Albahaca Martín (AM).- ¿Cómo y por qué empezaste a escribir?
Alfonso Larrea (AL). – Por la música. Escribía canciones y todo se fue complicando. Un día, en el instituto, una profesora de Literatura nos mandó escribir un microrrelato y me felicitó por la historia que presenté. Ese es el primer momento que recuerdo en que pensé que escribir podía ser un buen camino.
AM.- Tengo mucha curiosidad por saber qué referentes literarios tienes o mejor dicho cuáles han sido tus lecturas, ya que un escritor se va haciendo de lo que va leyendo.
AL.- Mi abuela me leía a Lorca de pequeño. En Lorca está todo. También recuerdo el impacto que supuso leer a Bukowski, Cortázar, Machado, Miller, Nin, Szymborska, Kristof; la obra de David Llorente o la poesía de Mónica Cillán. Aparte, soy militante de las bibliotecas públicas: allí donde voy las busco y me dejo llevar por los catálogos.
AM.- A colación de esto, el otro día leí una crítica de una lectora que decía: «El libro de poemas europeo más iberoaméricano que he leído este año». Qué puedes decirnos de esta afirmación.
AL.- Es un honor que Fátima Frutos, poeta y presidenta de la Asociación de Escritores Navarros diga algo así me siento halagado y agradecido; la verdad es que no sé hasta qué punto las lecturas iberoamericanas se han atrincherado en el poemario. Uno se sorprende y se completa con lo que otros descubren en lo que escribe. Mis años académicos fueron una persecución de literaturas americanas; tal vez esa búsqueda de ida y vuelta persista, aunque no conscientemente.
Soy militante de las bibliotecas públicas: allí donde voy las busco y me dejo llevar por los catálogos
AM.- Hay personas que piensan que escribir poesía simplemente conlleva abrirse y dejarse llevar para que todo fluya. Yo creo que no solo está la inspiración, que además debe haber un enorme trabajo detrás de perfeccionamiento, corrección hasta que el poema queda perfecto. En tu caso, Alfonso, cómo llevas a cabo la composición de un poemario y cuánto tiempo ha pasado para que Los poemas menguantes quedaran perfectos.
AL.- Tomo notas, desarrollo, abandono, reviso y reescribo. Descarto mucho. En el caso de Los poemas menguantes, empecé a escribirlos en 2015, y tardé un año en ver que ahí había una historia. Tres años para hacerlo, otros dos moviendo el manuscrito... y aquí estamos.
AM.- ¿Tiene Alfonso Larrea guardadas muchas cosas en un cajón? Si es así ¿las sacará a la luz para gozo de sus lectores algún día?
AL.-. Tengo más guardadas en la papelera (risas). Hay un poemario listo, a falta de una última revisión; y estoy preparando el sofrito de otro.
AM.- Si no escribieses poesía, ¿qué género cultivarías?
AL- No lo sé. Yo soy un novelista frustrado, todos mis intentos han acabado mal. Hubo un tiempo en que escribía obritas de teatro; a veces escribo cuentos. La poesía la compagino con críticas a libros y canciones.
AM.- Por último, si tuvieras que salvar del fuego los libros de poesía de un solo poeta, ¿los de quién salvarías?
AL.- Creo que sería más útil ayudando a apagar el fuego.
Gracias por esta entrevista, tu confianza y por escribir Los poemas menguantes, que como lectora me han emocionado y me han hecho sentir, algo que no es tan fácil en los tiempos que corremos.
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