El nuevo Indiana Jones practica submarinismo, fotografía sus hallazgos con el teléfono móvil y no lleva brújula ni látigo. La vida de Aitor transcurre de aventura en aventura. Mientras bucea junto a su novia entre los restos de un galeón español hundido en las Bahamas, el descubrimiento de un extraño objeto cambia su vida para siempre. La pieza en cuestión entraña un enigma apenas detallado en algunos escritos, un secreto que ha permanecido fielmente guardado durante muchos siglos: la roca sagrada de los caballeros templarios.
Solo aquellos que han dedicado su vida a protegerla durante dos mil años conocen su verdadera historia. Una vibrante búsqueda llevará a nuestro protagonista a través de las ruinas de Petra, las áridas arenas de Egipto y la asombrosa ciudad santa de Jerusalén; lugares milenarios, mágicos y repletos de historia que serán los escenarios de esta fabulosa aventura rodeada de misterio, peligro y muerte.
Perseguidos por unos peligrosos mercenarios de gatillo fácil que les pisan los talones, Aitor y sus compañeros de expedición se adentrarán en una trepidante travesía por tierra y por mar para intentar dar respuesta a un enigma, cuyo esclarecimiento puede hacer temblar los cimientos de la humanidad.
Cuenta Iván Gilabert que el personaje de Aitor no tardó en cobrar vida propia, trazando su propio relato a través de las páginas de la novela. «A partir del cuarto o quinto capítulo, como casi siempre me sucede con los personajes, Aitor toma las riendas de la historia y teje su futuro, decidiendo meterse poco a poco en el papel de un intrépido buscador de tesoros», asegura el autor.
Iván Gilabert (Barcelona, 1972) tiene desde niño dos pasiones: el mar y la lectura. De la primera hizo su profesión. En 1995 empezó a trabajar en una tienda de submarinismo, lo que le ligó al mundo del mar como comercial, técnico y, más tarde, como instructor; hasta que una lesión de rodilla puso fin a esta aventura profesional a finales de 2015. Durante esos veinte años viajó por medio mundo y buceó en multitud de arrecifes, barcos hundidos, cuevas, lagos, bajo el hielo y otros lugares maravillosos.
Mientras tanto, su segunda pasión, la lectura, siempre estuvo presente. Creció leyendo libros de Julio Verne, J. J. Benítez, Stephen King, Isaac Asimov, Robin Cook y cualquier autor que fuera capaz de distraer su mente durante horas. Y, sin esperarlo, apareció en escena una tercera pasión que nació de esos largos días de inmovilización y que había permanecido dormida: la escritura.
Así, ha publicado varios relatos en diferentes webs y blogs, también en Leemur (uno de los cuales fue elegido para aparecer en el primer libro impreso de relatos cortos de dicha aplicación), así como las novelas Atlantes, Diario del viajero y Virus Z.
Sus géneros preferidos a la hora de escribir son los thrillers de ciencia ficción y fantasía, mezclados con algo de aventura, fieles a la historia y la evolución del hombre, con una pizca de suspense y siempre tocando esos temas que todavía no tienen una explicación clara o que, simplemente, aún no estamos preparados para entender.
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