hijo sería un buen compositor. Tenía un concepto propio de su personalidad que surgía de improviso, en cualquier concierto o en la mansión de un noble, algunos de ellos admiradores y protectores de este rudo personaje desaliñado y poco agraciado. Parecía un maestro de escuela rural entrometido en esas altas reuniones. Como si en un juego de la propia naturaleza le donara todo a la música como única necesidad y de quien está seguro de sí mismo en sentirse creador. Le preguntó en una reunión cierta distinguida señora si conocía las óperas de Mozart. El contesto que no solía escuchar lo de otros, se bastaba a sí mismo como creador. Y así se expresaba: “Jamás se me ha ocurrido componer por el honor y la fama. Necesito tocar lo que llevo dentro de mi corazón”. Los genios llevan en su interior una energía íntima y creativa que les va marcando el sendero de lo que el protagonista considera normal, Suya es la abundancia o la pobreza, el olvido hasta sentirse solo, no olvidado sino en una sociedad en la que ha vivido el calor y aplauso de las muchedumbres, pero también el desencanto como persona. Este es el gran sordo de Bonn. La Novena aventura de imborrable palpitación de la creatividad lírica y poética del genio que también se consideraba a sí mismo una persona de carne y hueso. De dolor en el costado y furia creativa de su existencia arrolladora en una sociedad que consideraba injusta con el pueblo. Y llegó la no deseada hora del último adiós de quien se quedará por los siglos de los siglos con la humanidad del transcurso de las generaciones. Lo adoraron los amigos ante la tumba conmovidos empapados de un dolor universal que se fue propagando sin fronteras. Fueron miles de personas de todas las clases sociales, desde los tronos del poder político y religioso, también el pueblo, ese pueblo del que el genio tomó sus canciones para elevar los versos a las alturas vida del genio de la música. No soportará los muros dela maldad y la tiranía. Todo el mundo de la cultura acudió a la elegía terrenal. Acariciar lo bello. Él lo consiguió. Puedes comprar el libro en:
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