Como reza el subtítulo de Tiempo vivo, el nuevo poemario de Carlos Alcorta, se trata de un volumen de “haikus y otras formas breves” que hace de esta edición para amigos, con la que Septentrión Ediciones inaugura su colección “Abra del Pas”, un libro atractivo no solo para los amantes de la célebre estrofa japonesa sino también para aquellos que encuentran en la expresión mínima la verdadera esencia de la razón lírica. Con una cuidada edición, cubierta verjurada con solapas y guardas, el volumen se divide en tres apartados, el primero y principal, donde el poeta de Torrelavega agrupa más de doscientos haikus, que en su inmensa mayoría se ciñen al canon que desde finales de los años cincuenta se impuso en los países de habla hispana, especialmente en España y México; una segunda parte donde tienen cabida esas otras formas breves, desde aforismos a seguidillas, con un amplio arco temático; y por último un texto en prosa a modo de epílogo donde el autor trata de justificar la elección de dichas formas para expresarse. Como decíamos, Carlos Alcorta decide emplear los dos géneros literarios más de moda en los últimos años y que no se encuentran entre sus predilectos a la hora de crear, como confiesa en la aclaración final, es por ello que lo hace con actitud crítica, reuniendo composiciones dispersas con un criterio ético y estético, que si bien son ortodoxas en la forma no lo son tanto en el fondo pues sus temas se alejan de la naturaleza, fundamental en Japón, para centrarse en los pensamientos y las emociones, donde las inquietudes y los recuerdos del poeta afloran irremediablemente pues el paisaje que describe es interior, donde el tiempo excede la fugacidad del instante para eternizar otros momentos, en los que no faltan las reflexiones sobre el sentido de la poesía. Podemos hallar, sin embargo, algunas composiciones que nada tienen que enviar al haijin más avezado, veamos un ejemplo:
La niebla ciega la cumbre del collado. Lluvia en los párpados.
Pero es en los “haikus” más heterodoxos donde brilla la mirada introspectiva del poeta:
Ola tras ola olvido mis pesares. Luego regresan.
Una mirada particular que se intensificará en la segunda parte, donde el autor alcanza un sereno equilibrio entre ingenio y gracia:
El viento que agitaba tu pelo en la fotografía sigue soplando en mi memoria.
En conclusión, Carlos Alcorta nos viene a demostrar una vez más su compromiso con la poesía, y en esta ocasión lo hace de una manera especial, sintetizando su estilo en aras de alcanzar el núcleo de la idea, ofreciendo al lector una imagen, un tacto, un sonido, un olor o un sabor familiar para que este la complete con su propia experiencia. Gracias por esta libertad sensitiva. Puedes comprar el libro en:
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