Me parece que el título de miscelánea le hace un flaco favor a este libro biográfico, donde figuran un número importante de mujeres. No obstante antes, y como preámbulo indicaré, sin acrimonia, que Alfonso XI no es rey de Castilla y, por lo tanto, no existe el Reino de Castilla individual; ya que este onceno monarca lo es de Castilla y de León, y así debe indicarse en los reinos. No se le entregan plazas fronterizas a Castiella (nomina en llingua llionesa sobre el Estado enemigo de León) en 1267 (tratado de Badajoz), sino al Reino de León, que no desaparece nunca y en ninguna circunstancia. Y nunca se califica en el Reino de León, e incluso en Castiella, a Pedro I como Cruel sino como “Nuestro Señor el Justiciero”, título que recibe entre los seguidores de los Trastámara. Uno ya está ahíto de tanta Castiella, Corona de Castiella, etc, términos inexistentes y anhistóricos. A continuación me ceñiré a algunos de los capítulos que para mí, como medievalista e historiador legionense, tienen más interés; sin desdeñar, en ninguna circunstancia, a este magnífico libro grandemente esclarecedor. “Cronica de D. Alfonso el Onceno de este nombre, de los reyes que reynaron en Castilla y en León”. El primer ejemplo es el de Isabel de Hungría por H. Bubnó, nacería en el año 1207 y pasaría a mejor vida en 1231. A los 14 años se matrimoniaría con Luis IV el Piadoso, landgrave de Turingia; tras enviudar elegirá el exilio voluntario, ya que sus relaciones con sus cuñados son pésimas. Fallecerá en Marburgo, la vigilia del 17 de noviembre. Sería canonizada por Gregorio IX en 1235. Adoptará las normas franciscanas, con la consiguiente vida de caridad, hasta vendiendo sus joyas o trabajando cómo costurera cuando la donación de limosnas lo requería. Su culto llega a las Españas por mediación de su hermanastra Violante, regia esposa de Jaime I el Conquistador de Aragón. La magnífica reina María de Molina de León y de Castilla, es otra de las mujeres estudiadas. En la Crónica de su nieto Alfonso XI se la define como “Noble et muy virtuosa señora”. Era nieta de Alfonso IX de León, sobrina de Fernando III de León y de Castilla, prima-carnal de Alfonso X el Sabio de León y de Castilla y tía segunda de Sancho IV de León y de Castilla. Se casará en Toledo en 1282 con el futuro Sancho IV, aunque este atrabiliario monarca ya estaba casado con Guillerma de Montcada, aunque el matrimonio no se consumó. Entonces el papa Martín IV reacciona con gran dureza calificando a las bodas de “incestas nupcias, excesus enormitas”. Como los seguidores de su padre (fallecido en 1284) estaban localizados en Sevilla, en su catedral serán coronados como reyes de Castilla y de León, el 19 de junio de 1284. La reina era de arraigada personalidad, y desde el inicio se implica en la gobernación de sus reinos de León y de Castilla. Dentro de las localidades de su señorío, destacan con luz propia dos, una es la leonesa Toro, que incluso utilizó como refugio durante la guerra civil por la minoridad de Fernando IV; y otra Valladolid donde murió el 1 de julio de 1321. Su fallecimiento pudo deberse a algún tipo de neoplasia genital; ya que en el Medioevo las mujeres padecen cáncer de cérvix uterino o infecciones puerperales por sobreparto, patologías que las llevan a la tumba. La prof. Recuero Lista, especialista indubitable en el rey Alfonso XI de León y de Castilla, nos acerca al enfrentamiento entre María de Portugal y Leonor de Guzmán, ambas en el corazón, poder y lecho del susodicho soberano. Alfonso XI tiene un concepto claro sobre el fortalecimiento del trono. Lo que sorprende es que en ningún momento la amante intentó presionar para que fuese deslegitimado el matrimonio regio, y podría haber obtenido la disolución papal del mismo, ya que María de Portugal y el monarca eran nietos de Sancho IV de León y de Castilla. La de Guzmán tenía suficiente poder y no necesitaba un anillo marital, además de que el trono portugués no lo iba a permitir. Del enlace de ambos (Alfonso XI y María de Portugal) nacerá el futuro Pedro I, con una niñez arrinconada, sintiéndose humillado por aquella troupe numerosa de hermanastros, y desarrollará un enorme odio hacia ellos. En 1330, Alfonso XI llega a Sevilla y…:”(…) en fermosura era la mas apuesta mujer que avie en el rreyno”. Desde el primer momento, Alfonso y Leonor tratan de asegurar el futuro de su progenie, con cargos, señoríos y matrimonios ventajosos. Estas dos mujeres dejan claro cuál era el rol femenino en la Baja Edad Media, intervienen en la política, gestionan sus señoríos, y son elementos fundamentales en los Reinos de León y de Castilla. El último acercamiento que voy a realizar se refiere al capítulo dedicado al rey Pedro I y sus mujeres, por la prof. Montes Romero-Camacho, solo indicaré los nombres de las conocidas y los hijos que tuvo con ellas. Como estudio forense indicaré que su estatura era de 1’68-1’70. María de Padilla (4). Blanca de Borbón. Juana de Castro (1). María González de Hinestrosa (1). Teresa de Ayala (1). Isabel de Sandoval (3). El historiador contemporáneo Pero López de Ayala, proclive a los Trastámara, lo define claramente: “Fue el rey don Pedro assaz grande de cuerpo, é blanco é rubio, é ceceaba un poco en la fabla. Fue muy trabajador en guerra…”. A pesar de los pesares, el rey de León y de Castilla tuvo una habitual y regia inconsistencia en sus amoríos, pero su hermanastro Enrique II no fue mucho más ortodoxo; lo habitual de estos comportamientos en reyes y magnates, ya no escandalizan a sus ciudadanos de la Baja Edad Media. Extra historiam nulla salus! Puedes comprar el libro en:
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