No te pierdas bajo ningún concepto: SEÑOR RUISEÑOR pues demuestra que sin humor no hay sentido común, probablemente, por ello, sea el menos común de los sentidos.
Una obra de asistencia obligada para todos los amantes del teatro, pues junto al sentido común a través del humor, hay una brillante utilización de la técnica, diaporamas, audiovisuales, siempre puestas al servicio de la historia y el arte, nunca el arte al servicio de la técnica.
Por qué hay ingenio, chispa, buen hacer teatral.
Hemos visto muchas obras de teatro, pero en este hay algo más que buscamos los espectadores-críticos en las obras indiscutibles y en la Sala Verde de los Teatros del Canal se respiraba el aroma de las grandes ocasiones.
SEÑOR RUISEÑOR es un éxito, éxito que se obtiene cuando se abre la puerta de la emoción en los espectadores, se puede entrar por la puerta principal o la de servicio, cuando se llama sin avisar, se corre el riesgo de ser arrojado a la calle. Aquí la emoción estaba garantizada y avisada y entró por la puerta principal, la del corazón de los asistentes.
Si el teatro es drama y el drama es belleza, en esta obra se ha conseguido la cumbre de belleza turbadora y extraer, con exquisita sensibilidad, la hermosura de esa tragedia sombría de la élite oligárquica provinciana que pretende perpetuarse en el poder.
Una sátira total que llega al esperpento, aunque en este caso la realidad supera, con creces, a la ficción esperpéntica.
Santiago Rusiñol era un hombre de espíritu renacentista, coleccionista de hierros antiguos, dramaturgo, poeta, actor, un ser lleno de anécdotas que oscila entre el humor y la ironía más brillante sin dejar de compaginarlos con la melancolía y los períodos de retiro. Después de ellos, siempre volvía a la carga.
Catalán cosmopolita, abierto, y que encarna la introducción a la vida sexual, a la belleza y al arte: Él sólo comulgaba con el arte. Reivindicaba el arte como patria universal frente a las patrias identitarias.
SEÑOR RUISEÑOR, además de la sátira, transmite también esa belleza, con una escenografía funcional, elegante, mínima.
Hay sencillez, y música, y hondura. Y juego, mucho juego. Para Els Joglars teatro es jugar, como cuando de niños jugábamos a vaqueros e indios.
Els Joglars vuelve a los Teatros del Canal más en forma que nunca, con otra de esas sátiras políticas que han caracterizado a la compañía desde que se fundó en 1961, en las que ésta ha tirado de humor y esperpento para ironizar con nombres como Franco, Jordi Pujol, Felipe González, Salvador Dalí o Pasqual Maragall.
Una mirada ingeniosa y cómica al conflicto catalán, que reivindica el arte como antídoto contra fanatismos políticos.
En ella, una serie de escenas y situaciones pintorescas combinan la realidad que se vive hoy en Cataluña con el arte, representado en la figura del intelectual Santiago Rusiñol, a quien llamaban Ruiseñor en Aranjuez (de ahí el título), y que ha pasado a la historia no solo por su obra sino también por sus escritos y su participación en los círculos modernistas que encontraron gran eco en la Barcelona del siglo XIX.
Aquí encarna al artista el conocido dramaturgo Ramón Fontserè, que también se ocupa de la dramaturgia junto con Dolors Tuneu y Alberto Castrillo.
La pieza muestra a Rusiñol en su estudio-museo, donde está pintando La morfina, una pintura muy significativa en su trayectoria ya que él mismo fue adicto a esta droga.
El efecto del estupefaciente lo sitúa ante la irrupción de unas huestes destructivas que acaban con su casa-museo y sus objetos, pinturas y obras literarias.
El enfrentamiento y los conflictos se suceden con ferocidad, sarcasmo y humor, con Rusiñol defendiendo una forma de vida que se resiste a desaparecer ante el asalto de lo que considera la barbarie.
Pero, ¿se trata del auténtico Rusiñol o de un guía reubicado en espera de la jubilación, que actúa en la visita teatralizada del museo?
¿Es simplemente el conflicto laboral de un empleado cuyo desequilibrio le ha llevado a creerse el personaje, y se niega a cambiarlo ante la imposición de nuevos héroes y mitos revolucionarios?
La obra persigue conmover al espectador pero también generarle reacciones, y reivindicar el arte como patria universal, arma de destrucción de fanatismos y forma de expresión libre y sin tabúes.
La realidad actual contrastada con lo que fue, en el pasado, esta sociedad a orillas del Mediterráneo.
Se podrá ver hasta el próximo 20 de septiembre, en la Sala Verde de los Teatros del Canal..
Información sobre horarios y entradas en este enlace.
https://www.teatroscanal.com/espectaculo/senor-ruisenor-joglars/
FICHA ARTÍSTICA
ACTORES Ramón Fontserè, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Xevi Vilà, Juan Pablo Mazorra, Rubén Romero
DIRECCIÓN Ramon Fontserè
DRAMATURGIA Ramón Fontserè con la colaboración de Dolors Tuneu y Alberto Castrillo – Ferrer
DIRECCIÓN DE ESCENA Alberto Castrillo – Ferrer
ESPACIO ESCÉNICO Anna Tusell
DISEÑO DE ILUMINACIÓN Bernat Jansà
PROYECCIONES Manuel Vicente
DISEÑO DE VESTUARIO Pilar Sáenz Recoder
DISEÑO ESPACIO SONORO David Angulo
DIRECCIÓN TÉCNICA Y ATREZZO Pere Llach
CONSTRUCCIÓN ESCENOGRAFÍA Pere Llach
COREOGRAFÍA Cía. Mar Gómez
ASESOR MUSICAL Enrique Sánchez Ramos
COLABORACIÓN MUSICAL Francesc Vidal
PRODUCCIÓN EJECUTIVA Montserrat Arcarons
DISTRIBUCIÓN Y COMUNICACIÓN Montserrat Arcarons, Oriol Camprubí
FOTOGRAFÍA David Ruano Fotografía
DISEÑO GRÁFICO Arkham Studio
JEFE TÉCNICO EN GIRA Pere Llach
REALIZACIÓN DE VESTUARIO Eugeni Caireta, Mª Àngels Pladevall
POSTICERÍA Santos y Damaret
CATERING Restaurant Hort d’en Roca
Agradecimiento especial a ALBERT BOADELLA