La pluma de Calvo Poyato es rica en matices y su verbo es muy diáfano, sabe explicar los acontecimientos históricos de manera exquisita y objetiva. En esta ocasión, se ha centrado en los años del desarrollismo franquista y narra la cotidianidad de una nación austera con gusto y mucha humanidad. Ha pergeñado un libro esencial para todos aquellos que quieran conocer una época que, aunque cercana, es bastante olvidada debido a los sufrimientos que se padecieron en un país sometido a una férrea dictadura. En la entrevista, nos cuenta muchas anécdotas de la época y acontecimientos olvidados por el común de la población, y otros no tanto.
“La España austera” es su último libro. ¿Es la palabra austera la que mejor define ese cuarto de siglo que va de 1950 a 1975?
Es una de las palabras que definen esos años. Empezaban a quedar a tras los duros años del hambre, pero su recuerdo permanecía muy presente en la mente y el comportamiento de los españoles que hicieron de la austeridad, más allá incluso de que obligaba la necesidad, una de sus formas de vida.
¿En qué proporción ha usado sus recuerdos personales y la documentación histórica?
Es difícil determinar dicha proporción, pero he buscado en mis recuerdos algunas de las realidades que se vivieron aquellos años, avaladas por una documentación en la que quedaban reflejados aspectos de la vida diaria de la época, como por ejemplo las consecuencias de los pactos con los EE. UU. que supuso la llegada de la leche en polvo, la firma del Concordato con la Santa Sede que dio forma a determinados aspectos del llamado nacionalcatolicismo que marcaron mucho la vida cotidiana, o la puesta en marcha del Plan de Estabilización que modificó la autarquía económica y permitió el llamado milagro español con crecimientos sostenidos del PIB en torno al 7 % anual en la década de los sesenta.
El libro comienza en los años 50 y en el 1952 se derogó la cartilla de racionamiento. Esa cartilla como tal la concibió Largo Caballero en tiempos de la Guerra Civil. ¿Ese hecho dio paso a la España austera después de la España del hambre?
Un cambio como ese no depende de una decisión concreta. Pero la desaparición de las cartillas de racionamiento señalaba que la escasez y las dificultades para adquirir alimentos quedaba atrás y se entraba en otra fase en la que el hambre no desaparecía por decreto, pero no era una realidad tan terrible. Lo que no quedaba atrás era la austeridad que se mantuvo mucho tiempo.
En su libro nos cuenta que en esos años los yogures eran tratados como medicinales. ¿Tiene alguna anécdota sobre esas calamidades que pasaban los españoles?
Me contaban que en mi pueblo que tenía y, en buena medida mantiene, una importante vega de huertas, hubo hortelanos que sembraron patatas —se enterraban unos cascos de los que brotarían las matas— y comprobaron que las patatas no nacían. Algunas personas vieron sembrarlas y sacaron de la tierra los cascos de patata.
¿La transformación de la España autárquica comenzó con la firma de los Pactos de Madrid en 1953?
No, durante los años cincuenta Franco se mantuvo aferrado a la autarquía, que era una de las señas de identidad del régimen. La autarquía se abandonaría a partir de 1959 con la puesta en marcha del llamado Plan de Estabilización.
"Los pactos de 1953 fueron un gran espaldarazo al franquismo"
En esos años comenzó a romperse el aislamiento internacional que sufría la España franquista. ¿Fue una validación la firma de los pactos, por parte de Estados Unidos, del régimen franquista?
El aislamiento internacional empezó a agrietarse con la apertura de embajadas como la de Gran Bretaña, Francia o los Estados Unidos a comienzos de los cincuenta. Los pactos de 1953 fueron un gran espaldarazo al franquismo, que abrió la puerta a la admisión de España en la ONU en 1955.
¿La firma del nuevo Concordato con la Santa Sede qué supuso?
El reconocimiento de la Iglesia al franquismo no estuvo nunca cuestionado —se dio a la guerra civil el carácter de cruzada—, pero ese Concordato fijó importantes privilegios para la Iglesia que se convirtió en guardián de las costumbres y la moral. Algo que tuvo una enorme influencia en los comportamientos de la época.
Cuenta en el libro el establecimiento de las bases estadounidenses en España. ¿Vivieron los americanos aislados en sus bases?
