Ha publicado las novelas "Continuará" (Chiado Editorial, 2016) e "Infinito" (Seleer, 2017) mantienen las características del thriller mientras adentran al lector en la reflexión y en la profundidad vital, aproximándolo a la psique de los personajes. Y es que, todo lo improbable puede discurrir en los pasos dados y en las actitudes vertidas.
¿Cuál ha sido el proceso de construcción de la obra Serendipia?
Yo soy una autora de papel y bolígrafo. Serendipia se construye sobre ese papel, delineando personajes y escenas. Toda la composición de la trama estaba prevista ya antes de comenzar a escribir sobre el teclado. La historia se hace real mucho antes de escribir el primer capítulo.
¿Le ha llevado mucho tiempo construir la trama?
La trama de Serendipia tiene muchas aristas, muchas conexiones y pequeños detalles que no puedes obviar porque se vendría abajo.
Fue un proceso de meses determinar todos los vínculos intrínsecos para cerrar la tela de araña que compone la trama para que el lector, al concluir la novela, tenga la sensación de que todo está conectado.
¿Cuál ha sido el capítulo más difícil de narrar? ¿Y el más sencillo?
No podría hablar de capítulos, pero sí de personajes. Elena Márquez empezó a delinearse y a tomar protagonismo en las novelas anteriores por lo que pertenece a mí. Sin embargo, Xoxé representó un reto, afrontar su mochila emocional fue difícil por lo que supone.
¿Aparece su álter ego en alguno de los personajes?
¡No! jaja. Aunque creo en las mujeres fuertes y construidas sobre la base de sus propios sueños como la inspectora Elena Márquez.
Politóloga, directora del festival Guadalajara en Negro, presentadora en Cadena Ser, con varias obras publicadas a sus espaldas. ¿De qué fuentes bebe para inspirar sus escritos?
No sé si bebo pero si observo. Y lo más destacable que puedo observar es la realidad que me rodea, las cuestiones humanas que me interesan y el compromiso con mis axiomas.
Desde su punto de vista, ¿cómo ha afectado la pandemia al sector literario?
Lo ha terminado de derruir un poco más. Vivimos tiempos confusos en la industria que ya arrastrábamos, creo que sin saber adaptarse demasiado a la revolución tecnológica y apostando, casi siempre, por el beneficio y no por el contenido.
Si además sumamos la falta de apoyos estructurales por parte de las administraciones y la competitividad con otros formatos de ocio entramos en arenas movedizas.
No podemos permitir que sufran y cierren los espacios y editoriales donde la dignidad aún es garante.
Sus novelas presentan thriller psicológicos ligados a complejos personajes. ¿Se siente amordazado a un género en concreto o tiene capacidad de adaptación camaleónica?
No, tengo la suerte de ser libre escribiendo. No estoy amordazada ni por géneros ni por contratos por lo que me permito escribir sobre lo que más me apasiona: la complejidad de la mente humana y su comportamiento y el análisis de las realidades económicas, sociales y políticas.
Todos vivimos limitados por el hilo invisible del sistema político en el que nos desarrollamos por lo que no podemos sentirnos ajenos a él y yo aún creo en la literatura que sirve para cuestionar y poner frente al lector los agujeros del sistema y de lo que éste hace con sus gentes.
El género negro está representando uno de los salvavidas para la industria editorial
El sector editorial es uno de los que más pérdidas económicas ha sufrido a raíz de la pandemia. ¿Qué espera de Serendipia?
Vivimos tiempos difíciles para el lanzamiento de una nueva novela pero no podemos dejar de creer en el camino.
Iniciamos el recorrido esperando que aquel lector al que le apetezca aproximarse a ella disfrute de sus líneas. En el mes de septiembre, si el COVID nos lo permite, tenemos previstas varias presentaciones que aún no sabemos si podremos llevar a cabo. La coyuntura vírica hace que todo sea imprevisible y que no existan planes ni a corto plazo.
Si me preguntas por términos económicos no espero nada….jajaja
Pero aprovecho para ESPERAR de las instituciones. Es obligación de las instituciones, sobre todo de las de proximidad, de las locales, apoyar y crear cultura.
Aunque a veces me parece algo incongruente con el sistema, aún espero que éste no abandone a la ciudadanía y la permita, sobre todo en esta coyuntura, seguir generando espíritu cultural.
Es conocido que muchos creativos están preparando sus próximos trabajos en torno al COVID-19. ¿Alguna vez se le ha pasado por la cabeza la idea de escribir una historia relacionada con el coronavirus?
No, no me apetece demasiado. Quizás porque el sufrimiento está siendo demasiado real y cercano o porque creo que deberíamos tomar un poco de perspectiva. Es mi pulsión geopolitica la más interesada de el tema. La literaria afrontará nuevos retos que no tienen nada que ver con el COVID-19 y en todo caso, creo que sería más interesante crear sobre la crisis económica que nos sobreviene que sobre la epidemia en sí.
En la actualidad nos vemos sobrepasados por literatura de crímenes. ¿Qué hace diferente a su novela?
El género negro está representando uno de los salvavidas para la industria, existen lectores muy fieles y otros que han descubierto que este género va mucho más allá de resolución de una investigación.
Serendipia además intenta, como mis novelas anteriores, adentrarse en la mente de los personajes, descubrir los porqués de sus comportamientos y descifrar los mecanismos que nos llevan a tomar decisiones.
En Serendipia, más que la trama (de la que espero disfruten de su lectura) descubrirán personajes con puntos de sutura emocionales que deben enfrentarse a los días de la mejor manera que les sea posible. Creo que esa mochila emocional es la que más se refleja en Serendipia. Sin dejar de ser un psicothriller, claro.
¿Cuál es su próximo proyecto?
Estoy en proceso de documentación aún, pero esta vez sumaré pasiones. Integraré el psicothriller en una trama de connotación política.
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