Para la ocasión, el Ateneo Mercantil se vistió de gala. Doña Carmen de Rosa Torner, su presidenta, encabezó una mesa completada con Melania Vázquez, miembro de la junta directiva del Ateneo Mercantil y coordinadora de sus premios; Antonio Alcolea, quien habló sobre la biografía del autor, editor de Olé Libros, sello valenciano que publica los textos premiados por el Ateneo; Ricardo Bellveser, periodista, poeta, conferenciante, exvicepresidente del Consell Valencià de Cultura y uno de los mejores directores que ha tenido la institución Alfons el Magnànim, a él le fue encomendada la tarea de mantenedor de la obra, y por supuesto, José Antonio Olmedo, crítico literario, poeta y editor valenciano, quien con “Actos sucesivos” presentaba su octavo libro y séptimo poemario.
Al evento acudieron distinguidas personalidades de la política y la cultura valenciana, como: Dª Amparo Navarro, alcaldesa de Benisanó, Dª Raquel Ramiro, alcaldesa de Bonrepós i Mirambell, Juan Luis Bedins, presidente de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE), Manuel Vélez, catedrático y profesor, Carmen Fons, periodista cultural y locutora de radio, Enrique Linares, director de la revista “Hojas en la Acera”, Marc Caballer, fundador del colectivo lírico Poesía 90, Elia Saneleuterio, miembro de la junta directiva de CLAVE y profesora de la Universidad Politécnica de Valencia, Gregorio Muelas, codirector de la revista literaria “Crátera”, Félix Molina, coordinador del Aula de Poesía del Ateneo Mercantil, Vicente Barberá, coordinador y fundador del ciclo Poetas en el Ateneo, Vicente Bosch, directivo del Ateneo Mercantil, Carla Juárez, directora y fundadora de la revista literaria “Parnaso”. Y poetas, muchos poetas: Blas Muñoz, Pedro José Moreno Rubio, Jorge Pérez Cebrián, Salomé Chulvi, Alicia Muños Alabau, Hasbia Mohamed, José Antonio Mateo Albeldo, Romero de Buñol, María de los Ángeles López, David Coloma, Abel Dávila, Diego Muñoz, Esperanza Vives, José Carlos Lloréns (quien también ejerció como fotógrafo) e Isaac Martín, entre otros.
El evento fue cubierto por Juan Amor, enviado especial de Todounmundoonline, completó su aforo, vía reservas, días antes de la convocatoria y contó con todas las medidas de seguridad que determinadas por las autoridades sanitarias.
Tomó la palabra Dª Melania Vázquez para introducir a los presentes al acto y presentar a los miembros integrantes de la mesa presidencial. Acto seguido habló de la importante actividad cultural que desarrolla el Ateneo e incluyó en ella sus premios literarios. Puso en valor la trayectoria que como crítico literario avala a Olmedo y subrayó la importancia que tiene para el Ateneo que su premio recaiga en autores de tanto prestigio. Melania dio paso a Antonio Alcolea, quien agradeció a la entidad convocante su disponibilidad y atenciones pronunció una breve semblanza de José Antonio, autor que, como él mismo dijo, hacía tan solo unos días fue finalista de uno de los premios de poesía más prestigioso de España, el Internacional Fundación Loewe (Madrid) en su trigésimo tercera edición.
Melania Vázquez invitó a Carmen de la Rosa Torner a que como presidenta del Ateneo dirigiese unas palabras a todos los presentes. De esta manera, De Rosa Torner agradeció a los asistentes su presencia y dio la enhorabuena a José Antonio Olmedo por la obtención del premio. Recordó lo difícil que resulta mantener una actividad tan seria e intensa como la que mantiene la institución que preside y se mostró optimista con referencia a la situación social actual.
La presentadora cedió la palabra entonces a Ricardo Bellveser, señero ateneísta y poeta perteneciente a la generación de Jaime Siles, Jenaro Talens o Guillermo Carnero, quien no tardó en concentrar la atención del público en un discurso tan potente como acertado a la hora de desgranar el poemario. Así, Bellveser apuntó que “Actos sucesivos” se estructura en dos partes: una, dedicada a una concepción metafísica del tiempo, tema esencial, y la otra, a convertir en poesía las vivencias personales del autor. Bellveser prosiguió subrayando rasgos definitorios en la poética de este autor, como son los arcaísmos, frecuentes en su poesía, la fusión de poesía y ciencia y un cuidado uso del ritmo. Bellveser se confesó admirador de la obra de José Antonio, hasta el punto que considera que, de haber un canon poético actual, debería figurar en una buena posición del escalafón. La erudición de Bellveser quedó patente a la hora de radiografiar cada poema, cada palabra, su conocimiento del lenguaje poético hizo de su intervención casi una conferencia. El público, como hemos dicho, bien conocedor del mundo literario, recompensó esta dádiva con un estruendoso y emocionante aplauso que se prolongó más de lo habitual.
Tan rica y precisa fue la disertación del autor de Las cenizas del nido, que a José Antonio Olmedo le quedó poco que añadir, como él mismo confesó. No obstante, el autor premiado agradeció efusivamente al Ateneo, así como a todos los asistentes, su apoyo y seguimiento. José Antonio mostró algunas diapositivas que se proyectaban sobre una pantalla y al hilo de cada una fue explicando algunos conceptos importantes para comprender su obra. Como por ejemplo, su influencia cinematográfica, para lo que utilizó un fotograma de la película muda “Intolerancia” (1916), concretamente, el correspondiente a la escena que sirve de nexo entre las cuatro historias que narra Griffith en su película: la mecedora.
El poeta explicó que encontraba una analogía entre una percepción no lineal del tiempo (actos sucesivos en lugar de un continuo) y algunos de los presupuestos de la Física Cuántica actual que apuntan a la existencia de un tiempo discreto. Olmedo se confesó un enamorado de la ciencia y advirtió que muchas de sus ideas y teorías están vertidas en los poemas, por lo que considera que cada uno de sus poemarios es un ensayo encubierto.
Heberto de Sysmo (seudónimo de José Antonio) nos habló de Lita Cabellut, la pintora española que mendigó de niña en Las Ramblas de Barcelona y ahora vende cuadros valorados en cientos de miles de euros a compradores distinguidos. Uno de los aspectos que justifican que esta pintora tenga un poema dedicado en el libro es la técnica del craquelado que imprime a todos sus cuadros, un intento de representación del tiempo que, combinado a la técnica hiperrealista que utiliza y la truculenta historia de su infancia, da como resultado estremecedores obras atemporales.
Una jovencísima poeta valenciana, de nombre Irene Castelló, acaparó todas las miradas en la parte final de esta presentación. Ella fue la encargada de recitar poemas del libro, una breve pero escogida selección con la que dio buena cuenta al público de la esencia de este poemario, algo que hizo de manera contenida y elegante, por lo que arrancó una sonora ovación del público y fue obsequiada con un ramo de flores.
Melania Vázquez dio por concluido el acto, emplazó a los presentes a próximas convocatorias culturales y muchos de los asistentes hicieron cola para que el autor les firmase sus libros.
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