No creo que la palabra sea aislamiento, pero si hacían vida aparte fundamentalmente en las propias bases. En las zonas donde se instalaron las bases estadounidenses hubo incluso algún contrabando de cigarrillos rubios americanos. Hubo otra clase de relaciones como las que permitieron conocer sus formas de vida y la existencia de electrodomésticos que en la España de la época eran un sueño inalcanzable. Ese vivir aparte hizo que corrieran muchos rumores, algunos sin fundamento.
Con la llegada del Plan de Estabilización en 1959 y la entrada en el gobierno de los llamados tecnócratas en 1957, afines al OPUS DEI, ¿se comenzó la modernización de España?
La puesta en marcha del Plan de Estabilización significó la apertura de la economía española, que se encontraba en una situación muy difícil, al exterior. Llegaron fuertes inversiones de capital extranjero y se dinamizó la actividad, permitiendo niveles de crecimiento del PIB espectaculares. Se iniciaba un recorrido que a la muerte de Franco había convertido a España en una de las diez primeras potencias económicas del mundo.
El PIB que había a comienzos de la Guerra Civil no se alcanzaría hasta 1953
¿Por qué se tardó tantos años en conseguir el nivel de vida y el PIB que se tenía en la República?
Los destrozos de las infraestructuras durante la guerra civil fueron muy grandes, también la pérdida de vidas humanas y el importante exilio que se produjo al término de la guerra de miembros del bando perdedor. Esas dificultades se acentuaron con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, unos meses después de acabada la Guerra Civil. Añádase a ello el aislamiento del régimen hasta comienzos de los cincuenta. El PIB que había a comienzos de la Guerra Civil no se alcanzaría hasta 1953.
¿A qué ritmo creció dicho PIB después del Plan de Estabilización?
En los años sesenta y comienzos de los setenta —hasta la llamada crisis del petróleo de 1973—, impulsado por los llamados planes de desarrollo, por la internacionalización de la economía y por el creciente papel de sectores como el turismo o la capitalización que suponían las remesas de los emigrantes, permitieron crecimientos sostenidos en torno al 7 % anual, que el régimen bautizó como el milagro español.
“Los referéndums organizados por la dictadura, el de 1947 y el de 1966 fueron en primer lugar acciones de maquillaje de cara al exterior”
¿Qué papel jugaron los dos referéndums franquistas en nuestra historia reciente?
Los referéndums organizados por la dictadura, el de 1947 y el de 1966 fueron en primer lugar acciones de maquillaje de cara al exterior. Se celebraron sin las mínimas garantías. Ambos buscaron dar un barniz de “democracia orgánica” —mal asunto cuando a la democracia se le ponen calificativos— al poder que acaparaba Franco.
¿Podríamos decir que la actual monarquía tiene sus raíces en el referéndum de 1947?
La monarquía española tiene raíces mucho más profundas. Franco estableció con aquel referéndum una fórmula de Estado, según sus particulares intereses, que suponían hablar de instauración en lugar de restauración. Eso le permitía saltarse la línea sucesoria, pero no instauraba una nueva dinastía.
¿Cómo fue el humor en ese cuarto de siglo? ¿Cuál fue el papel de “La Codorniz”?
El humor durante la dictadura fue una de las vías de escape. La falta de libertades políticas, por ejemplo, hacía que se pudieran decir determinadas cosas en clave de humor, aunque podía tener consecuencias. La Codorniz se convirtió en pieza fundamental de aquel humor donde se buscaban fórmulas de eludir la censura para criticar la propaganda del régimen e incluso a sus representantes. Fue multada y algunos de sus números secuestrados.
En su libro "La España austera" nos recuerda las gestas europeas del Real Madrid y de la selección española ¿Sirvió el fútbol a los intereses del régimen?
Sin duda. Los éxitos deportivos del Real Madrid —cinco veces seguidas campeón de Europa en la segunda mitad de los cincuenta— se convirtieron en un emblema del régimen. Era una forma de distraer la atención de otros asuntos. Franco llegó a prohibir que España jugase contra la URSS en la copa de Europa de selecciones nacionales de 1960.
¿Fue el Real Madrid el equipo del régimen?, cómo denota la rápida nacionalización de Puskas como español.
