El escritor vasco lleva ya siete novelas históricas en su haber. Siempre se pone su sagaz ojo en hechos desconocidos para el común de los lectores o que la historia ha olvidado injustamente. Con él, hemos viajado a la Antártida, a Venezuela, a los Estados Unidos de América o dado la vuelta al mundo con Magallanes y Elcano. Tengo el inequívoco sentimiento que el de Renteria nos seguirá contando pasajes desconocidos de nuestra historia. Mientras tanto nos revela sus motivaciones para escribir sobre el descubridor de Jerez de los Caballeros y nos cuenta algún que otro secretillo. Parece que ya está afincado definitivamente en la novela histórica. ¿Qué satisfacciones le reporta este género literario? Me gusta imaginar el pasado, dar mi versión de él, recrearme en unos detalles que podrían haber sido o no, pero que a mí me seducen. La historia es el terreno perfecto para un novelista que, como yo, pretende contar historias que emocionen. En esta ocasión, dedica su nueva novela a Vasco Núñez de Balboa. ¿qué es lo primero que le llamó la atención del descubridor extremaño? Lo monumental del personaje. Balboa, como muchos otros españoles, sufre una transformación increíble: de ser un extremeño de campo normal y corriente, pasa a convertirse en un ser completamente excepcional, en el rey de la selva panameña del Darién. Balboa es, en sí mismo, un territorio literario. Póngamos en antecedentes, ¿cúal era era la personalidad del conquistador de Jerez de los Caballeros? Un hombre dotado de una gran mano izquierda que comprendió como pocos a los indios con los que se topó. Supo reconocer los puntos flacos de los españoles y trabar alianzas con los caciques locales. Se hizo amigo de los indios al tiempo que, desgraciadamente, iba creando enemistades entre los españoles. De los cuatro cronistas españoles que hubo en ese periodo, sólo dos estuvieron en las tierras de Darién. ¿Es un mal de los españoles hablar y escribir de oído? Casi todo lo que sabemos de la Conquista es así. A fin de cuentas, los únicos que pueden contarlo de primera mano son los que están allí. A partir de esas primeras relaciones, que muchas ni siquiera son exactas, otros reformulan nuevas narrativas, y luego otras, y otras... El problema, si es que puede llamarse así, de los españoles, es que son los primeros en llegar a casi todas partes. En consecuencia, las fuentes son las que son. La novela "Vasco Núñez de Balboa" transcurre en poco más de veinte días, justo la expedición hasta el mar del Sur. ¿Por qué ha querido tratar sólo esos pocos días? Porque me entusiasman las novelas que prescinden de lo accesorio, que van al grano, que afirman que van a contar una cosa y la cuentan. Por otro lado, esos pocos días de septiembre de 1513 son un mundo en sí mismos. El viaje que aquellos hombres realizaron fue increíble y quiero que el lector lo sepa centrándome exclusivamente en él. Los antecedentes históricos, los cuenta en el prólogo del libro. ¿Ha creído necesario contar a los lectores los hechos fehacientes para entender mejor la novela? El lector de novela histórica es un lector curioso al que le gusta reunir información sobre el periodo y las circunstancias que se tratan en una novela. De ahí que yo ofrezca un contexto global para explicar mejor lo que, más tarde, los personajes van a hacer dentro de la ficción literaria. ¿Fue adecuada la política de la Corona española en el descubrimiento de la Tierra Firme? La Corona toma decisiones a miles de kilómetros de distancia sobre circunstancias que desconoce por completo. Es literalmente imposible explicarle al rey qué es la jungla darienita. Se toman decisiones acertadas y decisiones erróneas, siempre sobre la marcha, pero porque no queda otro remedio. ¿Personajes como Alonso de Ojeda o Diego de Nicuesa fueron moneda corriente en la conquista de América? A América, va el que decide que va. Quiero decir que no siempre se puede elegir. Ojeda y Nicuesa son dos ineptos, pero son los españoles que allí están. Normalmente, este tipo de hombres sucumbe de inmediato así que, aunque se dé, pasa desapercibido. Hombres con mucho más empaque, como Balboa, Cortés o Pizarro, serán los que firmen las empresas más importantes. “El objetivo de los conquistadores es obtener fortuna para reproducir en América los modelos sociales de la Castilla contemporánea”Núñez de Balboa que fue más ¿conquistador o aventurero? Conquistador, sin duda. Los españoles del siglo XVI no son aventureros, no van en pos de aventuras. Su objetivo es obtener fortuna para reproducir en América los modelos sociales de la Castilla contemporánea. Desean vivir en paz y con cierta prosperidad: una casa, unos terrenos, ganado, cultivos... Exactamente lo que en Europa no pueden conseguir. Y su novela, ¿es más histórica o ficción? Como siempre, ambas cosas. Los hechos reales están, todos, recogidos