Dentro de pocas fechas, Martínez Laínez publicará en Ediciones B una nueva novela histórica, “El Declive”, que pondrá fin a su trilogía “La senda de los Tercios”, en esta ocasión es la batalla de Rocroi la protagonista de su obra. Una derrota de los Tercios que se magnificó y no fue tan desastrosa como pudo parecer en un principio. En la entrevista, el autor nos hace un pequeño balance del certamen en el que va a participar la semana que viene y nos adelanta la trama de su última novela donde el espionaje jugó un papel importantísimo.
El 7 de septiembre arranca la IV Edición del Festival Literario Black Mountain Bossost. ¿Cuál ha sido su experiencia en anteriores ediciones?
Lo que empezó siendo un proyecto “amateur” un tanto quimérico, en uno de los lugares más remotos y espléndidos de España, como es el pueblo de Bossóts en el valle de Arán, ha terminado siendo un punto de referencia importante y en trayectoria ascendente vinculado a la literatura criminal. Algo que se explica por el decidido apoyo del alcalde de Bossóts y el inaudito empeño de mi veterano colega José Luis Muñoz, escritor infatigable y agitador cultural inasequible al desaliento, y de su compañera Lluna.
Este año le entregan el premio especial a toda su carrera, ¿qué le supone este reconocimiento?
Supone un aliciente por tratarse de un premio casi “familiar” entre gente escritora y amiga. Lo interpreto como un saludo fraternal a una trayectoria de largo alcance. Juan Marsé decía que los premios tienen muy poco que ver con la literatura, y espero que, en este caso al menos, en Bossóts no sea así y la literatura y las vivencias vayan unidas.
¿Qué escritores le han precedido en este galardón?
Andreu Martín y Juan Madrid. De los tres yo soy el más veterano, pero empezamos a interesarnos por el género negro casi al mismo tiempo, cargados de ilusión en los lejanos años de la llamada Transición, y la amistad entre nosotros se mantiene.
¿Qué siente al compartirlo con estos grandes autores?
Siento que representamos una época de relevo, que puso en candelero a la novela negra en España partiendo casi de cero. Fuimos autodidactas que se lanzaron a la piscina sin apenas saber nadar, pero solo hay una manera de escribir, que es escribiendo, y a veces la frescura de los inicios resulta mucho mejor que las elaboraciones marchitas. Éramos jóvenes, inexpertos y literariamente ambiciosos, cada uno con su propio estilo y sus obsesiones. Buenos tiempos para novelar, vistos desde ahora.
"El Black Mountain tiene un menú muy variado y cada cual debe elegir el plato que más le interese"
¿Cuáles van a ser los platos fuertes del certamen de este año?
Los temarios de las mesas redondas y las conferencias son muy variados y el nivel de participación es muy homogéneo. El programa abarca desde debates ideológicos a presentación de primeras novelas sobre asuntos que van desde la evolución histórica al terror. Es un menú muy variado y cada cual debe elegir el plato que más le interese. Sin olvidar que la pandemia que nos afecta lo condicionará todo y seguimos amenazados de cuarentena.
¿Qué le parecen las medidas de seguridad sanitaria que se han establecido?
Tengo fe en los organizadores y en que el virus se tome un descanso en el Valle de Arán.
¿Van a afectar al desarrollo normal del Festival?
Por supuesto. El número de presentes en los actos está previsto que sea limitado y habrá mascarillas permanentes. Será un encuentro muy atípico, pero los expertos en el asunto dicen que está bajo control.
¿Cómo está afectando a los certámenes literarios el confinamiento?
Hay cierta prevención, como es lógico. Pero de momento todo sigue su curso, como está previsto.
En el curso de guerras, epidemias y catástrofes cualquier ser humano es capaz de aguantar cosas mucho peores
¿Soportaríamos un nuevo confinamiento con el Covid-19?
Algunos lo soportarían y otros no, depende de las circunstancias, como ocurre siempre. Pero en el curso de guerras, epidemias y catástrofes cualquier ser humano es capaz de aguantar cosas mucho peores.
¿En qué actividades va a participar en el festival de este año?
Una mesa redonda sobre tres genios de la ficción terrorífica: Poe, Stevenson y Lovecraft, otra sobre la revisión histórica, un cara a cara con José Luis Muñoz, la presentación del premio de novela negra Black Mountain, que se entrega al final del certamen, y la recogida de mi propio premio que, por cierto, incluye una escultura en hierro forjado de la artista Ángeles Freixenet, autora de obras magníficas y esposa de otro de los iniciadores del “negro” español, Manuel Quinto.
¿Tiene prevista la publicación de algún otro libro esta temporada?
Una novela histórica que sale en octubre titulada “El Declive” sobre la batalla de Rocroi, que cierra la trilogía “La senda de los tercios”. El protagonista es el director del espionaje hispano, que en aquella época era muy activo y eficiente aunque fallara en Rocroi, lo que fue una de las causas principales de la derrota.
Vuelve a la novela histórica. ¿Tiene el corazón dividido entre el género negro y el histórico?
En cierto modo, así es, pero con mis novelas históricas trato de romper algunos moldes y clichés que se vienen repitiendo desde Walter Scott. Es el camino que me gusta y respeto cualquier opinión contraria a condición de que no te quieran imponer la suya. El escritor que le dice a otro cómo tiene que escribir es un idiota. Otra cosa es que te guste o no. Para empezar, no me interesa reincidir en la novela de aventuras con telón de fondo histórico, aunque suele ser la fórmula más atractiva para el gran público. Busco sobre todo una ambientación profunda, donde se mezclen personajes reales y de ficción, capaz de captar la esencia de una época que determina los sucesos y superando lo anecdótico, entrando a saco, si es necesario, en los datos reales. Se trata de una búsqueda que asumo, a sabiendas de que hay a quienes puedan extrañarle los cambios de tiempo y espacio con los que trato de desafiar la imaginación del lector, algo que en el fondo ya es viejo, y que la novela “main stream” ha superado con creces desde los tiempos de Faulkner.
Si tuviera que decidir con cual se quedaría.
Algo en la línea de “Yo Claudio” de Robert Graves y “Canadá” de Richard Ford. A la hora de elegir lo echaría a suertes.
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