El régimen, como he señalado, utilizó los triunfos del Real Madrid como elemento de propaganda. Es cierto que facilitaba mucho las cosas en cuestión de fichajes al club madridista. Pero creo que también se tejió una especie de leyenda negra en torno al Madrid, atizada por quienes no soportaban los éxitos deportivos madridistas.
¿Significó el gol de Marcelino, en el minuto 84 del partido de la final de la Eurocopa de 1964, una venganza contra los “rusos” (Unión Soviética)?
Aquel partido se planteó en la España de 1964 como un asunto nacional. La URSS —en la época se hablaba de los rusos para no mentar a los soviéticos— era la esencia del comunismo que equivalía al mal y por lo tanto algo detestable y pernicioso. Se dudó si Franco asistiría a entregar la copa al ganador porque no se tenía claro que los hiciera a los soviéticos, caso de que ganaran la final que se disputaba en el estadio Santiago Bernabéu. Basta leer la prensa de la época para comprobar el carácter que se dio a aquel partido y a la victoria española. Fue la apoteosis. Campeones de Europa, venciendo a la URSS.
La llegada de los turistas a nuestras costas, de las producciones americanas a España, la aparición de la minifalda… ¿Fueron los detonantes para nuestra apertura al extranjero?
Más que el detonante, yo diría que eran consecuencias de la apertura al exterior y señales que indicaban que había numerosos aspectos de la vida de los españoles que estaban cambiando. Las costumbres y formas de vida se transformaron en los años sesenta, desde la música a la indumentaria. Se pasaba del Dos gardenias para ti, de Antonio Machín al Black is Black, de Los Bravos o del sempiterno luto en las mujeres, a partir de una determinada edad, a la minifalda.
La televisión llegó a España mucho más tarde que a otros países de nuestro entorno
“La televisión pronto llegará”, era una canción que se oía en las radios a mediados de los años cincuenta. ¿Qué supuso la llegada de los aparatos televisivos en los hogares españoles?
La televisión llegó a España mucho más tarde que a otros países de nuestro entorno y durante algunos años los precios de los receptores estaban al alcance muy pocos bolsillos. No será hasta la segunda mitad de los sesenta cuando entre de lleno en muchos hogares españoles que habían convertido la televisión en uno de sus más ansiados deseos. Se hablaba al día siguiente en el trabajo, casi como exclusivo tema de conversación, de los programas vistos la noche anterior. Con la TV se inició la crisis del cine, el gran dominador del entretenimiento de los españoles en los años cincuenta y primeros de los sesenta. También comenzó a retirar, junto a otros factores, a los niños de las calles, que habían sido lugar de juegos y encuentros.
¿Hubo diferencias con aquel NODO que se ponía en los cines?
No muchas porque el control por parte del régimen de los medios de comunicación era absoluto. Sin embargo, a finales de los sesenta cuando la TV ya era una realidad en muchos hogares, nada tenía que ver con los NO-Dos de los años cincuenta. Se hablaba de ciertas aperturas: la indumentaria de las azafatas del Un, Dos, Tres escandalizaban a algunos.
En el libro introduce pequeñas historias que se contaban en la calle. ¿Por qué decidió introducir esos relatos?
Porque muchas de esas historias reflejan aspectos llamativos de la vida cotidiana de los españoles. A veces una historia, resume mejor que una exposición teórica determinadas situaciones que se dan en la vida diaria.
Para finalizar, haga un pequeño balance de aquellos años en que se celebraron los “25 años de paz”.
Lo de 25 años de paz fue una expresión utilizada por el régimen en 1966 en que se cumplía un cuarto de siglo del final de la Guerra Civil, en plena eclosión del desarrollismo económico que empezaba a tener importante repercusión en la vida de los españoles. Los años anteriores, a partir de la desaparición de las cartillas de racionamiento, presentan muchas luces y muchas sombras. Pero hay un dato revelador: se transformó la vida cotidiana de los españoles que pasaban del hambre a cotas de bienestar material cada vez mayores —otra cosa era la realidad política— y que modificó costumbres y comportamientos, incluida la moral y la práctica religiosa. No se olvide que en 1966 concluía el concilio Vaticano II que trajo aires muy diferentes a la iglesia católica, hasta entonces uno de los pilares del régimen.
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