en la novela. Pero un novelista debe contar una historia construida a partir de los materiales iniciales. Muchos de sus personajes son históricos, Pizarro, Valderrábano… ¿Ha utilizado algún personaje ficticio en su novela? Muy pocos, casi ninguno. Sabemos cuáles son los reales, de modo que no es necesario improvisar. ¿Cuál fue el comportamiento de Núñez de Balboa con las tribus de Darién? De tira y afloja. Balboa no duda nunca en batallar, pero su objetivo es siempre el de llegar a acuerdos. Los conquistadores son conscientes de su inferioridad numérica y no desean ponerse en riesgo innecesariamente. Balboa siempre tiende la mano. ¿Hubo alguna tribu especialmente hostil? Los caribes siempre se mostraron muy hostiles con los españoles. ¿Cuáles fueron las tribus aliadas de los conquistadores? En el Darién, los indios Cueva. Son los que más relación traban con los españoles y a los que estos acaban por comprender. Balboa se llegó a casar con la hija de un cacique, aun niña. Sin embargo, no la tocó, como dice en la novela, ¿No se ha magnificado el comportamiento de algunos españoles generalizándolo a todos? Se ha inventado el comportamiento de muchos conquistadores españoles. Es decir, pese a no existir evidencia alguna de que, por ejemplo, violaran a las mujeres indias, se los retrata como violadores. Yo lo repito hasta la saciedad: los conquistadores no son malhechores. A los malhechores no se les permite ir a América. La Corona llevó esto a rajatabla. Los hombres que van a América no son malvados y no hacen daño por placer. No son sádicos. Cuando un cacique le entrega a su hija, una cría, a Balboa para sellar su amistad, Balboa la acepta por no desairar al cacique en cuestión, pero la mantiene en su casa como sirvienta, no como amante. Para un español del siglo XVI, la sola idea de acostarse con una niña resultaba inconcebible. ¿Cómo pudo embaucar Núñez de Balboa a tantas personas para la búsqueda de El Dorado? Porque todos los conquistadores son terriblemente ingenuos. Creen en toda clase de cuentos improbables. Aunque hay que ponerse en su lugar. La mayoría proviene de tranquilos pueblecitos de Extremadura o Andalucía. Tras una travesía oceánica, llegan a una inexpugnable selva húmeda habitada por indios feroces y desnudos. ¿Por qué no creer, a partir de ahí, en la existencia de El Dorado? ¿Ha tratado a Francisco de Pizarro con especial cariño en la novela? Yo diría que me ciño a lo que sabemos de él en esa época. Pizarro y Balboa son amigos, son compañeros. Están juntos en esto y se reconocen su valía mutua. Pizarro es aún un hombre modesto que no se ha convertido en el titán que será.
¿El descubrimiento del Mar del Sur, hoy océano Pacífico, fue una de las grandes gestas de los españoles en el siglo XVI? Sin la menor duda. Por el hecho en sí, pero también por el increíble esfuerzo físico que supuso. Si hoy en día intentamos realizar esa misma travesía con moderno equipamiento de trekking, comprenderemos lo dura que resulta. Pues pensemos que ellos la hicieron con las corazas y los yelmos puestos, sin agua embotellada, sin sales minerales para recuperarse, con la espada al cinto y mil indios hostiles acosándolos en cada recodo. ¿Cómo vemos hoy a esos conquistadores españoles de América? Como algo que no son. No son hombres malvados, sino hombres que hacen exactamente lo mismo que todas las vanguardias conquistadoras del mundo y de la historia. ¿O acaso los romanos conquistaron Europa pidiéndolo por favor? ¿O Gengis Kan era un monje cartujo? Los vikingos, por ejemplo, que gozan de una magnífica prensa y a los que nadie les derriba estatuas, eran unos palurdos que vivían de la rapiña y que violaban sistemáticamente a todas las mujeres. Se ha encontrado su ADN en media Europa. O los piratas ingleses del Caribe, otro ejemplo fantástico, que son todavía más miserables que los vikingos. Eran ladrones y criminales de la peor calaña. ¿Alguien tiene algún problema con ellos? ¿Acaso no disfrazamos a los chiquillos de piratas y los encontramos la mar de graciosos? Pues eran asesinos de españoles. Los conquistadores no fueron nada de lo anteriormente expuesto y aquí estamos, viendo cómo unos ignorantes les tiran las estatuas. ¿Los escritores de novela histórica están ayudando a quitarnos los complejos de la conquista de América? Espero que sí. Desde luego, yo estoy poniendo mi granito de arena. Y, si Dios me da salud, lo que me queda. Acabo de empezar. ¿Qué podemos aprender de ellos? Que a la vida hay que encararla de frente y sin pensárselo demasiado. Ellos así lo hicieron. En lugar de quedarse en sus pueblecitos de origen viendo cómo sus hermanos mayores acumulaban todo el patrimonio familiar, partieron hacia el más incierto de los mundos para labrarse un futuro propio. Puedes comprar el libro en:
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