La nueva novela es la precuela del longseller “Los pilares de la Tierra”. Ken Follett ha contado, durante su intervención, unas curiosas anécdotas sobre su comienzo como autor. “Yo escribía unas tres novelas al año –ahora es justo al contrario, escribe una cada tres- con diversos seudónimos y apenas vendía porque eran muy malas. Cuando escribí El ojo de la aguja, me di cuenta de que su calidad era superior y, por eso, decidí firmar ya con mi nombre”, contó muy sonriente. Por aquel tiempo, Follett era un reconocido escritor de thrillers, algunos de ellos fueron adaptados para la gran pantalla, hasta que en el año 1989 decidió pasarse a la novela histórica. Su primera novela de este género "Los pilares de la Tierra", batiría récords de ventas en todo el mundo. En España venía publicando en editoriales como Bruguera, RBA y Planeta. Cuando su agente ofreció la publicación en nuestro país, su editorial de entonces la desestimó diciendo que una novela de mil páginas no tendría apenas ventas. ¡Curiosa decisión de esa editorial" de la que no quiso desvelar su nombre. El caso es que dichos sagaces editores se quedaron sin una novela que fue un gran éxito en España desde su publicación. El escritor galés ha vendido más de 27 millones de libros en todo el mundo, "algo que pienso duplicar con mi nueva novela", dijo en tono sarcástico. En esta ocasión, su editorial ha sabido encontrar un título mucho más atractivo que la edición anglosajona que se titula “The Evening an the Morning”. Para Ken Follett, “una novela se tiene que contar en escenas, de ahí que es importante escribir escenas dramáticas, mis novelas suelen tener unas 150 escenas de ese tipo y tengo que reconocer que algunas han partido de ideas de mis lectores”, y añade “mis personajes suelen ser también muy fuertes, en esta ocasión son tres los principales, uno de ellos es un mujer muy enérgica y poderosa, Ragna”. La novela se desarrolla en los albores del segundo milenio. “Los finales del primer milenio fue una época muy oscura, sin embargo, a partir del año 1000 se empezó a remontar hacia una época más luminosa. En Inglaterra, convivían con luchas intestinas tres pueblos: los anglosajones, los vikingos y los normandos, éstos procedentes de Francia eran un pueblo muy sofisticado”, explica el escritor galés. “Quería contar la historia de esos pueblos antes de que comenzasen la construcción de la catedral de Kingsbridge. De aquellos tiempos apenas quedan restos porque se construía en madera y adobe”, expresa y continúa diciendo “me interesaba el cambio de cómo un pueblo pequeño se termina convirtiendo en una ciudad próspera y moderna. Aunque hubiese gente que prefería continuar como estaba. Hay personas que no les gusta el progreso. No quieren el cambio, algo que sigue ocurriendo en nuestros tiempos”. Ken Follett nos descubrió cómo es su forma de escribir. “El primer año lo dedico a la documentación, el segundo escribo el borrador y se lo doy a leer a mis agentes y a algunos de mis amigos y familiares, y el tercer año lo dedico a reescribirlo totalmente. Cuando comienzo la redacción del libro, el primer día suelo escribir unos tres párrafos, al día siguiente ya tengo una página donde resumo lo que quiero. Es una forma de escribir muy orgánica”, expone con pasión. “Para mí, el relato de una novela tiene que estar constantemente despertando el interés del lector. Si llevo cinco páginas y no pasa nada, eso no es una narración, es una descripción y es demasiado larga para que un lector siga leyendo. Siempre hay que escribir escenas con mucha fuerza dramática para que el lector siga pasando las páginas de un libro”, explica de manera detallada. “Me preocupa más lo que voy a escribir en el capítulo siguiente que lo que me va a ocurrir al día siguiente”Kent Follett es un infatigable documentalista para sus novelas. “Realmente, no sabemos cómo se vivía en la Edad Media, ni siquiera qué ropa interior usaban. En un tapiz encontré algunos detalles de esa vida, pero otros me los tuve que inventar. Para escribir la novela, también visité al creador de monedas antiguas más famoso del mundo que me explicó cómo se forjaban los peniques de plata y el Museo de barcos Vikingos de Oslo, ya que uno de los protagonistas es constructor de esos barcos tan impresionantes”, recuerda. Para el galés, que se siente extranjero en Britannia, "me preocupa más lo que va a pasar en el capítulo siguiente de la novela de lo que me va a suceder a mí al día siguiente”, asevera. Durante el periodo de creación vive por y para la creación literaria, aunque lo que sucede en su país le interesa en gran medida. De ahí, que se mostrase irritado con el Brexit. “Yo quiero a Europa y a los europeos”, sentenció. “En mis novelas siempre hay la lucha por la libertad, es un tema que me gusta mucho. Al comienzo del milenio, la gente luchaba por la Justicia. No existía el imperio de la ley. Eran los nobles locales los que hacían y deshacían a su antojo, casi como ahora, que los gobiernos del mundo se están cuestionando el gobierno de la ley”, elucubra sagazmente Follett. Algo que, por desgracia, estamos volviendo a vivir en unos momentos en que la Justicia y los gobiernos están en cuestión por la alta corrupción de los Estados. “Se supone que los gobiernos tienen que hacer que se respeten las leyes, pero ni ellos mismo lo hacen”, enjuicia.
En “Las tinieblas y el alba”, habla de la esclavitud, “fue un aspecto muy importante de la sociedad anglosajona. En Inglaterra, había un 10% de esclavos al comienzo del milenio y los historiadores no suelen mencionar este tema. Ser propietario de personas es lo peor del mundo”, apunta. Quizá no se dice porque muchos historiadores están al servicio del poder político y manipulan los hechos a su antojo. “Para mí, ser fiel a la historia es lo más importante”, puntualiza. “Las costumbres de aquella época era muy diferentes a la actualidad. A veces, 2 ó 3 hermanos se casaban con una única mujer para poder sobrevivir en las granjas. El matrimonio no era un sacramento sagrado. Para los normandos sí, pero los anglosajones vivían de espaldas a la iglesia”, desarrolla Ken Follett.
El autor ve muchos problemas en la actualidad, “en mi país, el Brexit está resultando catastrófico. El nacionalismo y el populismo son muy preocupantes, también el racismo y los ataques a la democracia”. Preguntado sobre su relación con España, dijo que le gusta mucho venir a España y que le dolía no poder hacerlo en esta ocasión. “Hasta tengo una estatua en Vitoria, mis amigos no se lo creen”, menciona. En “Un mundo sin fin”, se basó en la catedral de Vitoria para escribir su libro. “Es una catedral que me gusta muchísimo, pero mi preferida es La Sagrada Familia de Gaudí. Es el edificio más sorprendente que he visto en todo el mundo”, concluyó la multitudinaria rueda de prensa global. Puedes comprar el libro en:
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