Como Luis Vélez de Guevara en “El diablo cojuelo”, Simona Sparaco levanta tejados o derrumba fachadas para entrar en las casas de sus protagonistas para contarnos lo que sucede entre sus paredes, metiéndose en sus secretos cotidianos y en su vida íntima. “Mi primera idea para la portada fue una casita de muñecas como con las que jugaba en mi infancia”, dice la escritora nada más comenzar nuestra conversación en uno de los salones del Instituto Italiano de Cultura de Madrid. La novela comienza con el incendio que se declara en la casa de los protagonistas de la novela la noche de un 23 de marzo. “Quise empezar así porque era un hecho crucial para todos los que vivían allí y que todos los lectores supiesen lo que va a pasar, luego desarrollo una cuenta atrás hasta ese momento. Ya sabemos el final, pero no lo que acontecía en cada una de las casas de todos ellos. Es algo parecido a lo que hacía Alfred Hitchcock en alguna de sus películas”, explica la escritora con un dulce acento romano. “He querido reflejar en El silencio de nuestras palabras el silencio que hay en muchas familias, pero cuando sucede un acontecimiento desastroso, como el de las Torres Gemelas, se tiene necesidad de comunicar. ¿Qué es lo que se dice en una última llamada a un familiar?, esa era la cuestión fundamental que quería señalar. Qué cosas importantes son las que se dicen en esos últimos momentos. No se habla de frivolidades cuando va a ocurrir un hecho crucial”, expone Simona. La novela está inspirada en el incendio de la Grenfell Tower de Londres de 2017, pero Simona ha trasladado esa experiencia a un edificio de Berlín que existe realmente y que conoce perfectamente, donde viven emigrantes de diferentes países. “Evidentemente, es una novela coral, donde se refleja el miedo que sienten todas esas personas ante una catástrofe”, apunta. Pero no es sólo el miedo a la vida lo que tienen los vecinos del edificio. Al llegar a un momento crucial la sinceridad toma un papel preponderante. “La sinceridad más difícil es la que tenemos con nosotros mismos”, señala la escritora de forma tajante y añade “en la vida se crean paredes que nos alejan de lo que deberíamos ser, por eso es importante encontrar la fuerza necesaria para decirnos a nosotros mismos lo que deberíamos escuchar”. Simona Sparaco es una escritora que pone especial atención en el ritmo de los personajes, en sus anteriores novelas tenían como protagonista a una única mujer. “En esta ocasión he querido hacer una novela coral con diferentes personajes. Creo que el que me ha salido mejor ha sido el de Bastian, todo un experimento para mí”, reconoce la escritora italiana. “Todos son personajes que tienen la valentía de realizar muchos retos, todos provienen de culturas diferentes, de ahí que la forma en que se enfrentan a esos retos sea diferente”, puntualiza. Al poco de comenzar a escribir “El silencio de nuestras palabras”, Simona se quedó embarazada. “Tuve que retomar el tema para ajustar las fechas al premio porque quería presentarlo al Planeta. Soy una gran seguidora y lectora de los ganadores de dicho premio en España y me hacía especial ilusión mandar mi novela al concurso”, confiesa la escritora. “Cuando escribo exorcizo mis miedos”“El estar embarazada fue como una invitación a la vida. Se saca fuerzas de donde no se tienen y te da mucha confianza. El libro fue un reto más, además cuando escribo exorcizo mis miedos”, evalúa Simona con una sonrisa en los labios. De todos los protagonistas de su novela Polina es su preferida. “Ella me ha dado una demostración de la vida y la muerte. Ella era un personaje débil, pero que sabe llevar a su familia pese a todos los problemas”, apunta. Todos los personajes de su novela son muy diferentes, “algunos me ha costado describirlos más que otros, sobre todo los que tienen relación con sus madres. Cuando era más joven me costaba abordar estos temas. Yo viví muchos años en el extranjero y sé lo que es la ansiedad de una madre y la familia. La mía me llamaba más de diez veces al día. Me llegaba a agobiar”, reconoce Simona sin dejar de sonreir. El único problema que reconoce ha sido “la construcción de los diálogos. Me importa mucho que cada uno tenga su propia voz diferenciada. Por eso, he intentado conocer a los personajes como si fuesen reales, se puede decir que he vivido y compartido con ellos mucho tiempo, es una actividad muy onírica”. Tal es así que “una vez había comenzado a escribir la novela, los personajes me han influido y he cambiado lo que tenía pensado en un comienzo”, finaliza Simona Sparaco. Puedes comprar el libro en:
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